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La SD Ibiza refuerza su banda con dos fichajes ilusionantes

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La SD Ibiza sigue perfilando su plantilla con inteligencia y mirada de futuro, apostando por el talento de proximidad y las piezas que marcaron diferencias en la pasada campaña balear. Dos nombres se suman al proyecto rojillo con credenciales de sobra para ilusionar: Adrián Montalbán y Lorenzo Busi.

El primero, un viejo conocido del fútbol pitiuso, regresa a casa. Natural de Ibiza, Montalbán cambia la elástica de la Peña Deportiva por la de la SD Ibiza tras una temporada donde acumuló 25 apariciones con el conjunto de Santa Eulària. Su incorporación no solo refuerza la plantilla con experiencia en la categoría, sino que añade un componente emocional: la vuelta de un jugador formado en la isla, con compromiso y conocimiento del entorno.

Por su parte, Lorenzo Busi aterriza en Can Misses como una de las revelaciones del último curso en el Formentera. Extremo con chispa, carácter vertical y una notable capacidad de definición, el joven atacante firmó 7 goles en 37 encuentros, consolidándose como una amenaza constante desde el flanco. Su velocidad y capacidad de desequilibrio lo convierten en un refuerzo ideal para aportar dinamismo ofensivo y abrir defensas cerradas.

Ambos fichajes responden a una línea clara de construcción de equipo: jugadores con hambre, conocedores del fútbol balear y con recorrido por delante. Montalbán aportará solidez y madurez desde la segunda línea, mientras que Lorenzo Busi promete vértigo, gol y desequilibrio en cada incursión por banda.

La SD Ibiza afina su engranaje con inteligencia, combinando raíces locales y proyección, en busca de un proyecto sólido que vuelva a conectar con su afición y aspire a pelear por todo.

Se apaga la llama en Sant Miquel: Toni Curuné dimite, se convocan elecciones y la Penya Independent apunta a una retirada definitiva de la Tercera RFEF

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Curuné, junto al entrenador del primer equipo la pasada temporada, Ramiro González.

El fútbol pitiuso recibe una de las noticias más dolorosas de los últimos tiempos. La Penya Independent, símbolo de ambición y crecimiento desde Sant Miquel, atraviesa una crisis de identidad sin precedentes. A la dimisión de su presidente, Toni Curuné, anunciada oficialmente el 22 de julio, se suma un golpe aún más contundente: el primer equipo no ha sido inscrito en la Tercera RFEF para la temporada 2025-2026 y, según ha publicado Diario de Ibiza citando fuentes del programa Más de uno. Ibiza y Formentera, desde el propio club se reconoce que es “muy probable” que los futuros dirigentes tampoco contemplen revertir esta decisión.

El anuncio ha caído como un jarro de agua fría. Hace poco más de un año, la Penya aún saboreaba las mieles de competir en Segunda RFEF, un hito sin precedentes en su historia. Hoy, sin embargo, la entidad parece sumida en una parálisis institucional que amenaza con borrar de un plumazo todo el camino recorrido. La falta de inscripción en la categoría nacional no sería un descuido puntual, sino una decisión meditada ante el inminente cambio de dirección.

El proceso electoral ya está en marcha. El 22 de julio se aprobó el calendario electoral, se designó la comisión correspondiente y se abrió oficialmente el plazo para presentar candidaturas. El cierre de inscripciones será el 24 de agosto, seguido por la proclamación provisional de candidaturas el 25, y finalmente, la Asamblea General Extraordinaria del 27 de agosto, donde se votará la nueva Junta Directiva.

En paralelo a los trámites institucionales, el futuro deportivo del club parece condenado a un repliegue. La falta de inscripción en Tercera RFEF es solo el primer indicio. Las fuentes citadas por Diario de Ibiza, tras lo avanzado en Más de uno. Ibiza y Formentera, confirman lo que muchos temían: no hay intención por parte de los posibles nuevos gestores de inscribir al primer equipo en la competición, ni ahora ni más adelante. El proyecto deportivo que llevó al club a tocar la élite del fútbol balear podría estar llegando a su fin.

