Pasionales, pero muy diferentes

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Elcacho, segundo año en Formentera. Tiene otro más en el contrato (Foto: Diario de Ibiza).
Elcacho, segundo año en Formentera. Tiene otro más en el contrato (Foto: Diario de Ibiza).

diariodeibiza.es Carlos Larra no olvida que se le ocurrió la «genial idea de hacer un regate» en su primer amistoso con el Sant Rafel. Desde la banda, a Mario Ormaechea le tuvieron que pitar los oídos cuando vio el recorte del espigado defensa sevillano que había fichado del CF Villanovense extremeño para cubrir el hueco que había dejado Juan Ibáñez, Buti, en el centro de la zaga blue. Y eso que el recurso técnico le salió bien a Larra. «En cuanto acabó el partido se me acercó y me dijo que él no fichaba un central de 1,90 para que regateara. Ahí me empezó a inculcar que en el fútbol balear hay que jugar sin complicaciones y lo más agresivo posible dentro del reglamento. Es algo que intento aplicar en todos los partidos», afirma el andaluz dos estíos después.

El próximo domingo, al igual que Diego Piquero y Pepe Bernal, Larra volverá a reencontrarse con el míster barcelonés. Tras aquel exitoso curso en el matagigantes Sant Rafel –acabaron quintos, a solo tres puntos de la promoción de ascenso–, tomaron caminos diferentes: Ormaechea hacia Santa Eulària para reconducir el desviado rumbo de la Peña Deportiva y el defensor, dirección a Formentera para vestir de rojinegro a las órdenes de Luis Elcacho. «Como Mario, un técnico que saben qué hacer para que sus jugadores rindan al máximo. Sus entrenos también son muy duros. La pasión que sienten los dos por este deporte es infinita», apostilla Larra.

«Sin embargo, su manera de jugar es muy diferente. A los dos se les puede poner la etiqueta de rocosos, pero la solidez de los equipos que entrenan se explica de forma distinta», avanza Raúl Gómez, capitán blanco a las órdenes de Ormaechea, un santaeulaliense que recuerda perfectamente el puñado de meses en los que Elcacho comandó el último proyecto peñista en Segunda B. Buti, excompañero de Gómez en aquella Peña 2008/2009, se encarga de llegar más al fondo: «Estoy empezando [en el Puig d´en Valls, donde colgó las botas en 2012, cumple su segunda temporada en el banquillo] y me gustaría llegar a tener un estilo que combinara los de ellos: los equipos de Mario son pegajosos y muy trabajados, no dan un segundo de respiro, buscando el choque y las segundas jugadas; energía pura. Los de Luis aprovechan espacios, proponen más con el balón y no pierden la cabeza atrás».

Tras su paso por la Villa del Río, el zaguero castellonense firmaría por el Sant Rafel al verano siguiente para convertirse en la extensión sobre el césped de Ormaechea. Fueron dos ejercicios futbolístcos «disfrutando de la veteranía» y haciendo «un máster de entrenador». Entre 2006 y 2008, antes de mudarse a Santa Eulària, Buti ya le había dado a Elcacho los mejores años de su vida balompédica en la UD Ibiza-Eivissa, la fórmula que heredó el legado de la extinta Sa Deportiva, donde tantos balones aéreos había convertido en goles la rubia cabeza de Ormaechea a principios de los años 90.

Mario Ormaechea, técnico de la Peña Deportiva (Foto: Francisco Natera).
Mario Ormaechea, técnico de la Peña Deportiva (Foto: Francisco Natera).

«También fui capitán con Luis, que nos daba un punto de profesionalismo en una época en la que ascendimos a Segunda B, donde peleamos muy bien [fueron séptimos en el grupo III de la categoría de bronce en la 2007/2008; sin embargo, la directiva rojilla no renovó el contrato a Elcacho]. En sus equipos se nota lo metódico que es en su trabajo diario, donde tiene más paciencia que Ormaechea, que es nervioso por naturaleza», concluye.

Una paciencia que tiene límite
Pero lo cortés no quita lo valiente y el míster del PDV es conocedor de que este ilerdense que frisa los 50 y que defendió muchos años la zamarra del Oviedo en Primera puede ser también un sargento de hierro. «Controla más sus sentimientos, pero solo hace falta ver cómo se puso la pasada jornada contra el Ferriolense. Ellos jugaban con nueve y no éramos capaces de matar el partido. Se enfadó con razón. Elcacho es exigente. Lo transmite desde que lo conoces», comenta Larra, quien sabe que el Peña-Formentera será un derbi lleno de una pasión, que aunque se transmite por vías distintas (eléctrico Ormaechea, más pausado Elcacho) tiene origen común: el amor de los dos por la ´vieja´, apelativo con el que Di Stefano se refería con cariño al cuero.

Dos conversadores capaces de dejar huella en sus futbolistas

Humanos. Es el adjetivo que en más ocasiones aparece cuando jugadores y exfutbolistas de Ormaechea y Elcacho se encargan de describir a los dos catalanes. Muchos ven a Mario como a un padre y a Luis como a un tío. «Son cercanos los dos, pero mientras Ormaechea está más encima de ti, Elcacho te deja más aire a la vez que se preocupa mucho por cómo te van las cosas, es muy amigo. Con los dos puedes irte a tomar una cerveza porque hablan mucho y de cualquier tema», puntualiza Raúl Gómez. A él le unen vínculos «fuertes» con ambos: «Mario ya me entrenó en juveniles y era exactamente igual que ahora. Cuando Elcacho estuvo en Santa Eulària se convirtió además en mi vecino: vivíamos en el mismo edificio. Eso nos dio un plus de confianza. Los dos hablan muy clarito y buscan que el jugador se sienta bien para que rinda mucho».

En la Peña de hace un lustro rompía el cascarón un chavalín de 20 años. Se llamaba Adrián Ramos y Elcacho apostó por él: «Me tenía muy arropado; nunca olvidaré que un día dijo que jugarían Adri y diez más. Cuando estás empezando esa confianza te hace crecer». Gómez tampoco se olvida del ilerdense. Le hizo jugar los cinco primeros partidos «cuando había jugadores buenísimos en la plantilla» y el canterano solamente había podido entrenar por las tardes en una pretemporada de doble sesión diaria.

Al igual que Ramos, que compartió vestuario con Ormaechea durante tres años en territorio blue, donde continúa, Gómez guarda «un libro de anécdotas» vividas con el rival de Elcacho el próximo domingo. «Recuerdo el último derbi que jugó el Sant Rafel de Mario contra nosotros. Él siempre hace un análisis del rival, jugador por jugador. De mí explicó que subía bien el lateral derecho, pero que no ponía un centro bueno. Ese día marqué un gol de falta. En los entrenos, cada vez que tiro una, le hago guasa con el tema». «Las lágrimas de Ormaechea el día en que se despidió del Sant Rafel muestran su calidad humana. He chocado a veces con él, pero detrás de ese carácter fuerte hay un gran corazón», remacha Ramos.

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