En Can Misses ya se respira fútbol. La SD Ibiza ha comenzado a perfilar su proyecto para la próxima temporada con una mezcla bien calibrada de renovaciones estratégicas y fichajes ilusionantes. Sin grandes alardes, pero con pasos firmes y meditados, el club rojillo ha dado a conocer durante los últimos días una serie de movimientos que definen su intención: construir un bloque sólido, competitivo y con un marcado acento local.
Y la maquinaria ya está en marcha. El equipo ha iniciado los entrenamientos de pretemporada, con las primeras sesiones sobre el césped que combinan trabajo físico, táctica y cohesión grupal. Una etapa clave en la que se empieza a moldear el carácter del vestuario y donde cada pieza, nueva o renovada, comienza a encajar en el puzle colectivo.
Uno de los jugadores que han sellado su continuidad ha sido Raúl Castro, un comodín defensivo que ya ha demostrado ser mucho más que un simple lateral. Su polivalencia —capaz de ocupar también el eje de la zaga—, unida a su rigor táctico y temple en los momentos clave, lo convierten en un activo imprescindible en el esquema. Con su renovación, el equipo mantiene una pieza que ofrece seguridad, jerarquía y versatilidad en la línea de retaguardia.
También seguirá defendiendo la elástica ibicenca Airam López, un centrocampista de esos que no necesitan focos para brillar. Su compromiso incuestionable, unido a una entrega constante y una calidad técnica que aporta equilibrio en la medular, hacen de él un valor seguro para afrontar una temporada que se presenta exigente y ambiciosa. Su continuidad garantiza no solo rendimiento sobre el césped, sino también coherencia en el vestuario.
Pero no todo es continuidad. El mercado también trae caras nuevas y, en algunos casos, regresos muy esperados. Es el caso de Antonio Moreno, delantero ibicenco que vuelve a casa tras su paso por el CD Villacañas. Su fichaje representa más que una incorporación ofensiva: es una apuesta por el talento local, por ese vínculo emocional que solo los jugadores de la tierra pueden ofrecer. Con gol, movilidad y hambre de demostrar, Moreno promete emociones fuertes en la parcela atacante.
Para apuntalar los costados defensivos, llega desde la banda izquierda Adrián López, un lateral que combina potencia en la subida con oficio en la contención. Con experiencia en la categoría y una marcada vocación ofensiva, su presencia añade profundidad por el carril y abre nuevas variantes tácticas para el cuerpo técnico. Su fichaje apunta a reforzar no solo la defensa, sino también la salida limpia desde atrás y el juego por bandas.
Y bajo palos, el club apuesta por el futuro con la incorporación del joven Sebastián Arenas, procedente de Las Rozas B. Con tan solo 20 años, el guardameta ya destaca por sus reflejos, lectura de juego y una madurez impropia de su edad. Su llegada supone una inversión de presente y futuro, con la esperanza de que crezca bajo la disciplina del club y compita por minutos en una posición siempre crucial.
Estos movimientos, aunque aún lejos de cerrar la plantilla definitiva, dejan entrever el perfil que busca la SD Ibiza: compromiso, identidad, juventud con proyección y experiencia táctica. Un bloque que no depende de grandes nombres, pero sí de un engranaje colectivo que funcione como un reloj suizo.
El balón ya ha empezado a rodar en la pretemporada, y en Ibiza se comienza a dibujar el boceto de lo que será la próxima campaña. Y si algo parece claro, es que esta plantilla quiere mirar hacia arriba, con los pies en la tierra y el corazón en la isla.