Sa Pedrera se enciende: el Sant Antoni quiere cerrar la serie a lo grande ante el Iraurgi

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Este sábado por la noche (20:00 horas), en el parquet caliente de Sa Pedrera, no se juega un simple partido: se juega media historia del Bàsquet Sant Antoni. Con las gradas listas para rugir y el balón a punto de volar, los sanantonienses saltarán a la pista con la eliminatoria encarrilada, pero no cerrada. Porque esto es playoff, señoras y señores, y aquí nadie da nada por ganado hasta que suena la bocina final.

El equipo ibicenco llega con la renta de +21 conseguida en Azpeitia, donde firmaron un clinic defensivo y una lección de carácter. Un 60-81 que dejó temblando las paredes del pabellón vasco y a los locales sin argumentos. Pero en el lenguaje del baloncesto, eso no significa que el pescado esté vendido. Ni mucho menos. Esto no va de matemáticas, va de hambre, va de nervio, va de salir con las rodilleras apretadas y el colmillo afilado. Y David Barrio, el técnico de los pitiusos, lo sabe.

El míster lo tiene claro: hay que morder desde el salto inicial. Porque si el Iraurgi ve una rendija, se mete. Y si se mete, se puede liar. El coach leonés lleva días puliendo automatismos, ajustando el timing defensivo, afinando los bloqueos y repasando las ayudas como si fueran acordes de jazz. Porque en los playoffs, cada posesión cuenta, cada rebote se pelea como si fuera el último, y cada fallo puede costar caro.

Pero ojo, no se trata solo de cerrar una eliminatoria. Este equipo está en modo rodillo: 18 victorias en los últimos 19 partidos, ritmo de campeón. Están tan enrachados que hasta el aro parece más grande. Y este sábado, además, se reencuentran con su gente, con esa afición que convierte Sa Pedrera en una olla a presión cuando el balón vuela y los triples empiezan a llover como meteoritos.

Delante, un Iraurgi que llegará con el cuchillo entre los dientes, buscando el milagro. Son un bloque duro, bien trabajado, y que no ha llegado a estas alturas por casualidad. Aizpitarte y Godwin tienen puntos en las manos, y si reaparece Íñigo Royo, la cosa puede cambiar. Pero la realidad es que en la ida fueron ahogados por la defensa pitiusa, y para revertir eso necesitarán algo más que inspiración: necesitarán una tormenta perfecta.

La tensión está servida. Porque aunque la ventaja sea amplia, los playoffs son territorio salvaje. Y si algo caracteriza a este Sant Antoni es que no entiende de especular: juega para ganar, juega para hacer historia. Y este sábado tienen una cita con ella.

¿Se cerrará la serie con autoridad o habrá suspense hasta el final? Lo único seguro es que en Sa Pedrera va a sonar música de playoff… y el Sant Antoni quiere bailar hasta el último cuarto.

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