El Palladium Can Misses estrenó la temporada con el ambiente de las grandes citas y el Ibiza respondió a la altura de las expectativas: victoria ante el Hércules, dos goles en la primera mitad y liderato provisional que alimenta la ilusión de la afición celeste. Bebé y Gallar fueron los protagonistas de un encuentro intenso, vibrante y con fases de gran fútbol, en el que los de Paco Jémez mostraron personalidad para imponerse en los momentos clave.
Desde el pitido inicial, el equipo pitiuso salió a morder. El césped tembló bajo la presión alta y la verticalidad de un Ibiza que buscaba marcar territorio. El primer rugido de la grada lo provocó Bebé, siempre dispuesto a encender la chispa, con un lanzamiento de falta que rozó el larguero. Era el aviso de lo que estaba por venir.
El gol inaugural llegó al filo del minuto 20, tras una jugada que levantó a los espectadores de sus asientos. Bebé se inventó una acción de fantasía, rompiendo a su defensor con una croqueta marca de la casa y sirviendo en bandeja el tanto a Gallar, que no perdonó desde el corazón del área. El Hércules, lejos de encogerse, reaccionó con carácter y encontró premio en las botas de Ben Hamed, cuyo disparo ajustado devolvió la igualdad al marcador.
El intercambio de golpes no cesó y, en plena euforia visitante, apareció de nuevo la figura del caboverdiano. Bebé recogió un balón suelto en la frontal tras un rechace y lo colocó con precisión quirúrgica en la red alicantina. Otro golazo para su colección personal y ventaja recuperada antes del descanso.
En la segunda parte, el guion cambió. El Hércules se adueñó del balón, obligó al Ibiza a replegarse y trató de buscar espacios en una defensa cada vez más concentrada. Los celestes, sin embargo, supieron sufrir y cerraron filas, resistiendo con oficio y con un Ramón Juan seguro cuando fue necesario. Jémez movió el banquillo para refrescar piernas y el equipo, aunque perdió fluidez, no perdió el control emocional de un choque que exigía madurez.
El tramo final fue un pulso de nervios. El Hércules apretó con más corazón que claridad, mientras el Ibiza aguantaba como gato panza arriba, consciente de que el botín estaba demasiado cerca como para dejarlo escapar. El pitido final confirmó la segunda victoria consecutiva y un liderato que, más allá de la clasificación, refleja la identidad que empieza a forjarse en Can Misses: fútbol valiente, goles de calidad y un equipo que transmite confianza.
La próxima semana, Marbella pondrá a prueba este inicio ilusionante, pero en la isla ya se respira algo más que buenos resultados: se percibe un proyecto que comienza a tener alma.