En Ibiza no siempre hace falta mirar fuera para encontrar lo que realmente importa. Mientras otros clubes se desgastan en el mercado buscando nombres que suenen bien, la dirección deportiva de la SD Ibiza ha optado por algo mucho más sensato: renovar a los que ya han demostrado que están, que suman y que sienten este escudo como algo propio. Cristian Cruz y Marcos García continuarán una temporada más. Y esa, aunque no lo parezca a simple vista, es una de las mejores noticias del verano.
Cristian llegó sin grandes titulares, pero hoy es uno de los que levanta la voz en el vestuario y da la cara cuando hay que ponerse el mono de trabajo. Tercera temporada para él, cada vez más consolidado, más maduro y más líder. No necesita discursos motivacionales ni hacer gestos grandilocuentes: lo suyo es la constancia, el respeto al juego y a sus compañeros. Es ese tipo de futbolista que cuando falta, se nota. Y cuando está, da tranquilidad.
Lo de Marcos García va un paso más allá. Hablar de él es hablar de un tipo que lleva cinco años en el club, que ha visto pasar entrenadores, compañeros y categorías, pero que siempre ha estado ahí. No por inercia, sino porque lo suyo no es sólo experiencia, es compromiso. Su currículum impresiona —Villarreal, Recre, Real Sociedad, Valladolid—, pero en Ibiza no vive de lo que fue. Aquí se ha ganado un sitio desde la coherencia y la entrega diaria. Nunca sobreactúa, pero cuando habla, se le escucha. Porque tiene crédito, porque ha estado en todas.
Ambos son capitanes, sí, pero más allá del brazalete. Lo son porque entienden de qué va esto. Porque no se borran cuando hay barro. Porque en cada entrenamiento transmiten lo que no se ve en las estadísticas: actitud, responsabilidad, profesionalidad. En un club que aspira a crecer sin perder su esencia, tener figuras así no es opcional: es clave.
La SD Ibiza, al renovarles, no solo conserva a dos buenos futbolistas. Conserva un trozo de su identidad. Porque los proyectos sólidos no se construyen solo con talento, sino con gente que sabe por qué y para qué está. Y Cristian y Marcos, por si alguien tenía dudas, están por convicción.
A veces, las mejores decisiones no son las que más likes generan. Son las que hacen que un grupo funcione, que un equipo no se venga abajo cuando llegan las malas rachas, que el vestuario tenga rumbo. Por eso estas renovaciones valen más que cualquier fichaje. Porque aseguran algo que no se compra: pertenencia.