El alcalde cambia el pleno por la previa y se sube al tren de la UD Ibiza

0
157

Hay días en que la política se quita la corbata, se sube la bufanda celeste al cuello y se planta en el césped con más fe que un delantero en el 90′. Eso hizo este jueves el alcalde de Eivissa, Rafael Triguero, que cambió el despacho por el vestuario para darle un chute de ánimo a la UD Ibiza antes del decisivo duelo contra el Andorra. Porque si hay algo que une más que una promesa electoral, es un ascenso en juego.

Triguero no fue con las manos vacías (ni con medias tintas): llevó palabras de aliento, respaldo político y una buena dosis de espíritu colectivo. Se lo dijo claro al vestuario —sin necesidad de micrófono ni atril—: la ciudad está con ellos, la isla entera late al ritmo del balón, y este domingo toca convertir Can Misses en una olla a presión celeste.

Pero no solo de discursos vive el aficionado. El Ayuntamiento, en colaboración con el club, se ha sacado de la manga un planazo de domingo para convertir la previa del partido en una auténtica verbena futbolera. Desde las 15:00 horas, el estadio será una fiesta: food trucks para llenar el estómago, música en directo para animar los corazones, pintacaras para los más peques (y los no tan peques), y ese ambientazo que huele a ilusión, a nervios y a goles que cambian historias.

A las 17:00 horas, la llegada del equipo será todo un ritual de comunión entre grada y plantilla. La ciudad recibirá a sus guerreros como se merecen: con aplausos, banderas al viento y el grito en la garganta. Porque no es un partido cualquiera. Es una batalla por volver a la Segunda División, por recuperar el lugar que el escudo merece y por seguir soñando con que, algún día, la UD Ibiza vuelva a codearse con los grandes.

Lo curioso es que en este capítulo de fútbol y emoción, la política ha encontrado su rincón. Y no es postureo de campaña ni foto fácil. Es compromiso, es cercanía, es entender que el fútbol —al menos en esta isla— es algo más que once contra once. Es identidad, es orgullo colectivo, es esa chispa que enciende barrios, une generaciones y hace que un alcalde se convierta, por un día, en un hincha más.

Así que ya lo saben: el domingo, a las 19:00 horas, no solo se juega un partido. Se juega una ilusión. Y si alguien aún no tiene plan, que se pase por Can Misses: habrá fútbol, fiesta y fe. Y si Triguero está allí animando, ¿por qué no vas tú también?

No hay comentarios

Dejar respuesta

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.