Un nuevo capítulo en una historia de fidelidad y goles

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Cuando muchos futbolistas buscan retos lejanos o contratos relucientes, Alberto Górriz sigue apostando por el valor de lo esencial: el compromiso, la lealtad y el arraigo. La Sociedad Deportiva Formentera ha confirmado la renovación de su delantero y capitán, que volverá a vestir la elástica rojinegra por undécima temporada. Una cifra que no solo impresiona por su longevidad, sino por lo que representa: la continuidad de una historia de amor entre jugador, club y afición.

Natural de Irún y con 31 años ya cumplidos, Górriz se ha convertido en mucho más que un futbolista para el Formentera. Es el rostro de la resiliencia, el espíritu competitivo que no entiende de rendiciones y el líder silencioso que contagia entrega. En la última campaña, su impacto fue rotundo: 2.688 minutos repartidos en 34 partidos y un botín de 17 goles que lo consagraron como el máximo artillero del equipo. Un rendimiento que sería notable para cualquier delantero, pero que en el caso de Górriz reafirma una constancia digna de elogio.

Esta renovación supone más que un movimiento contractual. Es una declaración de intenciones de un club que no quiere perder sus pilares mientras se prepara para un nuevo asalto en la Tercera Federación. El objetivo no es menor: volver a soñar con el ascenso. Y para ello, contar con el carácter de Górriz es casi una garantía de identidad.

Su recorrido en Formentera es, en sí mismo, un relato de persistencia. Llegó en el verano de 2014 procedente del filial del Real Unión y pronto se ganó un hueco en el once. Tras una breve aventura en el Terrassa, regresó para vivir una de las épocas doradas del club: eliminatoria copera frente al Sevilla, campeones de Tercera y ascenso a Segunda B. Su etapa posterior en la Peña Deportiva apenas fue un inciso, porque en la temporada 2018/19 volvió a casa. Desde entonces, ha sido indiscutible.

No todo ha sido un camino de rosas. Las lesiones también pusieron a prueba su fortaleza, como en la temporada 2020/21, cuando una dolencia de pretemporada lo alejó de los terrenos de juego durante meses. Pero Górriz, fiel a su estilo, reapareció con energía renovada. Esa tenacidad es la que ha forjado su leyenda.

En Formentera no solo valoran sus goles, sino su presencia. Es un referente para los jóvenes, un enlace entre generaciones y un espejo donde mirarse. Cada renovación suya es un homenaje a la coherencia, a los valores que definen al fútbol de verdad, ese que no vive de flashes, sino de compromiso.

La temporada 2025/26 se presenta con desafíos importantes para el club pitiuso. Pero con Alberto Górriz al frente del vestuario, el Formentera parte con una ventaja que no aparece en las estadísticas: el corazón de un capitán que nunca se cansa de creer.

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