El Inter Ibiza ficha al arquitecto del cuerpo

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Hay una parte del fútbol que no aparece en los resúmenes ni levanta a la grada. No sale en las fotos ni se adorna con cifras llamativas. Pero está ahí. Persistente. Silenciosa. Decisiva. Es ese trabajo que no se mide en goles sino en repeticiones, en umbrales aeróbicos, en cargas bien gestionadas. Es el arte de preparar el cuerpo para resistir, para competir, para no romperse. Es el espacio donde se mueve con naturalidad Vicent Egea, nuevo preparador físico del Inter Ibiza, que llega para dotar de fondo y forma a un equipo que sueña con crecer desde los cimientos.

En los despachos del Inter no se han limitado a confeccionar una plantilla. Han construido un plan. Y ese plan pasa por rodearse de profesionales que entiendan el juego más allá del balón. En ese sentido, la incorporación de Egea no es una pieza más. Es un gesto de madurez. De ambición serena. Un paso firme hacia la profesionalización. Porque en este fútbol de barro y sacrificio, la diferencia entre pelear por todo o vagar en mitad de tabla, muchas veces se decide en la preparación.

Egea no necesita presentación en el fútbol balear. Su trabajo en la Peña Deportiva o la Penya Independent habla de alguien que ha vivido el fútbol desde dentro, que ha aprendido a moldear cuerpos con la precisión de un orfebre y la exigencia de un entrenador. A su espalda, fases de ascenso, categorías conquistadas y equipos que han resistido gracias a una preparación minuciosa. Pero su mayor virtud, quizá, no esté en los logros, sino en la forma de llegar a ellos: con método, con constancia, con sentido.

Su estilo no es estridente. No lo necesita. Es metódico, riguroso, fiel a una idea: el fútbol se construye desde lo físico, pero no se limita a ello. Hay inteligencia en sus propuestas. Lectura del contexto. Cada carga responde a un propósito, cada descanso es parte del plan. Nada queda al azar. No hay promesas vacías ni frases para la galería. Solo trabajo. Preciso. Silencioso. Eficaz.

En un equipo que aspira a crecer en Tercera RFEF, el cuerpo no es una anécdota: es una herramienta. Tener jugadores disponibles, llegar enteros a los tramos finales, evitar lesiones y gestionar los esfuerzos es casi tan importante como acertar con los fichajes. Egea lo sabe. Y lo aplica. Por eso su llegada no es un gesto menor, sino una apuesta estructural.

Can Cantó será el escenario donde ese trabajo invisible empiece a tomar forma. No será inmediato. No será vistoso. Pero será real. Porque antes que el juego, está el cuerpo. Antes que el talento, la resistencia. Antes que el resultado, la preparación.

El Inter se adentra en una temporada que promete ser exigente. Habrá viajes cansados, campos pesados y rivales con historia. Y en ese escenario, contar con alguien como Vicent Egea es jugar con ventaja. No marcará goles, pero ayudará a que otros los marquen. No hará paradas, pero contribuirá a que se lleguen a hacer. Su fútbol es otro. Uno que se juega entre conos, cronómetros y umbrales de fatiga. Pero que también se gana.

Porque, aunque no se vea, lo invisible también decide partidos.

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