La Unión Deportiva Ibiza sigue afinando su artillería de cara a una temporada que se anuncia especial. Los despachos celestes se han movido con determinación para sumar talento y ambición al proyecto. La última pieza en incorporarse al engranaje ofensivo de Paco Jémez es Santiago Müller, delantero argentino de 21 años que llega con hambre, recorrido y muchas ganas de dejar huella en la isla.
Nacido en Buenos Aires en 2003, Santy —como ya empieza a conocerle la parroquia ibicenca— aterriza en Can Misses tras dejar su rastro goleador en distintos rincones del fútbol español. Badajoz, Montijo, Linares y Deportiva Minera han sido las estaciones de paso de un jugador que, a pesar de su juventud, ya ha saboreado la exigencia del balompié competitivo en la península. Ahora, su desafío da un salto de calidad: ser protagonista en un proyecto que no se conforma con participar, sino que quiere mandar.
La llegada de Müller no es casualidad. En el libreto de Jémez, el gol es una prioridad, pero no a cualquier precio. El nuevo delantero celeste destaca por su movilidad, su olfato en el área y una intensidad que encaja con la filosofía del técnico. No es el típico ‘9’ de referencia anclado al área; Santy se mueve con inteligencia, arrastra marcas y ofrece líneas de pase. En definitiva, un perfil que aporta variantes a un Ibiza que aspira a ser protagonista desde el primer minuto.
El contexto tampoco es menor: 2025/26 no será una campaña cualquiera. El club cumple una década de vida, y la efeméride ha elevado el listón. Hay ilusión en la isla, pero también una hoja de ruta ambiciosa. La directiva lo sabe, la afición lo espera, y el cuerpo técnico lo exige. En ese escenario, cada refuerzo cuenta, y el de Müller apunta a ser algo más que un nombre en la plantilla: quiere ser un nombre propio en la historia del club.
Aunque el césped tendrá la última palabra, la apuesta es clara. Juventud, hambre y talento al servicio de un proyecto que no renuncia a nada. Santy Müller ya está en casa. El Ibiza lo espera… y también lo necesita.