La etapa de Toni Curuné al frente del club deja un legado incuestionable. Bajo su liderazgo, la Penya no solo logró ascender a Segunda RFEF, sino que se convirtió en un ejemplo de crecimiento desde la humildad y el trabajo sostenido. El club se profesionalizó, aumentó su estructura y se ganó el respeto en los campos y en los despachos. Pero las dificultades para sostener ese modelo, unidas al desgaste interno, han desembocado en una retirada que pone fin —al menos por ahora— a un sueño construido a base de esfuerzo y convicción.

Lo que queda por delante es una etapa de reconstrucción, si es que la nueva Junta opta por mantener vivo el proyecto en otras categorías o centrarse en la base. Lo que está claro es que la Penya Independent, que durante un lustro representó la osadía futbolística desde el norte de Ibiza, se enfrenta a una travesía incierta. Sin presidente, sin inscripción federativa y con su masa social a la expectativa, el club se asoma a un nuevo ciclo que arranca con más preguntas que respuestas.

Nikola Zizic, el nuevo gigante del Sant Antoni que sueña con llevar al club a lo más alto

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En el mundo del baloncesto, donde cada centímetro cuenta, fichar a un pívot de 2,10 metros no es sólo una cuestión de altura, sino de ambición. El Class Bàsquet Sant Antoni lo sabe bien y ha cerrado la incorporación del montenegrino Nikola Zizic, un refuerzo de primer nivel para apuntalar su juego interior de cara a una temporada 2025-26 en la que no se conforman con participar: quieren dominar.

A sus 25 años, Zizic llega en un momento clave de su carrera, con el bagaje suficiente para asumir galones y la motivación intacta para marcar diferencias. Formado en la cantera del FC Barcelona, el nuevo ‘cinco’ del conjunto ibicenco no es un desconocido para el baloncesto español. Durante su etapa con el filial blaugrana, alternó minutos en LEB Oro y Plata, y fue protagonista en aquella generación que alzó la Euroliga Junior en 2016, un título que marcó su irrupción como uno de los talentos más prometedores del país balcánico.

Su recorrido posterior ha sido una travesía de crecimiento: desde su paso por la NCAA con los South Dakota Coyotes —donde afinó su físico y lectura de juego— hasta su regreso a Europa con el Maderas Sorlí Benicarló. Pero ha sido en su última parada, el KK Podgorica de la ABA Liga 2, donde ha dado un nuevo paso adelante. En una competición exigente, que reúne a equipos curtidos de los Balcanes, el montenegrino acumuló 108 puntos, 63 rebotes y 10 asistencias en 22 partidos, dejando muestras de su solidez en ambos lados de la pista.

Zizic no sólo aporta centímetros: aporta experiencia, determinación y un perfil poco habitual en la categoría. Con buena capacidad de intimidación, sentido del timing en el rebote y una inteligencia táctica que le permite encontrar siempre la mejor opción cerca del aro, encaja como anillo al dedo en la propuesta del Class Sant Antoni, que busca consolidarse como una de las potencias de la Primera FEB.

Su llegada responde también a una planificación que va más allá del corto plazo. En Sant Antoni saben que los ascensos no se construyen sólo con talento, sino con equilibrio, experiencia y un vestuario comprometido. Con Nikola Zizic, suman a un jugador con recorrido internacional y una madurez que puede ser decisiva en los momentos calientes de la temporada.

El nuevo gigante del conjunto pitiuso tiene claro su papel: ser el referente interior que empuje al equipo hacia el sueño del ascenso. Y si algo ha demostrado en su aún joven pero intensa carrera, es que cuando se trata de crecer, él nunca ha tenido miedo a dar el siguiente paso. Ahora, ese paso lo da sobre el parqué de Sa Pedrera, con la mirada puesta en un objetivo tan ambicioso como ilusionante: llevar a Sant Antoni a lo más alto.

Ibiza se lanza al mar con Alejandro Prats: patrocinio para una joven promesa de la motonáutica

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El Consell Insular d’Eivissa ha formalizado esta semana un acuerdo de patrocinio con el piloto de motonáutica Alejandro Prats Palau, una de las figuras emergentes del deporte náutico. El acto de firma ha contado con la presencia del conseller de Deportes, Salvador Losa, el director insular de Deportes, Javier Bonet, y el propio deportista.

El patrocinio, valorado en 18.100 euros, tiene como objetivo reforzar la presencia de la marca turística “Ibiza” en competiciones nacionales e internacionales a lo largo de la temporada 2025. Con este respaldo, Alejandro Prats llevará el nombre de la isla por diversos circuitos, fortaleciendo la imagen de Ibiza como destino vinculado al deporte de alto nivel.

