Un parte de bajas que asusta

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Así quedó el tobillo de José Luis tras el pisotón de un jugador rival. Pueden apreciarse los tacos marcados (Foto: Fútbol Pitiuso).
Así quedó el tobillo de José Luis tras un encontronazo con un jugador rival. Pueden apreciarse los tacos marcados (Foto: Fútbol Pitiuso).

diariodeibiza.es Desde la banda de El Montecillo, ese campo de césped totalmente descarnado, un viejo Atocha en miniatura, el pasado domingo Mario Ormaechea y su cuerpo técnico tuvieron que gritarle a más de un jugador de la Peña Deportiva que no arriesgara en el descuento del partido contra la Arandina. Ir a por el empate a dos, teniendo en cuenta todo lo que había sucedido en las dos horas anteriores, parecía un suicidio fuera del 110 x 65. Dentro, con las emociones a flor de piel y la motivación por las nubes tras el 2-1 que firmó Diego Piquero en el minuto 82, la película era bien diferente. Estaba teñida de épica.

«Pau Pomar me dijo cuando el árbitro pitó el final: ´Esto dura cinco minutos más y les empatamos´». Así describía Vicent Egea, la sombra de Ormaechea desde el curso pasado en el Sant Rafel, la ambición de los blancos pese a las dificultades. Que nadie les dé por muertos, venía a decir el preparador físico del club santaeulaliense, «pieza clave», según comenta su entrenador y jefe, en el título logrado este año en Tercera.

Ayer, tras la dura batalla de Aranda de Duero (que dejó tres lesionados), tenía previsto hacer parte de bajas en un entreno «tranquilo, que lo importante es recuperar cuantos más futbolistas mejor para el próximo domingo».

Alberto Moreno, ´Chupi´: «Es muy difícil, casi imposible contar con él para la vuelta contra la Arandina. Se fastidió el abductor derecho mientras calentaba en un mal movimiento. El césped en el que nos tocó jugar estaba impracticable. ¡No me quiero ni imaginar cómo tiene que ser eso en invierno!», explicó Egea, quien no ve a Chupi en condiciones óptimas para vestirse de corto el próximo fin de semana. Sin el capitán Berto Suárez entre los disponibles («El diagnóstico que le hizo la Mutualidad, demostrándose después que tenía roto el cruzado, es una muestra de la película de terror que supone cada vez que te atienden en ese servicio»), Youssouf vuelve a perfilarse como la única solución posible para acompañar a Rubén Martínez en el centro de la zaga. Al guineano, Ormaechea prefiere alinearle como mediocentro.

José Luis Pérez : Para esa posición, el responsable de la preparación física de la Peña Deportiva intentará recuperar el tobillo del ´pit-bull´ del equipo. El incansable José Luis, básico en los esquemas del míster catalán tanto en las últimas campañas en el Sant Rafel como en esta temporada en Santa Eulària –al romperse la rodilla Sergio Ausín por segunda vez, ya nadie podía discutirle la plaza de acompañante de Borja Pando en la medular–, se lastimó un tobillo en el terreno de juego de la Arandina. En esta ocasión, la culpa no fue del paupérrimo estado de la hierba, sino producto de un encontronazo con un adversario mientras intentaba despejar una pelota dentro de su propia área.

«Tiene la marca de los tacos en el tobillo», comenta Egea, que vio cómo el volante tapón se retorcía por el suelo con grandes aspavientos de dolor mientras era atendido. Aunque no acabó el duelo, el ayudante de Ormaechea se promete trabajar duro «estos días, con trabajo específico de recuperación, más ligero» para que José Luis esté en condiciones cuando se cierre la convocatoria, rutina que se ha convertido en arte y ensayo para el cuerpo técnico peñista últimamente. Con un promedio de una docena de hombres sanos, cinco dudas y ocho bajas (contando a Aledda u Osky, que dejaron el club con la temporada en curso), el 16 se ha convertido en cifra maldita para el staff.

Borja Pando: El tercer damnificado de El Montecillo fue Pando. Mediado el duelo, al cántabro no le hizo gracia la manera en que sonaban sus isquiotibiales y pidió el relevo. «No podíamos arriesgarnos a una rotura. Perder a un hombre tan importante [ha pasado la decena de goles en Liga, aunque en la fase de ascenso aún no se ha estrenado, cediendo el protagonismo a su paisano Piquero] es un lujo que no nos podemos consentir», resume tajante Egea, que no alberga dudas en que Pando estará disponible para intentar eliminar a la rocosa Arandina de Chino Zapatera. El que no lo hará será Carvajal, «injustamente expulsado», como recuerda Egea.

Un año lleno de contratiempos
Cuando en un club los problemas físicos se convierten en plaga, las voces críticas suelen poner en solfa la preparación del equipo. Egea, al que le avala su buena labor en su época rafelera y el rendimiento físico que han mostrado los peñistas que no han tenido la desgracia de lesionarse este curso, lo achaca «a la mala suerte». Y es que, algún tuerto ha debido mirar mal a los de la Villa del Río. Ha pasado de todo: desde un talón que se mete en una rejilla de desagüe (Maline, que, como Fofi, no llega a la vuelta); hasta una pubalgia mal curada, herencia de la campaña pasada (Newman, ya recuperado, pero fuera de forma), pasando por los problemas en el tendón de Aquiles de Ramiro, uno de los que está entre algodones para alinearse. Al menos, no jugará en un patatal «donde hasta los tacos de aluminio resbalaban».

Vicent Egea: El aprendiz de entrenador que hace las veces de psicólogo
Vicent Egea (Ibiza, 16 de mayo de 1981) tenía diez añitos cuando su padre le llevaba los domingos a ver los partidos de la extinta Sociedad Deportiva Ibiza en el recordado campo de la calle Canarias. «Allí jugaba Ormaechea y alguna vez en coña le he dicho que yo era igual que él. De rematar más que regatear», comenta entre risas al recordar su etapa como delantero en el fútbol base de Puig d´en Valls y Sant Jordi.

Cuando vio que el balompié no le iba a dar de comer, este enamorado del deporte (hace sus pinitos en el triatlón) se matriculó en INEF en Lleida. «Cuando acabé de estudiar (2004) volví a Ibiza y, desde entonces, he estado como preparador físico en el Tanit de básquet, el fútbol base del Eivissa y, desde el año pasado, con Mario», explica. Aunque por edad podría estar en el campo, sus miras se ponen en el banquillo.

Tiene el nivel 2 de entrenador y ya piensa en sacarse la licencia nacional. Mientras tanto, aprende de Ormaechea, un entrenador que le da «libertad infinita para trabajar» y con el que se encuentra muy a gusto. «Este trabajo es apasionante, te conviertes un poco en el psicólogo de gente que lo pasa mal. Una lesión es frustrante».

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