La gimnasia en Eivissa se prepara para dar un salto cualitativo. Lejos de los focos y del estruendo mediático de otros deportes, esta disciplina que combina arte, técnica y disciplina ha sido protagonista de una reunión institucional con sabor a punto de inflexión. El conseller d’Esports del Consell d’Eivissa, Salvador Losa, acompañado por el director insular del área, Javier Bonet, recibió a la nueva presidenta de la Federació Balear de Gimnàstica, Elisabet Salom Pons, y a la delegada en la isla, Lucía Herrero Torres.
El encuentro sirvió como escenario para trazar las líneas maestras del nuevo impulso que la gimnasia balear —y, en particular, la ibicenca— necesita. Porque aunque la pasión de clubes, entrenadoras y familias ha sostenido esta disciplina durante años, el momento exige algo más: visión, estructura y compromiso institucional.
Uno de los puntos clave abordados fue el apoyo decidido al deporte en edad escolar, piedra angular sobre la que debe edificarse el relevo generacional. Se habló también de la urgente necesidad de formar técnicos cualificados, pieza esencial para garantizar una práctica segura y de calidad en todas sus variantes: desde la gimnasia rítmica hasta la artística.
Pero quizá el compromiso más ilusionante fue el seguimiento del proyecto para un futuro pabellón multidisciplinar. No se trata únicamente de levantar un nuevo espacio; se trata de dotar a la gimnasia de un hogar propio, un lugar donde crecer sin depender de horarios compartidos ni instalaciones improvisadas. Un símbolo, en definitiva, del reconocimiento que este deporte merece.
La llegada de nuevas responsables al frente de la federación abre una ventana de renovación. El respaldo mostrado desde el Consell apunta a una colaboración estrecha que, si se traduce en acciones concretas, puede cambiar el rumbo de la gimnasia insular. No será un camino rápido ni sencillo, pero al menos, por primera vez en mucho tiempo, parece que todos miran en la misma dirección.
Y en un mundo deportivo donde muchas veces lo urgente eclipsa lo importante, que la gimnasia se siente a la mesa del futuro ya es, de por sí, una pequeña gran victoria.