Prats, que ya ha cosechado buenos resultados en campeonatos estatales y europeos, representa a una nueva generación de deportistas pitiusos que buscan abrirse camino en disciplinas menos mediáticas pero con gran proyección internacional.

Desde el Consell, Salvador Losa ha subrayado el compromiso de la institución con el fomento del deporte y con iniciativas que permitan diversificar la imagen de Ibiza más allá del turismo de sol y playa. Este apoyo a jóvenes talentos también responde a la apuesta por un modelo que combine competición, formación y promoción de la isla a través del deporte.

Con este acuerdo, Ibiza no solo impulsa la carrera de uno de sus deportistas más prometedores, sino que también refuerza su presencia en un escaparate global como es la motonáutica.

Carlos Gilbert se une al ataque rojillo mientras Álex Sánchez renueva su compromiso con la SD Ibiza

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La SD Ibiza sigue perfilando su plantilla de cara a la próxima temporada con movimientos que combinan ambición y arraigo. El club deportivista ha hecho oficial la llegada del delantero Carlos Gilbert, procedente de la UE Olot, y la esperada renovación del atacante ibicenco Álex Sánchez, en una apuesta por consolidar su frente ofensivo con talento contrastado y promesas de la casa.

Gilbert aterriza en Can Misses con la etiqueta de refuerzo experimentado. A sus 25 años, el ariete catalán llega tras disputar 15 encuentros en el grupo catalán de la Segunda RFEF con el conjunto olotense, en los que firmó 2 dianas. Aunque los números no deslumbren, su movilidad, lectura táctica y capacidad para asociarse en tres cuartos de campo le convierten en un perfil interesante dentro del engranaje ofensivo que proyecta el cuerpo técnico ibicenco que encabeza Raúl Casañ. Su polivalencia en el frente de ataque podría ser clave en un sistema que apuesta por la presión alta y la circulación rápida del balón.

Pero no todo son caras nuevas en el vestuario. El club también ha blindado el compromiso de uno de sus activos más queridos por la afición: Álex Sánchez. El joven delantero, nacido en la isla y formado en la cantera pitiusa, cumplirá su tercera campaña vistiendo los colores del equipo de su tierra. Su continuidad no solo supone una apuesta por el talento local, sino también una declaración de principios. En tiempos donde el mercado ofrece soluciones rápidas, la SD Ibiza apuesta por forjar identidad desde dentro.

Sánchez, que ha ido creciendo en minutos y protagonismo, representa ese tipo de jugador que conecta con las gradas más allá del resultado. Su entrega, capacidad de sacrificio y progresiva madurez lo han convertido en una pieza valiosa para el vestuario. Con 21 años, aún tiene margen de mejora, pero también la determinación suficiente para marcar diferencias en momentos clave.

La SD Ibiza, inmersa en un proceso de reconstrucción ambicioso, parece haber comprendido que el equilibrio entre experiencia y pertenencia puede ser el verdadero motor de un proyecto sostenible. La incorporación de Gilbert y la renovación de Sánchez no son movimientos aislados, sino señales de una dirección deportiva que mira al presente sin perder de vista el alma del club.

Con estas piezas en su engranaje ofensivo, el conjunto ibicenco comienza a armar el puzle de una temporada que se intuye exigente, pero también ilusionante. La ilusión vuelve a latir en Can Misses, entre rostros nuevos y corazones que nunca se fueron.

Cristian y Marcos, dos renovaciones que valen más que cualquier fichaje

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En Ibiza no siempre hace falta mirar fuera para encontrar lo que realmente importa. Mientras otros clubes se desgastan en el mercado buscando nombres que suenen bien, la dirección deportiva de la SD Ibiza ha optado por algo mucho más sensato: renovar a los que ya han demostrado que están, que suman y que sienten este escudo como algo propio. Cristian Cruz y Marcos García continuarán una temporada más. Y esa, aunque no lo parezca a simple vista, es una de las mejores noticias del verano.

Cristian llegó sin grandes titulares, pero hoy es uno de los que levanta la voz en el vestuario y da la cara cuando hay que ponerse el mono de trabajo. Tercera temporada para él, cada vez más consolidado, más maduro y más líder. No necesita discursos motivacionales ni hacer gestos grandilocuentes: lo suyo es la constancia, el respeto al juego y a sus compañeros. Es ese tipo de futbolista que cuando falta, se nota. Y cuando está, da tranquilidad.

