A veces el fútbol se convierte en un espejo que no devuelve la imagen que uno espera. Y la UD Ibiza, este domingo en el Nuevo Colombino, no se reconoció. En un partido de los que exigen personalidad, ideas y precisión, el equipo de Paco Jémez apenas encontró claridad. Todo fue denso, confuso, trabado. Un empate sin pólvora que deja una herida más profunda de lo que parece: la de decirle prácticamente adiós a la opción de subir directamente a Segunda División.
“Hemos estado muy espesos”, reconoció el técnico con una sinceridad que no necesita adornos. “No hemos sido capaces de sacar ocasiones claras. Nos ha faltado fútbol”, añadió. Y no fue una cuestión de actitud: fue, simplemente, que no salió. Que el plan no funcionó. Que el Recreativo, bien plantado y con oficio, supo cómo desactivar al Ibiza y frenar cualquier atisbo de peligro. “El Recre ha hecho su partido y nos ha puesto las cosas muy difíciles”, admitió Jémez.
La UD Ibiza quiso, luchó, empujó, pero no pudo. En la recta final de temporada, los partidos no solo se juegan: se sobreviven. “Hemos hecho un gran esfuerzo los dos”, decía el entrenador, en referencia a la batalla sin descanso que se vio sobre el césped. Una de esas tardes donde todo cuesta más y todo se nota más.
Y claro, cuando el objetivo es tan alto, cualquier tropiezo pesa como una losa. “Cuando te estás jugando la vida, los equipos dan su mejor versión”, reflexionó Jémez. El problema es que el Ibiza no pudo dar la suya. O no lo suficiente.
Con este empate, el equipo celeste queda muy lejos del liderato. La distancia se ha hecho casi insalvable, y salvo un giro imprevisible, la vía del ascenso directo se esfuma entre lamentos y silencios largos. Queda pelear por el play-off. Queda aferrarse a lo que aún está en juego. Pero hoy, en Huelva, algo se rompió.