La UD Ibiza ha vivido un verano de revoluciones. El club celeste, tras una temporada de transición, ha apostado fuerte por un cambio de piel casi total para encarar el nuevo curso en Primera RFEF. El encargado de diseñar la plantilla, Javi Lara, afrontó su primer mercado como director deportivo tras colgar las botas hace apenas unos meses y ha dejado claro que su sello empieza a notarse.
Con 16 incorporaciones, el bloque ibicenco poco se parece al del pasado curso. El plan era claro: refrescar el vestuario, ganar fondo de armario y dotar al centro del campo de variantes para un estilo exigente, de ida y vuelta, que no perdona piernas cansadas. Nombres como Josep Señé, Fede Vico, Fran Castillo o David del Pozo apuntalan esa idea, a la que se han sumado en el tramo final hombres como David García y el joven Santi Müller, llamados a aportar energía y carácter.
Una de las decisiones clave fue mantener a Paco Jémez al mando. En el club consideran que el técnico ha sabido adaptarse a la categoría y que la continuidad era la mejor baza para seguir creciendo. La apuesta es por la estabilidad: mismo entrenador, pero con un plantel mucho más amplio y competitivo.
No todo fue sencillo. Ibiza no es una plaza fácil para cerrar operaciones: la vivienda y la insularidad siguen siendo un freno para muchos jugadores. Además, el papel de los agentes añade siempre una capa de complejidad a cada negociación. Aun así, Lara ha logrado dar forma a un grupo a su medida, con un rasgo que considera innegociable: el factor humano. Para él, el vestuario debe estar compuesto por futbolistas que sean tanto buenos profesionales como buenas personas.
El triunfo en el debut liguero fue un alivio y un empujón de confianza, aunque en el club saben que aún queda mucho camino por recorrer. La plantilla necesita rodaje y compenetración, pero el proyecto ya transmite ilusión. “Antes costaba más convencer; ahora, quien pisa la isla ya no quiere marcharse”, resumió el director deportivo sobre el creciente atractivo del Ibiza.
Con un grupo renovado, un técnico consolidado y una afición con hambre de ver a su equipo pelear arriba, el reto está servido: convertir la ilusión en resultados y demostrar que el proyecto de Lara y Jémez puede poner de nuevo al Ibiza en el escaparate grande del fútbol español.