Lleno histórico en Can Misses y ‘pique’ político

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El público se volcó con el partido internacional.
El público se volcó con el partido internacional.

noudiari.es Lleno histórico en el estadio de Can Misses. 6.000 personas en la grada, cero cemento a la vista. Jamás antes ningún otro partido de fútbol jugado en la isla ha logrado ni de lejos atraer tantos aficionados a un recinto deportivo. Ibiza se ha volcado con la selección, con el fútbol, y el ambiente del España-Italia sub’17 ha resultado excepcional.

El campo y sus alrededores eran un hervidero desde casi dos horas antes del comienzo del partido. En el minuto 11 de la segunda parte y hasta el 15 el público se ha dedicado a hacer la ola, que ha rodeado hasta en seis oportunidades el ovalado graderío de Can Misses, que ni en los mejores tiempos del Ibiza de Bragantini (1992-93) había registrado una entrada similar.

La chiquillería ha vibrado cuando la selección española ha saltado al terreno de juego y ha sido la que ha llevado la voz cantante, la que ha coreado el nombre de España y la que ha arrancado al resto de asistentes los más sonoros gritos de aliento hacia su equipo, respaldado como pocas veces, como han confirmado los propios jugadores y el seleccionador español, Santi Denia, sorprendidos por “el ambientazo”.

Números
El dispositivo desplegado para el evento ha sido multitudinario a todos los niveles, al menos para lo que es Ibiza, una isla de apenas 150.000 habitantes. En números, en el mismo han participado hasta 15 voluntarios de diferentes asociaciones, además de 12 personas para el control, sonido y montaje y una veintena de federativos tanto de la delegación insular como de la Federación Balear y Española.

En la puerta del estadio había cinco ambulancias y en el interior y alrededores una cantidad indeterminada de agentes de la Policía Local y Nacional cuyo número no ha sido desvelado. Siguiendo con los dígitos, en la entrada había dispuestos para entregar a los aficionados hasta 1.500 banderas, 2.000 trompetas que no han parado de sonar y unas 35 personas acreditas para los medios de comunicación, 23 de ellas de IB3, que daba el partido en directo.

El palco, lleno de autoridades.
El palco, lleno de autoridades.

Anécdotas
Justamente la retransmisión del partido por el canal autonómico protagonizó una de las anécdotas de la jornada, ya que mediada la segunda parte se cortó la conexión por espacio de unos 10 minutos. Los responsables de deportes de la televisión balear aseguraron a través de las redes sociales que el problema era ajeno, pero lo cierto es que procedía de una de las unidades móviles desplegadas para retransmitir el encuentro. No faltaron los comentarios jocosos al respecto, dado que dos semanas atrás IB3 decidió dar en directo solo media parte de un partido del Formentera.

No fue el único chascarrillo, ya que los periodistas no pudieron acceder a la cabina de prensa por capricho del seleccionador absoluto de Italia, el exfutbolista de la Juventus de Turín Antonio Conte. Pidió ver el encuentro en la ubicación habitual de los plumillas con la única compañía de dos amigos y se le concedió.

Justo debajo de él estaba el palco, lleno de políticos, ninguno de la oposición. No fueron invitados. Algo que les molestó. Como suele ocurrir en estos casos, la culpa nunca es de nadie. El conseller de Deportes, Rafa Triguero, aseguró que ellos (el Consell) ni pinchan ni cortan en la organización de un partido cuyo protocolo corre por cuenta de la federación.

El delegado insular, Vicent Bufí, tampoco sabía nada del asunto. Aseguro que no estaba en su mano invitar a nadie. En la misma sintonía se pronunció el presidente de la Federación Balear, Miquel Bestar, que llegó a afirmar que ni él sabía siquiera donde iba a sentarse hasta poco antes del comienzo del partido, que “estas cosas lo lleva la española” (la Federación Española). Quizá Joseph Blatter tenga respuestas, pero tras el partido no atendió las llamadas de este medio.

Bromas aparte, lo cierto es que, salvo pequeños detalles organizativos susceptibles de mejora, todo salió rodado y el encuentro constituyó una verdadera fiesta para los aficionados de toda la isla (había gente de todos los municipios), que confirmaron que cuando de por medio hay un buen espectáculo nada les cuesta ir al campo.

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