El Ibiza busca reencontrarse con la victoria en Torremolinos

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Hay veces en el fútbol en que los números cuentan una historia distinta al marcador. La UD Ibiza lo sabe bien. Tras seis jornadas de altibajos, donde el juego ha florecido pero los puntos se han resistido, el equipo celeste llega a Torremolinos con una necesidad: traducir dominio en victorias. El escenario, El Pozuelo, no es precisamente un lugar amable para redenciones, pero los de Paco Jémez no quieren excusas. Quieren puntos.

El duelo ante el Juventud Torremolinos (domingo, 12:00h) tiene tintes de trampa: campo estrecho, juego directo y rival con colmillo. Un ecosistema opuesto al estilo asociativo que Jémez defiende como religión. Pero si algo ha dejado claro el técnico canario en estas semanas de tensión contenida es que su libreto no se arruga ante las circunstancias. Ni el césped ni la grada cambiarán su idea de juego. El Ibiza jugará como él quiere, guste más o menos.

La última derrota ante el Nàstic dejó una sensación extraña. Se perdió, sí, pero no se fracasó. Al menos no desde el prisma del técnico, que salió del partido “satisfecho” con el rendimiento. Los datos le dan argumentos: más de sesenta centros, catorce disparos en el área, un dominio abrumador de la posesión y una circulación precisa. ¿Qué falló? El de siempre: el acierto.

Porque el Ibiza llega a esta séptima jornada acumulando elogios por su propuesta, pero sin el respaldo del resultado. Una paradoja que no es nueva en el fútbol y que, si se prolonga, puede convertirse en un lastre. De ahí la importancia del duelo en Torremolinos: no sólo por los tres puntos, sino por lo simbólico que sería enlazar juego y eficacia.

Si hay un área que genera debate, es la defensa. El Ibiza ha encajado en todos los partidos, lo cual dispara las alarmas, pero Jémez no acepta el diagnóstico fácil. Para él, no es una cuestión de desajuste defensivo, sino de cómo se produce la pérdida. El equipo arriesga con el balón, y ese riesgo trae consecuencias. A más pases, más posibilidades de fallo. Y cuando se falla, hay que estar preparados. Esa es la clave: no renunciar al estilo, sino corregir la transición.

El mensaje es claro: la UD Ibiza no va a cerrar la persiana atrás. Va a seguir jugando, construyendo desde atrás y buscando la portería rival con insistencia. Pero necesita ser más quirúrgico en las pérdidas. No se trata de cambiar la identidad, sino de afinar los mecanismos.

Se ha cuestionado también si al Ibiza le falta colmillo. Si tiene presencia real en el área. Los datos desmienten la teoría: en Tarragona se generó una avalancha ofensiva que, sin embargo, no encontró premio. No es un problema de cantidad, sino de puntería. Y eso, en el fútbol, marca la diferencia entre subir en la tabla o vivir en la duda.

Jémez defiende que el equipo llega con frecuencia y con gente. Su “número mágico” es tener tres o cuatro jugadores por jugada ofensiva en zona de remate, y asegura que el equipo cumple con ese patrón. La ansiedad, más que la táctica, parece ser la barrera a superar.

En un grupo donde la velocidad manda, el Ibiza presenta uno de los planteles más experimentados. Pero el técnico niega que la edad sea un problema. Todo lo contrario: la experiencia suma, y si el cuerpo no aguanta, para eso está él. De momento, ve a su plantilla bien físicamente, con intensidad hasta el final de los partidos, y con margen de mejora para quienes aún no han tenido su oportunidad.

Jugadores como Joao o David García siguen a la espera, mientras otros como David del Pozo demuestran versatilidad. La competencia interna es alta, y eso mantiene viva la exigencia en cada entrenamiento.

El partido en El Pozuelo se presenta como una batalla más de nervios que de pizarra. Un campo que no favorece el toque, donde las segundas jugadas marcan el ritmo, y donde cada error se paga más caro. Jémez lo sabe y advierte que puede haber cambios en el once para adaptarse al contexto. No se trata de renunciar al estilo, sino de ajustarlo sin traicionarse.

Las bajas, como la prolongada de Fran Castillo, limitan las opciones. Pero la UD Ibiza no viaja a Málaga a quejarse. Viaja a ganar. A demostrar que el buen juego no es un consuelo, sino una base sobre la que construir resultados.

El Ibiza ha elegido un camino. Y no lo va a abandonar. Esa es la convicción que transmite Jémez en cada rueda de prensa. Puede que ahora el destino no acompañe, pero si se mantiene la ruta, llegarán días mejores. De momento, está a tres puntos del liderato. Un dato que alivia, pero que no debe esconder la urgencia: hay que sumar ya.

Este domingo, en un campo incómodo y ante un rival que exigirá oficio, el Ibiza tiene la oportunidad de convertir sensaciones en certezas. Porque el fútbol, por más poesía que tenga, se mide por goles. Y los celestes necesitan empezar a escribir su historia con puntos, no con buenas intenciones.

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