Lo de Marcos García va un paso más allá. Hablar de él es hablar de un tipo que lleva cinco años en el club, que ha visto pasar entrenadores, compañeros y categorías, pero que siempre ha estado ahí. No por inercia, sino porque lo suyo no es sólo experiencia, es compromiso. Su currículum impresiona —Villarreal, Recre, Real Sociedad, Valladolid—, pero en Ibiza no vive de lo que fue. Aquí se ha ganado un sitio desde la coherencia y la entrega diaria. Nunca sobreactúa, pero cuando habla, se le escucha. Porque tiene crédito, porque ha estado en todas.

Ambos son capitanes, sí, pero más allá del brazalete. Lo son porque entienden de qué va esto. Porque no se borran cuando hay barro. Porque en cada entrenamiento transmiten lo que no se ve en las estadísticas: actitud, responsabilidad, profesionalidad. En un club que aspira a crecer sin perder su esencia, tener figuras así no es opcional: es clave.

La SD Ibiza, al renovarles, no solo conserva a dos buenos futbolistas. Conserva un trozo de su identidad. Porque los proyectos sólidos no se construyen solo con talento, sino con gente que sabe por qué y para qué está. Y Cristian y Marcos, por si alguien tenía dudas, están por convicción.

A veces, las mejores decisiones no son las que más likes generan. Son las que hacen que un grupo funcione, que un equipo no se venga abajo cuando llegan las malas rachas, que el vestuario tenga rumbo. Por eso estas renovaciones valen más que cualquier fichaje. Porque aseguran algo que no se compra: pertenencia.

Eivissa contará con tres nuevas pistas de tenis en Can Misses gracias a una inversión de 1,3 millones de euros

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El Ayuntamiento de Eivissa ha dado un paso adelante en la modernización de sus infraestructuras deportivas con el inicio de las obras del nuevo Espai Esportiu de Can Misses, que contará con tres nuevas pistas de tenis de tierra batida homologadas para competiciones oficiales. El proyecto, que forma parte del plan municipal ‘Eivissa, ciutat de l’esport’, está financiado con 1.305.891,50 euros procedentes del fondo del Impuesto del Turismo Sostenible del Govern balear.

Este lunes, el alcalde Rafael Triguero, acompañado por el conseller balear de Turisme, Cultura i Esports, Jaume Bauzà, el conseller insular de Esports, Salvador Losa, y la regidora d’Esports, Catiana Fuster, visitó las obras junto a los arquitectos responsables del proyecto, Toni Huguet y Jon Martínez. Las nuevas instalaciones, cuya ejecución está prevista en un plazo de siete meses, ocuparán una superficie total de 5.084 metros cuadrados y sustituirán las actuales pistas de cemento poroso, en mal estado.

Además de las pistas principales, el complejo incluirá una grada, vestuarios, una pista de minitenis, oficinas para los clubes, almacenes, una sala de máquinas y baños públicos. El diseño apuesta por la integración paisajística, con recorridos accesibles entre pinos y materiales sostenibles como la madera. La orientación de las pistas y la protección frente al viento también han sido aspectos clave en la planificación arquitectónica.

Desde el consistorio se subraya que se trata de la primera infraestructura deportiva de estas características construida en más de veinte años en la capital pitiusa. Las pistas estarán habilitadas para acoger competiciones oficiales y estarán abiertas tanto para los clubes locales como para el público general.

Este es el segundo proyecto del plan ‘Eivissa, ciutat de l’esport’, tras el nuevo campo de juego de Es Putxet, y refuerza la apuesta del Ayuntamiento por fomentar la práctica deportiva y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. Tanto desde el Consell d’Eivissa como desde el Govern balear se ha destacado la importancia de esta actuación, no solo por su impacto deportivo y social, sino también por su capacidad de atraer actividad durante la temporada baja y desestacionalizar el turismo.

Las autoridades han agradecido la implicación del Tennis Club Ibiza y de la Federació de Tennis de les Illes Balears, que han colaborado en el asesoramiento técnico del proyecto. Las obras ya están en marcha y se espera que las nuevas pistas puedan estar operativas a principios de 2026.

