En un verano donde los rumores y movimientos agitan el mercado de fichajes, el Class Bàsquet Sant Antoni ha lanzado un mensaje claro: el proyecto sigue tan vivo como ambicioso. La renovación de Greg Gantt, una de las piezas más codiciadas del engranaje portmanyí, no es un simple movimiento de continuidad, sino una declaración de intenciones en toda regla.
El escolta estadounidense, con su instinto anotador y una puntería quirúrgica desde la línea exterior, fue la metralla silenciosa del cuadro ibicenco durante el pasado curso. Sus 12,6 puntos por partido, condimentados con un 46,7% en triples y un apabullante 94,7% desde la línea de personal, son solo cifras en un expediente que va más allá de la estadística: Gantt es ese jugador que transforma la energía de un pabellón, que enciende la grada con cada lanzamiento limpio, que entiende el juego como un idioma que domina con fluidez.
En su primera temporada en la isla, el estadounidense no solo encajó en el sistema de David Barrio, sino que se convirtió en una extensión de su libreto sobre la pista. Con 36 partidos disputados y más de 25 minutos de media en cancha, su constancia fue el metrónomo de un equipo que rozó el cielo pero al que, de nuevo, le faltó un punto de fortuna en la lucha por el ascenso.
Ahora, con el proyecto 2025-26 tomando forma, Gantt se erige como el primer gran pilar sobre el que construir la tercera tentativa al sueño de Primera FEB. Le acompañan, de momento, los nombres ya confirmados de Dani de la Rúa y Javi Rodríguez, en una plantilla que apunta a ser tan sólida como el propio carácter del tirador de Florida.
En Sant Antoni lo saben bien: retener talento no es solo una cuestión de números, sino de convicción. Y en Gantt hay compromiso, hambre competitiva y, sobre todo, un liderazgo que trasciende las estadísticas. Su renovación es una victoria en los despachos antes de que empiece a botar el balón.
La Segunda FEB volverá a ser un campo de batalla feroz, pero con el francotirador texano de nuevo al frente, el Sant Antoni ya tiene en su arsenal una de las armas más letales de la categoría. La isla mantiene su pulso por el ascenso. Y Gantt, como siempre, ya está apuntando al aro.