Con la maleta cargada de ilusión y un fútbol de barrio refinado en el rigor profesional de Colón de Santa Fe, Facundo Contreras ya posa con la elástica del Inter Ibiza. Es una de las caras nuevas del conjunto interista tras el ansiado ascenso a Tercera RFEF, y su llegada no es cualquier movimiento de mercado: es un guiño directo al futuro, una apuesta con presente, y un gesto de ambición que respalda el crecimiento deportivo de un club que se resiste a ser simplemente uno más en la categoría.
A sus 20 años recién cumplidos, el joven mediapunta aterriza en la isla con un perfil que despierta expectativas. Bajo, potente, ágil y con una conducción incisiva, se desenvuelve con naturalidad entre líneas, con libertad para girar, pensar rápido y ejecutar mejor. Diestro de nacimiento, aunque cómodo en ambos perfiles, puede aparecer por detrás del punta o partir desde el costado derecho, donde sus cambios de ritmo y su capacidad para desequilibrar en el uno contra uno marcan diferencias.
El Inter Ibiza se ha movido con inteligencia. No ha esperado a que otros clubes apuesten primero por la joya sudamericana. Ha sido el primero en llamar a su puerta y convencerle de que el proyecto pitiuso es el trampolín ideal para brillar en España. En un mercado plagado de promesas efímeras y perfiles repetidos, Contreras ofrece algo distinto: desparpajo, madurez pese a su edad, y una relación natural con el gol. No solo asiste, también define.
Su etapa formativa en Colón de Santa Fe, un club de enorme tradición en Argentina, le ha curtido en la exigencia competitiva. Ahora le toca adaptarse a la Tercera RFEF española, un escenario que premia la inteligencia táctica y la regularidad física. Ibiza le ofrecerá un contexto amable, con un club que sabe cuidar al talento joven y una ciudad donde el fútbol empieza a respirar otra intensidad. La afición espera vértigo, juego vertical y magia en los metros finales. Y Contreras parece tener todos los ingredientes.
El vestuario le recibirá como lo que es: un fichaje importante. No como una apuesta de fondo de armario, sino como una pieza que puede alterar el ritmo de los partidos. No hay dudas de que el cuerpo técnico lo integrará poco a poco, dándole libertad pero también responsabilidades. No es solo un refuerzo: es un mensaje. El Inter Ibiza no quiere simplemente sobrevivir en su nueva categoría. Quiere competir, crecer, consolidarse. Y, con jugadores como Facundo, soñar un poco más.
En Can Cantó, donde la temporada pasada se vivieron tardes de euforia, ya se empieza a hablar de este joven con número de camiseta aún por definir y acento rosarino. El desafío será tan grande como apasionante: adaptarse, brillar y ser decisivo. Si lo consigue, será una de esas historias que se recuerdan con cariño en los años venideros. Por ahora, la pelota ya rueda, y el talento ya está en casa.