El Isleño regresa de Mallorca con la sensación de haber sido víctima de un robo, el perpetrado por el colegiado del encuentro, Juan Antonio Lobón García, que primero expulsó a Tomás en el minuto 68 por doble amarilla de forma rigurosa y después prolongó el choque hasta el minuto 98, hasta que Javier Llaneras marcó para el Llosetense el tanto de la victoria. Perder en este campo entraba dentro de lo posible, hacerlo de esta manera no tiene cabida ni en el guión más pesimista.
Mazazo directo, por tanto, a la moral de un Atlético Isleño que luchó y soñó durante muchos minutos con la consecución de al menos un punto, sustento que le hubiera ido de perlas en su particular cruzada por la permanencia.
Es el Llosetense un equipo con tablas y si bien llevó el peso del encuentro y pudo marcar en varias oportunidades, parecía negado de cara a gol. Ni siquiera contra diez fue capaz de apretar las tuercas a un rival entregado a la causa y que a base de brega estuvo a punto de rascar un punto en uno de los desplazamientos más complicados de la temporada.
Pero lo que no pudo lograr el equipo local mediante el juego lo consiguió con las ayudas arbitrales de un colegiado que con sus decisiones fue minando poco a poco al Isleño en un partido serio en defensa de los ibicencos y en el que el orden táctico les permitió tutear durante muchos minutos a un bloque supuestamente superior y cuyo objetivo pasa por clasificarse entre los cuatro primeros y jugar el play-off de ascenso.
