Víctor M. Victoria Can Misses fue escenario el pasado fin de semana de un duelo emotivo y sin duda singular. La UD Ibiza que entrena José Luis, también conocido como “Tomillo”, afrontaba un duelo decisivo para consolidar su liderato en la clasificación y dar un paso de gigante para conquistar el título de Liga. Enfrente, su máximo adversario, el rival a batir de la categoría pre-benjamín, entrenado por alguien 25 años más joven que él, pero con quien con comparte genes y, sobre todo, un estrecho vínculo: su hijo Daniel.

No es habitual en el fútbol un duelo en los banquillos entre padre e hijo, por lo que la efeméride resultó de lo más especial y bonita. Nervios, tensión y algún rifirrafe, siempre bajo el trasfondo del cariño y el buen humor, caracterizaron la cita. Al final, los años de la experiencia resultaron ser decisivos y el progenitor, como suele ocurrir cuando se debaten temas familiares, se salió con la suya por un ajustado 4-3.

José Luis y Daniel dirigen a la UD Ibiza y el Puig d’en Valls en categoría pre-benjamín, en la cual compiten jugadores de tan solo 7 años. Comparten, por tanto, una doble pasión: el balompié y los niños. O dicho de otro modo, la educación a través del balón de fútbol. En una disciplina deportiva tan desvirtuada hoy día por culpa del dinero, padre e hijo encuentran en el fútbol una herramienta para transmitir valores a los chicos del mañana.

Sus libros de estilo, en cualquier caso, son bien distintos. La UD Ibiza promueve desde el pasado año un ambicioso proyecto, en forma de escuela deportiva, que coordina toda la filosofía del fútbol base. Algo así como la archiconocida Masía del FC Barcelona, salvando las distancias. A través de diferentes directrices, el club celeste promueve una serie de pilares, tanto futbolísticos como de comportamiento, que prevalecerán en las futuras generaciones.

“Los entrenadores de todo el fútbol base recibimos clases y nos reunimos periódicamente con los coordinadores de la escuela. Enseñamos a los niños a jugar en corto, de un lado a otro, asentamos una forma de jugar al fútbol. Dejamos decidir al niño en el partido y luego en el entrenamiento lo intentamos corregir. Fomentamos la capacidad de decisión del niño, pero siempre bajo la idea de formar, no de ser el mejor”, defiende José Luis al respecto.

Y es que hasta el propio Amadeo Salvo y Fernando Soriano, propietario y director deportivo de la UD Ibiza, observan con mucha atención, según el propio José Luis, la evolución y el crecimiento del fútbol base. “Hacemos reuniones periódicas todos los entrenadores con los coordinadores de la escuela, cada quince días. Es un proyecto muy bonito, donde lo más importante siempre es cómo tratar al niño en cuanto a valores”.

Con independencia de esta vertiente educacional, la UD Ibiza se ha convertido en el club más poderoso de la isla en los últimos años y este hecho afecta, y mucho, a las categorías inferiores. “Nuestro proyecto no tiene nada que ver, ellos se han reforzado mucho fichando a los mejores jugadores de la isla”, sentencia Daniel desde el seno del modesto Puig d’en Valls. “Tienen unos recursos y un potencial enorme, nosotros no seguimos pautas futbolísticas, solo de comportamiento. Yo me acoplo a lo que tengo, la escuela de ellos es otro mundo”.

Sin embargo, y pese a la diferencia de recursos, el Puig d’en Valls es el vigente campeón y acumulaba, hasta hace dos semanas, más de treinta partidos sin perder. ¿Cómo es posible? “Los equipos de pueblo tienen estas cosas y ocurren cada equis años. Yo entreno ahora cuatro o cinco niños que son superdotados para el fútbol y el resto son bastante aceptables, pero otros años no somos fuertes en la categoría. Pasó no hace mucho también en este club y al año siguiente, muchos de ellos se fueron a la UD Ibiza”, recuerda Daniel.

Como en cualquier aspecto de la vida, el cambio generacional se hace más que evidente entre las propuestas que defienden uno y otro. José Luis, más de la vieja escuela, promueve un estilo “físico, con mucha garra, concentración, presión y pocos espacios libres”; Daniel, por el contrario, apuesta por “un juego más combinativo, sacando el balón desde atrás y siempre apostando por el toque de la pelota”.

Tras la ajustada victoria del pasado fin de semana, la UD Ibiza de José Luis lo tiene casi en su mano. “Hemos derrotado a los dos equipos más potentes, el campeón Puig d’en Valls y Portmany, con lo cual estamos muy cerca del título”. Un posible logro merecido a todas luces, a tenor del tesón por la victoria que muestra, según su propio hijo, este técnico de 48 años de edad y más de diecisiete temporadas en los banquillos.

“Mi padre –afirma Daniel- ve más partidos que yo, incluso de los rivales; yo tengo otras obligaciones, él es más obsesivo con el fútbol. Sabe cuál es mi estilo y adaptó su forma de jugar para ganarme, aunque creo que lo más justo hubiera sido un empate”. “Estamos –agrega su progenitor- de lo más igualados. Es cierto que este año fichamos varios niños escogidos, con mucho talento, de lo mejor de la isla. Pero ellos tienen una ‘añada’ muy buena y están haciendo un gran trabajo”.

Y para terminar: ¿Se cumplirá aquello que dicta el refranero español cuando afirma el célebre dicho ‘de tal palo, tal astilla’? Daniel, visto lo visto, no lo tiene nada claro: “Es verdad que mi padre me dice que por mi forma de entender el fútbol encajo muy bien en la filosofía de la UD Ibiza. Soy joven y quiero seguir formándome como entrenador. Pero sinceramente, me cohíbe que me controlen. Prefiero mi libertad en un equipo, al menos de momento”.

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