Sant Antoni y Can Cantó, una alianza con visión de futuro para el baloncesto ibicenco

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El baloncesto en Ibiza acaba de dar un paso que puede marcar un antes y un después en la estructura formativa de la isla. El CB Sant Antoni y el CE Can Cantó han sellado un acuerdo estratégico que va más allá de la simple cooperación entre clubes: es una apuesta ambiciosa por consolidar un modelo sostenible, competitivo y con proyección a medio y largo plazo.

Lejos de una fusión o de una absorción, esta unión mantiene intactas las identidades de ambas entidades, pero traza un puente sólido entre Portmany y Vila con un objetivo común: potenciar el talento local desde la base. La firma del convenio, escenificada esta semana por Vicente Costa y Rafael Roselló, representa la voluntad de sumar esfuerzos en un contexto donde la optimización de recursos se vuelve tan imprescindible como la visión compartida.

Uno de los puntos clave de este acuerdo es la creación de un equipo júnior conjunto que competirá a nivel autonómico. En una categoría donde la falta de efectivos venía siendo una barrera para el crecimiento, la fusión de canteras permitirá dar forma a un bloque con garantías, en el que los jugadores no solo compitan, sino que entren en la órbita del filial sénior B del CB Sant Antoni, equipo al que se quiere proyectar en la Tercera FEB en un futuro cercano.

Al frente de esta estructura estará Adri Ferrer, joven técnico con un perfil en ascenso, encargado de liderar un proyecto donde la progresión deportiva de los jóvenes pasa a ser una prioridad. El sueño, que empieza a tomar forma, es ver a estos jugadores escalando peldaños hasta llegar al equipo de Segunda FEB, que esta temporada volverá a intentar el asalto a la Primera FEB.

Pero la formación no se limita a lo que ocurre en la pista. El acuerdo también contempla una línea de trabajo intensa en la capacitación de entrenadores. Técnicos de ambos clubes contarán con sesiones formativas semanales bajo la tutela de los profesionales más cualificados del CB Sant Antoni. La meta es clara: que los formadores también crezcan, porque de su preparación dependerá la evolución de los jugadores.

Este enfoque integral apunta a una meta que trasciende resultados inmediatos. Se trata de sembrar con paciencia y criterio para que, en unos años, Ibiza pueda contar con una estructura sólida, nutrida por talento local, capaz de sostener proyectos ambiciosos sin perder el arraigo con la comunidad.

Con este paso, Sant Antoni y Can Cantó reafirman que el baloncesto ibicenco no solo tiene presente, sino también futuro. Un futuro que se construye desde la base, con trabajo en equipo, y que invita a soñar en grande sin dejar de pisar tierra firme.

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