Baño de ciclismo y alma en Ibiza: Fuentes y Jordens volaron en una jornada que fue mucho más que pedalear

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Ibiza no necesita excusas para vestirse de gala, pero cuando el ciclismo llama, la isla responde con el corazón. Este sábado, con las primeras luces de octubre acariciando las murallas de Dalt Vila, arrancó la XXII edición de la Vuelta Cicloturista a Ibiza, una cita que ha dejado de ser una simple ruta para convertirse en un ritual deportivo, familiar y emocional.

A las 9:00 en punto, bajo un ambiente de fiesta amable y sin estridencias, el pelotón –con cerca de 600 ciclistas entre amateurs, leyendas del pedal y futuras promesas– echó a rodar. La escena tuvo un guiño entrañable desde el primer minuto: Sandra Alonso, ciclista profesional y habitual en esta cita, recogía un maillot diminuto mientras lucía con orgullo un embarazo avanzado de seis meses. El ciclismo, una vez más, se mostraba como ese deporte que abraza todas las etapas de la vida.

El recorrido de 74 kilómetros, con un desnivel acumulado de 1.150 metros, ofrecía mucho más que rampas y curvas. Era una travesía por el alma de Ibiza: desde el abrazo de piedra de las murallas hasta el susurro salado de Cala Boix, pasando por la explosión de belleza de San Vicente. Aquí, en plena naturaleza indómita, se vivió el primer momento de alta tensión del día con el tramo cronometrado de 4,8 kilómetros. Ahí, cuando el reloj manda y las piernas responden, apareció la figura de Óscar Fuentes, quien paró el crono en 13:09, por delante de Marc Torres (13:14) y Xicu Ferrer (13:16).

En categoría femenina, Anna Jordens demostró que no solo venía a disfrutar del paisaje. Su 16:20 le valió para coronarse como la más rápida del día entre las mujeres, seguida de Leticia Martín (17:04) y Luz Márquez (17:13). Pero incluso en los tramos más competitivos, la esencia del evento se mantuvo: pedalear no como quien corre, sino como quien celebra.

Tras el esfuerzo, el avituallamiento en Sant Joan fue un oasis de sonrisas, bromas entre compañeros y el típico intercambio de anécdotas de ruta que solo se entienden entre ciclistas. La etapa continuó por el interior de la isla, con paradas obligadas en San Miguel y San Mateo, donde los vecinos salieron a aplaudir el paso de un pelotón que avanzaba al ritmo perfecto entre el esfuerzo y el disfrute.

La última gran emoción llegó en el Alto de Can Germà, segundo tramo cronometrado de la jornada. Aquí, algunos reservaron energías, otros las vaciaron sin mirar atrás. Todos, sin excepción, cruzaron la meta con la sensación de haber vivido algo más grande que una carrera.

Y mientras los adultos rodaban entre calas y montañas, la II edición de la Vuelta Cicloturista Junior Hermanos Parrot llenaba Ibiza ciudad de pequeños ciclistas con sueños gigantes. Allí, los más jóvenes se lucieron en un circuito de habilidad que fue puro aprendizaje y diversión a partes iguales, preludio de la jornada competitiva que tendrá lugar el domingo en Sant Antoni.

La siguiente etapa, con salida en Sant Josep, promete seguir ese mismo camino que mezcla deporte, naturaleza y comunidad. Serán 60 km con 1.060 metros de desnivel, pero sobre todo será una nueva oportunidad para que las familias, las grupetas y los enamorados del ciclismo sigan descubriendo una Ibiza distinta: menos nocturna, más auténtica, y siempre sorprendente sobre dos ruedas.

Porque en esta Vuelta, lo importante no es solo llegar… es todo lo que pasa mientras pedaleas. Fotos: Jon Izeta / Jara

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