2-2. El Formentera se atasca en el arranque: otro empate que sabe a poco en casa

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El Municipal de Sant Francesc abría sus puertas por primera vez esta temporada para recibir a un Formentera aún con el motor frío, que llegaba con ganas de brindar la primera victoria a su afición, pero acabó chocando con la cruda realidad de una liga que no perdona el más mínimo bajón. El 2-2 ante el Constància deja un sabor amargo, casi agrio, porque los tres puntos estaban encarrilados antes del descanso y se esfumaron cuando el cronómetro agonizaba.

Y eso que el guion arrancó con ritmo rojinegro. No se había acomodado todavía el público en sus asientos cuando David Sanz, siempre incisivo, cazó una de esas que solo él sabe firmar y adelantó a los locales en el minuto 6. Gol tempranero, entusiasmo en las gradas y sensaciones de que esta vez sí. La presión arriba funcionaba, las transiciones eran fluidas y el equipo se notaba con una marcha más… durante al menos media hora.

Santiago Rinaldi, con olfato de ‘killer’, amplió distancias en el 35’ tras una buena acción colectiva, y el 2-0 al descanso parecía suficiente. Pero en el fútbol, como en la vida, todo puede cambiar con un simple giro de guion. Y ese giro llegó, cómo no, en forma de cansancio.

El Formentera empezó a pagar los peajes de la Copa Federación, donde entre semana se vació para dejar fuera a la SD Ibiza. Ese esfuerzo, que entonces supo a gloria, el domingo pasó factura. En la segunda parte, el equipo se desinfló como un globo pinchado y el Constància, con más piernas y sin nada que perder, olió la sangre.

Mateo Ferrer recortó distancias desde los once metros en el 75’ y el miedo empezó a instalarse en el ambiente. El Formentera ya no era el mismo: sin frescura, sin control, sin salida. Los balones divididos ya no se ganaban y las piernas pesaban el doble. El empate era un riesgo latente… y llegó. Agustín Guiaquinto, en el 87’, clavó el puñal en el corazón rojinegro con el 2-2 definitivo, ante la impotencia de un equipo que no supo cerrar el partido ni resistir la embestida final.

Así, el equipo de Maikel Romero suma su segundo empate consecutivo en liga —tras el 1-1 en el derbi pitiuso ante el Inter Ibiza— y sigue sin conocer la victoria. Un arranque dubitativo que genera dudas, aunque todavía hay margen para revertir la dinámica. Eso sí, el margen no es infinito.

El próximo domingo, de nuevo en casa, llega el Platges de Calvià. Será una prueba de carácter, de fondo físico y de cabeza. Porque el Formentera necesita ya no solo sumar de tres, sino convencerse a sí mismo de que puede hacerlo. Y eso empieza por no regalar segundas partes como la de hoy.

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