En fútbol se llama gol olímpico a una jugada en la cual el balón, enviado desde el saque de esquina, entra directamente en la portería rival. Es un tanto poco frecuente y pocos jugadores han conseguido realizar esta acción en alguna ocasión, pero el jugador del CD Ibiza José Carlos Moreno es la excepción que rompe la estadística. Y es que la ‘motoreta’ (como le llaman algunos amigos) ha clavado a lo largo de su carrera deportiva nada más y nada menos que cuatro chicharros desde el mismo córner. Ahí es nada.

El extremo sevillano firmó su último gol olímpico la pasada jornada, frente al Santa Catalina. Corría el minuto 77 en Can Misses. El marcador estaba atascado (0-0) y José Carlos Moreno se dispuso a lanzar un córner con su pierna diestra con la esperanza de que el balón aterrizara en el área para que lo rematara al fondo de la red algún compañero. Lo que menos imaginó el crack deportivista es que la pelota acabaría colándose por la mismísima escuadra del palo largo.

“Si te dijera que quería clavar el balón por ahí te mentiría”, dice el jugador del CD Ibiza con el arte y salero que caracteriza su manera de hablar, con buen sevillano que es. “La idea era poner la pelota en el segundo palo; era la finalidad de esa acción a balón parado, pero fíjate cómo son las cosas. Le pegué y entre el viento y la fuerza con la que iba el cuero acabó colándose por la escuadra”, rememora el jugador, que recuerda, eso sí, que algo de técnica tenía el lanzamiento.

El sevillano apunta hacia el cielo después de firmar el gol olímpico. (Fotos: CD Ibiza)

“Churro o no, tengo que decir que ya llevo cuatro goles olímpicos, así que parece que me estoy convirtiendo en todo un especialista”, indica, entre risas, un José Carlos Moreno que ya clavó dos chicharros desde el córner en su etapa como jugador del Formentera y otro vistiendo la elástica de la Peña Deportiva. Da la casualidad que todos los ha metido en equipos pitiusos. “Recuerdo que en el Formentera metí dos casi seguidos; uno de ellos fue en el terreno de juego del Campos”, rememora.

Y como no podía ser de otra manera, el centrocampista del CD Ibiza festejó por todo lo alto la diana que enchufó el pasado domingo. Primero porque significó el gol que adelantaba en el marcador a su equipo frente a uno de los gallitos de la Tercera balear. Segundo, por su bella factura y tercero porque el  chicharro iba dedicado a una persona muy especial en su vida. “Se lo brindé a mi padre, como todos lo que hago. Reside en Sevilla y sigue muy de cerca la trayectoria del CD Ibiza”, afirma.

Después del golito de José Carlos Moreno, en el 88, su compañero Juan Carlos Ortiz estableció el segundo. Los aficionados aplaudieron con alegría el tanto del cordobés, pero la fiesta no acabaría ahí. El destino tenía reservado un final feliz para el sevillano. En el 90, completó su gran tarde con un tercer gol que desató la locura en la grada. El extremo, en esta ocasión, no se acordó de su progenitor y sí de Winde, que estaba en el banquillo. “Fui corriendo a dedicárselo porque somos muy amigos; es mi hermano negro”, finaliza.

Revive el golazo de Moreno

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