Luis Antonio abre con emoción el paquete que Ángel Rodado, Toni Arranz y Rubén González ponen entre sus manos. Su madre, Nicole, observa con una sonrisa pintada en los labios cómo su hijo de dos años desenvuelve la caja que guarda un juguete. La alegría del niño la comparten los futbolistas del Ibiza, que conectan con una infancia que no les queda tan lejos. Después de chocar las manos, los futbolistas salen de la habitación tan contentos como se queda el crío.

El Servicio de Pediatría del Hospital Can Misses se ha llenado de escenas como esta durante el mediodía de hoy. La primera plantilla del club celeste ha sido fiel a su cita con los niños y niñas que se recuperan de sus dolencias y enfermedades en la docena de habitaciones de que dispone esta unidad. Todos los jugadores y el cuerpo técnico del Ibiza, encabezados por su entrenador, Pablo Alfaro, han conocido de primera mano el trabajo tan importante que realiza el personal sanitario que atiende a la infancia en el hospital público de la isla.

Marilina Serra, la coordinadora de Pediatría, les ha explicado cómo es el día a día en una planta donde trabajan siete médicos, diez enfermeros y ocho auxiliares. Además de Luis Antonio, Izan, de trece años, India, de cuatro, Ariadna, un bebé de dieciocho meses, y también Milan y Andy, dos niños que nacieron hace apenas cuatro semanas y que algunos como Fran Grima no han dudado en acunarlos entre sus brazos, han compartido unos minutos con unos futbolistas convertidos en pajes: cada paciente ha recibido juguetes y productos oficiales del club apenas unas semanas antes de que llegue la Navidad. “A nosotros nos gusta acercarnos a los niños, más en estas fechas, y regalarles algún juguete o algún detalle del club. Siempre es bueno que estos niños que están aquí, pasando días relativamente malos, se lleven la alegría de que un equipo de fútbol venga a visitarlos”, ha explicado David Morillas para resumir una visita muy especial que ha acabado con el entrenador y los capitanes del Ibiza en el área de Urgencias para darle ánimos a un chico que se había lesionado jugando, precisamente, a fútbol.

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