La celebración del Ibiza y su afición por el brillante ascenso a Segunda División dejó cientos de imágenes que ya son historia de la trayectoria social y deportiva del club en el fútbol pitiuso. Pero, sin lugar a dudas, una de los momentos más especiales y emotivos se vivieron en el estadio de Can Misses, cuando el capitán celeste Sergio Cirio, que se recupera de una operación en su talón de Aquiles, se dirigió a la banda de la tribuna general en muletas para regalar su camiseta a un joven hincha de los Corsarios. Se llama Antonio y no se pierde ningún partido del conjunto unionista. El acérrimo hincha no soportó tanta emoción y echó a llorar ante el consuelo del centrocampista. Un gesto que habla por sí sólo de la grandeza como ser humano del 10 de la unión deportiva, así como del señorío del club que preside Amadeo Salvo. Al finalizar el evento, todos los jugadores quisieron inmortalizarse tanto con David como con otro compañero.

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