Cuando el viento sopla en contra y el objetivo parece encogerse a lo lejos, solo los arqueros de verdad afinan el instinto y convierten la tensión del arco en pura poesía. En ese arte milenario de tensar, apuntar y soltar sin titubear, Toni Roig, del club S’Arc d’Eivissa, ha demostrado que en España hay un Robin Hood de carne y hueso… y habla con acento pitiuso.
El escenario no era cualquier campito. El Campeonato de España de Tiro de Campo 2024-2025 se celebraba en Segovia, con 15 especialistas en arco recurvo buscando la gloria entre dianas camufladas entre el monte, tiros en pendiente, y distancias que engañan al ojo más experto. Allí, Toni Roig no solo afinó la puntería: le dio una clase magistral al resto con cada flecha.
Ya en cuartos, empezó afinando la mira con contundencia: 92-77 frente a Adrián Maniscalco, arquero de Castilla y León. Luego, en semifinales, tocaba medirse con el navarro Jon Urriza, un tirador rocoso, de los que no se arrugan. Pero tampoco bastó: 62-56 y pase directo a la final.
Y qué final. Frente a él, el catalán Sergi Cebrián, otro viejo lobo de los circuitos nacionales. Ambos sabían que aquí no valen los errores, que un solo desvío en el anclaje o un pestañeo fuera de ritmo pueden costar el oro. El duelo fue un toma y daca de precisión quirúrgica. Cada flecha silbaba con historia. Y al final, por un solo punto, ese dulce 1 que vale más que mil, Toni Roig hizo diana… en el podio más alto.
Lo de Toni no es casualidad. Es técnica, es templanza, es conocer el vuelo de su recurvo como si fuera una prolongación del alma. No se gana un Campeonato de España de Campo solo por tener buen pulso. Hay que leer el entorno, medir el viento con el cuello, y saber cuándo soltar para que la flecha no solo llegue, sino que impacte con elegancia.
En un deporte donde la precisión es religión y el más mínimo desliz cuesta la gloria, el arquero ibicenco ha dejado su firma en Segovia. Lo suyo no fue una victoria cualquiera. Fue una declaración de intenciones: en el campo, Toni Roig apunta alto. Y cuando suelta, no perdona.