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Por Nahuel LA.

Durante la Primera Guerra Mundial, en la época que silbaban balas entre trincheras, los soldados se agazapaban bajo tierra y los ejércitos se enrocaban en interminables partidas de ajedrez sobre el campo de batalla, un invento revolucionó el arte de la guerra. El tanque hacía añicos cualquier puesto de defensa y causaba pavor a los estrategas enemigos que debían improvisar nuevos métodos de contención para detener la amenaza blindada.

Un siglo después, en un contexto diferente, un nuevo tanque genera las mismas dudas y preocupaciones a los que tienen la poca fortuna de encontrarse con él en el campo de la regional ibicenca. El tanque Michlig ha convertido la portería rival en su diana y parece que no hay guerra de trincheras que valga para detener su artillería. Incluso el todopoderoso Ibiza tuvo que izar la bandera blanca el pasado fin de semana.

Pero los campos que vieron crecer a Cristian Michlig hasta su metro ochenta y siente centímetros no son, precisamente, de batalla. El “tanque”, cuando no es tanque en Argentina, es “tractor”. Un humilde contratista rural. Esa es la profesión de su padre y la de hermano, otro enamorado del fútbol que regala su tiempo libre a un pequeño club local en la provincia de Santa Fe.

¿Cuántos sueños de fútbol habrá sembrado Michlig en la fértil tierra argentina? ¿Cuántos goles?. “Allá no era tan goleador”, recuerda con sencillez el delantero del Inter Ibiza que se muestra sorprendido por su racha en la regional. “Tengo el arco abierto” (para los profanos del argentino, “estoy teniendo suerte”), resuelve con honestidad sin caer en la cuenta, quizás, que sus goles han allanado el camino –como tanque o tractor– a la clase preferente. El partido contra el Puig d’en Valls (domingo, 17.30h) es un mero trámite que servirá para bautizar definitivamente al equipo de Fourcade en el ‘Top 6’ del campeonato local ibicenco. Y Los números de ‘Mich’, el delantero con físico de jugador de rugby, son elocuentes: seis partidos, catorce goles y cero derrotas.

En su peso, 114 kilos, recae gran parte de las esperanzas del Inter Ibiza que, en tres años de vida, ha conseguido alcanzar una nueva y meritoria meta. A buen seguro muchos entrenadores de la preferente piensan, en este momento, cómo pueden detener al carro de combate argentino; cómo frenar al contratista rural que dejó de arar en Santa Fe para sembrar el miedo en los campos de Ibiza. Los “DT” tendrán un “quilombo bárbaro” para bancarse al ‘T-Mich’.

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