El Class Bàsquet Sant Antoni vuelve a mover ficha con ambición, y esta vez lo hace apostando por la juventud, la versatilidad y la proyección de Santiago Paz Vázquez. El escolta gallego, de dos metros de estatura y apenas 22 años, aterriza en Ibiza procedente del Club Ourense Baloncesto con la ilusión intacta y el hambre deportiva de quien todavía tiene mucho que contar en las pistas. Su llegada no es un simple fichaje de verano: es un mensaje claro del conjunto portmanyí, decidido a rehacer su camino hacia el ansiado ascenso tras dos campañas quedándose a las puertas.
Formado en la fértil cantera del baloncesto gallego, Paz ha sido un habitual en los radares de los técnicos desde bien joven. Su evolución fue meteórica: del Obradoiro filial en Liga EBA al debut en la Liga Endesa, donde sumó minutos en cinco encuentros con el primer equipo en la temporada 22-23. Aquella experiencia, aunque breve, lo curtió a nivel competitivo y lo expuso a la intensidad del máximo nivel nacional. No todos los jóvenes pueden presumir de haber compartido vestuario ACB antes de cumplir los 21.
El curso siguiente le llevó a la LEB Plata con el Maderas Sorlí Benicarló, y posteriormente dio un paso más con el Ourense en Primera FEB, acumulando más de 30 apariciones y mostrando un perfil sobrio, trabajador y comprometido. Con una media de casi 10 minutos por partido, sus cifras no brillan por volumen, pero sí por eficiencia: por encima del 50% en tiros de dos, buenos porcentajes desde la línea de personal y una presencia defensiva que incomoda a cualquier exterior rival.
Pero más allá de los números, el valor de Paz reside en su capacidad para adaptarse a distintos roles. Puede actuar como escolta o como alero, defiende con agresividad, no necesita muchos toques para entrar en juego y tiene instinto para ocupar espacios. Es ese tipo de jugador que todo entrenador valora en una plantilla larga y con aspiraciones.
En el contexto del Class Sant Antoni, que busca recuperar el impulso perdido tras dos duras eliminaciones en los playoffs, la incorporación del gallego responde a una estrategia de rejuvenecer el grupo sin perder competitividad. Su perfil encaja como anillo al dedo en un equipo que quiere correr, defender y aprovechar cada posesión como si fuera la última. Ibiza será, para Santi, un nuevo laboratorio donde pulir su talento y dar el salto definitivo.
El baloncesto en la isla sigue creciendo, y con jugadores como Paz, el proyecto se afianza con una mezcla de hambre y cabeza fría. Su fichaje no es solo una apuesta por el presente, sino una inversión con visión de futuro. En Portmany saben que para llegar lejos no basta con nombres rimbombantes, sino con guerreros discretos que nunca bajan la guardia.
Ahora, con el dorsal por definir y el horizonte apuntando al ascenso, solo queda esperar que el joven gallego convierta cada minuto en oro. Porque en una categoría tan exigente como la Segunda FEB, cada detalle cuenta… y Santi Paz parece tener varios que podrían marcar la diferencia.