¿Os acordáis de Winde? Sí, aquel delantero senegalés que dejó huella en el fútbol pitiuso con sus goles en el Formentera, la Peña Deportiva y la SD Ibiza. Pues bien, más de una década después, su apellido vuelve a sonar con fuerza… pero esta vez en Italia, y nada menos que en el AC Milan. Tal y como publica Radio Illa, su hijo, N’Ablaye Samb Thioune, apenas 16 años, ha estampado la firma en su primer contrato profesional con los rossoneri.
Una noticia que emociona especialmente en Formentera, porque fue allí, en el modesto campo rojinegro, donde empezó a dar sus primeras patadas al balón mientras su padre defendía la camiseta del club durante la temporada 2010-2011. El niño que corría entre las porterías de Sant Francesc se ha convertido en una de las perlas a seguir en uno de los gigantes europeos.
La historia tiene un componente romántico difícil de ignorar. El fútbol, tantas veces caprichoso, ha querido que un chaval que comenzó su formación en una isla pequeña del Mediterráneo dé ahora el salto a la élite en uno de los templos del balompié mundial. Milán no olvida que sus mejores capítulos se escriben con jóvenes talentos que llegaron desde rincones lejanos. Formentera, por su parte, ya presume de haber visto nacer la pasión de un jugador que hoy empieza a soñar con grandes noches de Champions.
El camino no ha sido sencillo: disciplina, kilómetros y el sacrificio de una familia que supo transmitir el amor por este deporte. Si Winde fue recordado por su garra y por su capacidad de dejarlo todo en el césped, su hijo parece haber heredado la misma determinación, ahora pulida en la cantera de uno de los clubes más laureados del planeta.
Hoy, en Italia, N’Ablaye se prepara para construir su propio legado. Y en la isla, quienes le vieron crecer no pueden evitar mirar con orgullo cómo aquel chavalín del rojinegro se ha colado en el universo del Milan. El fútbol une generaciones, y la historia de los Samb Thioune es la mejor prueba de ello.
