En un rincón del norte de Ibiza, donde el verde aún manda y la calma no se negocia, hay una forma especial de hacer política. Más callada, más pegada al terreno, más comprometida con lo sencillo. En Sant Joan de Labritja, los discursos no duran mucho, pero las acciones sí. Y en ese contexto, Javier Torres Ribas ha encontrado una manera propia —casi artesanal— de impulsar el deporte: sin estridencias, sin pancartas, pero con pasos firmes.
Es concejal de Deportes, sí, pero también de Transparencia y Nuevas Tecnologías. Un cruce curioso que a primera vista podría parecer extraño, pero que en su caso encaja como un guante. Porque Javier es de esos que miran hacia adelante sin perder de vista lo que hay que conservar. Y eso, en una isla que valora lo auténtico, es mucho decir.
Javier Torres no se sube a las olas de moda ni a los eslóganes vacíos. Su vida antes de la política ya hablaba por él. Ha estudiado artes aplicadas, marketing digital, sistemas de información geográfica, y actualmente cursa un grado en multimedia. También es piloto certificado de drones, lo cual no es solo una curiosidad: es una muestra de cómo entiende el mundo. Tecnología, sí, pero al servicio de las personas.
Y eso lo ha aplicado en su concejalía. Donde otros ven equipamientos, él ve espacios para que la gente se junte. Donde otros ven un proyecto de inversión, él ve cómo se puede cambiar el día a día de quienes usan esas instalaciones.
Una de sus decisiones más simbólicas fue la creación de vestuarios mixtos adaptados en las instalaciones deportivas del municipio. No fue una medida pensada para titulares. Fue una decisión lógica, humana. Para que todas las personas —sin importar su cuerpo, su condición o su movilidad— pudieran disfrutar del deporte en igualdad.
Ese tipo de políticas no se celebran con confeti, pero son las que construyen un lugar más justo. Y Javier lo sabe.
En Sant Joan no hay grandes estadios ni flashes mediáticos. Pero sí hay clubes que trabajan desde abajo, como la Penya Independent, con los que Javier mantiene un contacto constante, sin necesidad de figurar. Lo suyo es estar, acompañar, buscar soluciones, no excusas.
También ha sido parte activa de eventos como el Campeonato de España de Trail Running en el Port de Sant Miquel, o presente en celebraciones populares como el Tir amb Bassetja, una tradición ancestral que combina fuerza, cultura y orgullo local. Él no solo apoya desde el ayuntamiento: asiste, participa, convive.
Javier no habla de deporte como quien lo estudia en una mesa. Lo practica. Participó en la carrera Passeig a Passeig (15 km) con la naturalidad de quien no necesita demostrar nada, pero sí vivirlo en primera persona. Porque el deporte, para él, es un espacio donde se encuentran la disciplina, la salud y —quizás lo más importante— la comunidad.
Correr, pedalear, tirar con cuerda, participar en fiestas populares o proponer soluciones digitales… En su mundo todo se cruza, todo tiene sentido.
Una política que no necesita volumen
Javier Torres ha demostrado que se puede hacer política sin ponerse en el centro de la foto. Que se puede transformar desde lo concreto, desde lo real, desde lo sencillo. Y que gestionar bien no es llenar portadas, sino vaciar listas de espera, abrir espacios, cuidar detalles.
En un municipio que camina a su ritmo, él ha sabido acompañar ese paso. Sin imponer, sin acelerar, sin disfrazar. Solo con trabajo, con compromiso y con una forma de hacer que suena a verdad.
Y eso, en los tiempos que corren, es casi un acto revolucionario.