El líder no descansa ni se acomoda. Aunque la UD Ibiza luce con orgullo su impecable arranque liguero —seis de seis y con galones—, el discurso de Paco Jémez sigue cargado de exigencia, autoanálisis y una visión a largo plazo. Porque en Can Misses no se conforman con ganar, quieren convencer. Y el próximo test, este sábado en el coqueto Banús Football Center, no será una postal de relax junto al mar, sino una auténtica prueba de fuego ante un Marbella que viene con la lección aprendida y el cuchillo entre los dientes.
La semana de trabajo ha sido, en palabras del técnico, una de las mejores desde que arrancó la temporada. Una frase que no es gratuita viniendo de alguien al que no se le escapan ni los detalles más microscópicos. Tras una victoria que dejó más dudas que certezas frente al Hércules, el cuerpo técnico ha exprimido cada fotograma para corregir desajustes, especialmente en la salida de balón y la orientación corporal de sus jugadores. El objetivo está claro: que el equipo no solo domine el marcador, sino también el juego.
El Marbella, rival curtido y con colmillo, se presenta como el termómetro perfecto para medir la madurez competitiva de los celestes. Con una plantilla plagada de experiencia y una victoria reciente ante el siempre correoso Real Murcia, los andaluces no regalarán ni un centímetro. Y eso, en clave ibicenca, implica máxima concentración y cero margen para las siestas futbolísticas.
A nivel de pizarra, Jémez no descarta algún retoque en el once inicial. Pero más allá de los nombres, insiste en la necesidad de que todos los elegidos —titulares o suplentes— se impregnen de la esencia del equipo: presión alta, circulación rápida y verticalidad sin perder la cabeza. No busca héroes individuales, sino engranajes que encajen con precisión suiza.
En el apartado médico, la enfermería sigue dando quebraderos de cabeza. Fran Castillo continúa fuera por lesión, aunque se espera que la próxima semana vuelva al grupo. Bebé, entre algodones, se debate entre arriesgar para jugar o parar a tiempo y evitar males mayores. La disyuntiva crece ante la posible convocatoria con Cabo Verde, un premio individual que choca con las necesidades colectivas. Mientras tanto, Iván del Olmo, tras meses en el dique seco, ya pide paso con entrenamientos que huelen a titularidad inminente. Y los últimos fichajes, aunque aún en proceso de adaptación, empiezan a mostrar destellos del potencial que pueden aportar en este proyecto ambicioso.
Por si fuera poco, Paco Jémez está a cuatro partidos de convertirse en el técnico con más encuentros dirigidos en la historia del club. Un hito que no pasa desapercibido y que, lejos de generar autocomplacencia, parece espolear al míster para seguir construyendo algo duradero en la isla.
En definitiva, la UD Ibiza llega a Marbella con la maleta cargada de ilusión, fútbol y autocrítica. Y con la certeza de que para seguir en la cima no basta con sumar de tres: hay que dejar huella en cada jornada. Porque en esta categoría, el liderato se defiende cada semana con uñas, talento… y mucha, mucha personalidad.