Víctor M. Victoria Desde hace cuatro décadas, la práctica del judo ha sido vertebrada por una entidad, el Dojo Formentera, que ha dado visibilidad a este deporte de origen japonés en la pequeña isla de las Pitiusas. En todo este tiempo, centenares de formenterers han conocido las diferentes técnicas, inmovilizaciones y estrangulaciones de este arte marcial, fundado en el siglo XIX, y que combina una exigente formación física con un alto trabajo en valores como el respeto y la disciplina.

Laura Escandell se ha convertido en la nueva punta de lanza del judo en Formentera, con su reciente proclamación como campeona de Baleares en la categoría infantil de -48 kilos, durante el Autonómico organizado a principios del mes de abril en Menorca. La joven judoca busca ahora ampliar su prometedor palmarés en el Campeonato de España, que reúne a los mejores especialistas del país y se celebra este fin de semana en Pamplona.

Laura es solamente la última de una serie de deportistas que, a base de esfuerzo y sacrificio, han podido pasear el nombre de Formentera por el territorio español gracias al deporte. En el caso del judo, Jordi Vidal y, sobre todo, Eugenio de la Dueña y Jaume Verdera, han sido los grandes valedores de la disciplina en la isla. El primero por estrenar la clasificación para un Nacional después de ser tiempo atrás el mejor de Baleares, y el segundo y tercero por ser los padres fundadores del conocido Dojo que vertebra esta práctica deportiva en la isla.

Desde hace 13 años, la judoca y entrenadora Alma Wünsche Matilla es la encargada de dirigir la actividad del club en el tatami, que cuenta con el fiel respaldo del Consell Insular de Formentera para su buen funcionamiento. Unos 90 judokas, entre niños, adolescentes y adultos, se enfundan cada semana por la tarde sus blancos kimonos para mejorar su condición física y su autoconfianza a través de las diferentes técnicas que caracterizan este deporte.

“El judo es un deporte muy completo, que trabaja conjuntamente la resistencia, la fuerza explosiva, la flexibilidad, los reflejos, el equipo y la visión periférica”, comenta Alma desde las instalaciones del Centro Deportivo Antoni Blanc. “Además, es muy importante el trabajo en valores, como el saludo, el respeto, el honor y la autodisciplina, además que suele generar lazos de amistad entre judocas por este tipo de buen comportamiento”, agrega.

Dichos lazos se fortalecen con eventos como el organizado recientemente en Formentera por el propio club Dojo, en Semana Santa, que atrajo deportistas de esta modalidad deportiva desde diferentes puntos de Baleares y la Comunidad Valenciana, en un especie de curso de alto rendimiento para cinturones consagrados. Entre ellos, destacó la presencia del entrenador Carlos Montero y su deportista, la alicantina María Bernabéu, que participó en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro en 2016 y más recientemente en Tokio en 2021.

“Formentera ha estado siempre conectada con el judo, como lo demuestra el hecho de que el propio Anton Geesink visitó en su día la isla en una práctica deportiva organizada aquí”, destaca Alma. Este holandés, ya fallecido, fue el primer judoka europeo en 1961 en derrotar en categoría open a un japonés, que siempre se había colgado la medalla de oro hasta entonces.

¿Qué puede encontrar aquel padre o madre que quiere iniciar a su hijo en la práctica del judo? A los ya citados beneficios físicos que implica esta modalidad deportiva, y el también destacado líneas atrás trabajo en valores, se une una tercera vertiente, no por ello menos importante: la disciplina. Este deporte se rige por una serie de patrones de comportamiento, como el Rei (saludo), que dan sentido a toda su identidad.

En este sentido, resulta muy revelador un caso que ocurrió en 2016 durante los Juegos de Río. La política se mezcló con el deporte y un judoca egipcio se negó a saludar a su rival, de nacionalidad israelí, a la conclusión de un combate, tal y como manda el reglamento del judo. Por aquel mal gesto, el deportista fue expulsado de la más representativa competición deportiva del planeta.

Y como en cualquier deporte de contacto, la pandemia del coronavirus ha afectado al judo en Formentera, aunque desde el Club Dojo pusieron todos los medios para evitarlo. “Organizamos clases por videoconferencia e hicimos todo lo posible para trabajar de diferentes formas, pero obviamente se ha notado”. Por una asequible cuota de 30 euros al mes, cualquier ciudadano de la isla puede mejorar su condición física y conocer los vericuetos de este apasionante deporte dos o tres días a la semana, según la edad de los participantes.

El éxito de Laura Escandell no fue el único recogido por la delegación de Formentera en el Autonómico de Baleares. También en categoría infantil, Katherine Ortiz logró la medalla de bronce en -57 kilos, la misma presea que Alejandro Pérez, en -38 kilos y Aleix Ramírez en -60. En -55 kilos, Sebastián Ortiz acabó como quinto clasificado.

En la categoría cadete, Pamela Torres fue capaz de conseguir la plata en -57 kilos, mientras que Carlos Wenham se llevó el bronce en -60. Ambos serán los encargados de defender el judo de Formentera en los Juegos de las Islas, una cita de ámbito europeo que se disputará a finales de mayo y que reúne a deportes de otros islas del Mediterráneo, Hawai o Japón.

Equipo de Formentera que compitió en el Autonómico de Balears y consiguió seis medallas.
Saludo entre los diferentes participantes en el curso.
Foto del curso organizado en Semana Santa por Dojo Formentera que atrajo los mejores judocas de Balears y Comunidad Valenciana.

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