Rubén aterriza en la SD Ibiza y Diego renueva su lealtad rojilla

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En Can Misses no solo se construyen equipos, se moldean identidades. La SD Ibiza ha dado dos pasos clave en la configuración de su nueva temporada: por un lado, la llegada de Rubén Carretero, un delantero con hambre de fútbol y recorrido en Tercera RFEF; por otro, la continuidad de Diego Jiménez, un central que ha tejido su nombre en la zaga ibicenca a base de carácter y constancia.

Rubén, procedente del Alzira, aterriza en la isla tras una campaña en la que disputó 31 encuentros y marcó cuatro goles. Más allá de las cifras, su verdadero valor se encuentra en lo intangible: movilidad incansable, presión alta y un sacrificio sin reservas en cada metro del campo. El delantero ofrece una versatilidad ofensiva que puede oxigenar el frente de ataque celeste, y su estilo encaja con el modelo de intensidad que persigue el cuerpo técnico.

Su fichaje representa algo más que una incorporación numérica. Es una apuesta por el esfuerzo silencioso, ese que no siempre llena portadas pero que cimenta los triunfos del grupo. En una categoría tan exigente como la Segunda RFEF, contar con un atacante dispuesto a trabajar cada balón como si fuera el último es, simplemente, oro táctico.

En el otro lado de la balanza, la renovación de Diego Jiménez es una declaración de principios. El central, que disputó 25 partidos y anotó tres goles en la pasada campaña, ha sido uno de los pilares emocionales y futbolísticos del equipo. Su presencia en el vestuario no solo garantiza experiencia y rigor defensivo, sino también un liderazgo sereno y respetado por sus compañeros.

Diego representa esa rara mezcla de temple y compromiso. En cada corte, en cada duelo aéreo, en cada salida desde atrás, deja una marca indeleble. Renovar su contrato no es solo asegurar su presencia en el campo; es blindar la columna vertebral de un proyecto que aspira a crecer con bases firmes.

Con estas dos piezas, la SD Ibiza sigue perfilando un bloque que combina juventud y veteranía, garra y equilibrio. Rubén y Diego no son solo nombres en una plantilla: son parte de una idea. La de un equipo que quiere competir con alma, que respira fútbol con cada paso y que, sobre todo, no olvida que los grandes logros nacen de los pequeños gestos.

La temporada está aún por arrancar, pero en Ibiza ya se siente el latido de algo que va tomando forma. Porque en esta isla, el fútbol también es una manera de soñar.

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