La UD Ibiza ya sabe lo que es ganar en su regreso a la Primera RFEF. Lo hizo en el estadio Jesús Navas, frente a un Sevilla Atlético correoso que llevó al límite a los celestes, en un partido que acabó con el marcador 1-2 y con los isleños defendiendo la renta hasta el minuto 102. Estreno con victoria, pero también con sudor y suspense.
El choque no pudo comenzar de mejor manera para el bloque de Paco Jémez. Apenas se habían acomodado los espectadores cuando Bebé sacó un latigazo descomunal desde más de 30 metros que se coló por la escuadra. Un golazo para enmarcar y la mejor tarjeta de presentación posible para un equipo que sueña con pelear por todo en este curso. El tanto dio tranquilidad, pero también cierta tentación de contemporizar, lo que permitió al filial nervionense ganar metros y empezar a probar a la zaga ibicenca.
El Ibiza alternaba ráfagas de calidad con fases de repliegue, pero cada vez que se asomaba al área rival generaba sensación de peligro. Así, nada más arrancar la segunda parte, Ernesto amplió la ventaja tras una jugada colectiva medida al milímetro, culminada con un remate sencillo pero decisivo. El 0-2 parecía encarrilar el triunfo, aunque el filial sevillista no se resignó.
Con media hora aún por delante, el Sevilla Atlético encontró el 1-2 gracias a Collado, que aprovechó un desajuste defensivo para devolver la emoción al encuentro. Desde ahí, la tensión fue máxima. El equipo local apretó, los celestes resistieron con cambios defensivos y el reloj se alargó hasta los 12 minutos de añadido, en los que se sufrió más de lo esperado.
El pitido final desató el alivio y la satisfacción. Tres puntos valiosos, un inicio con pegada y carácter, aunque también con deberes por delante: controlar mejor los partidos y evitar esas fases de desconexión que pudieron costar caro. El Ibiza empieza con paso firme y ya manda un aviso: este equipo quiere ser protagonista en la Primera RFEF.
