El derbi pitiuso de Tercera RFEF entre Portmany y Peña Deportiva tuvo todos los ingredientes de una tarde grande: nervios, polémica y un ambiente eléctrico en la grada. Solo faltaron los goles, porque el partido se resolvió con un único chispazo, el de Parra, que aprovechó un error del guardameta local para firmar el 0-1 que vale un liderato provisional.
El choque arrancó con el Portmany desatado, empujado por su gente y con la adrenalina propia de un duelo que se vive más allá del césped. Durante quince minutos, los de Sant Antoni parecían dueños del escenario, pero no pasaron de las intenciones. La Peña, paciente, esperó su momento y poco a poco fue imponiendo su oficio: más balón, más calma y más peligro. Los postes salvaron al Portmany antes del descanso, en una primera parte que se jugó al límite y con más tarjetas que ocasiones claras.
Nada más volver de vestuarios llegó el giro. Un fallo en la salida de Lluis dejó la portería vacía y Parra, con instinto de delantero, no perdonó. Ese tanto rompió la baraja y obligó al Portmany a lanzarse al ataque con más corazón que ideas.
El tramo final fue de infarto: la Peña dispuso de un penalti que detuvo Lluis y reclamó un segundo gol en un disparo que parecía haber cruzado la línea antes de ser despejado. El árbitro no lo concedió y el marcador ya no se movió.
Con esta victoria, la Peña se coloca en la cima de la tabla y reafirma su candidatura a todo. El Portmany, en cambio, se marcha del derbi con la frustración de haber competido, pero sin puntos que lo respalden. En los derbis, el error se paga, y esta vez el peaje fue demasiado caro.