UD Ibiza, día uno: el balón como punto de partida

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Hay una imagen que nunca sale en las campañas de abonos ni en las presentaciones oficiales. No tiene épica ni iluminación perfecta. Es la de un equipo que vuelve a entrenar por primera vez. Con ropa nueva, piernas pesadas y un silencio que lo dice todo. Así arrancó la UD Ibiza este sábado, en el Sánchez y Vivancos, su camino hacia la temporada 2025-26. Sin focos. Sin titulares. Con el cuerpo como único argumento.

Después de dos jornadas dedicadas a los reconocimientos médicos, el balón reapareció en la rutina celeste, esta vez ya con Paco Jémez al mando. El técnico canario recupera el pulso del fútbol en un club que necesita reencontrarse con la Segunda División. Pero el mensaje, en este primer día, no fue táctico ni institucional. Fue físico. El fútbol, antes que idea, es cuerpo. Y el cuerpo se pone a prueba desde el primer minuto.

La sesión —la primera de una doble jornada— marca el inicio de una etapa que busca orden, cohesión y un modelo reconocible. Pero nada de eso se construye en el discurso. Se construye en la repetición. En lo invisible. En entrenamientos como el de hoy.

Lo importante es que el equipo ya entrena. Que los jugadores se reencuentran con el espacio, con el ritmo, con la mirada del técnico. Que se reconocen y se miden. Todo lo demás —los sistemas, los resultados, incluso las expectativas— vendrá después. O no vendrá, si lo de ahora no se hace bien.

No hace falta estar allí para saber que en los primeros días no se resuelve nada, pero sí se empieza a escribir todo. Y si hay algo que distingue a los equipos serios es que entienden el valor de estos gestos que no llenan portadas. Entrenar bien. Empezar con orden. No hablar más de la cuenta.

En tiempos donde el fútbol vive rodeado de estímulo vacío, que un club como la UD Ibiza arranque su curso sin estridencias es, quizá, el mejor síntoma posible. Entrenar, simplemente, es la forma más sensata de volver al fútbol.

La SD Ibiza levanta la vista y abraza la realidad

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En el verano donde muchos clubes fingen grandeza, la SD Ibiza ha optado por mirar a los ojos a su presente. Ni promesas vacías ni campañas de humo. El club se ha situado en el mapa de la honestidad, donde los márgenes importan y la ambición se dosifica con sentido común.

Desde Can Misses 2, Vicente López ha querido abrir el telón de una etapa que, aunque modesta en recursos, busca ser ambiciosa en estabilidad. El mensaje ha sido claro: no hay chequera para lujos, pero sí convicción para construir desde abajo. En ese escenario, cada paso cuenta, y cada decisión tiene el peso de lo necesario.

La Segunda RFEF no es un territorio fácil. Lo sabe Raúl Casañ, que encara su tercera temporada al frente de un equipo que aún digiere los vaivenes recientes. En esta ocasión, no habrá remodelaciones deslumbrantes ni nombres que llenen titulares. La SD Ibiza ha preferido la estrategia silenciosa de quien quiere crecer con los pies en la tierra.

La plantilla se ha ensamblado con precisión quirúrgica. Piezas jóvenes, algunas con raíces en la isla, otras curtidas en categorías menores. No hay estrellas, pero sí perfiles capaces de adaptarse al rigor de una liga áspera. El plan no es ganar desde el nombre, sino desde la cohesión.

El club confía en que la mudanza a Es Putxet, prevista antes de final de año, sea algo más que un cambio de sede: pretende ser símbolo de una nueva etapa. Un lugar donde el fútbol deje de ser efímero y recupere su valor social, formativo y cultural. Con más de 400 jugadores en cantera, la SD Ibiza sabe que su mayor activo no es el mercado, sino la raíz.

En un fútbol adicto a los atajos, la SD Ibiza ha elegido el camino largo. Puede que no brille de inmediato, pero cada metro ganado tendrá el valor de lo auténtico.

La columna vertebral: continuidad con sentido

Raúl Casañ seguirá dirigiendo al equipo con la misma templanza que lo ha caracterizado desde su llegada. El técnico valenciano ha tejido un grupo reconocible, que ha sabido competir con dignidad incluso en escenarios adversos. Su continuidad no responde a la inercia, sino a la confianza mutua entre banquillo y dirección deportiva.

A su lado seguirá Juan López Gordillo, segunda voz en la banda, primera en el trabajo invisible. Su papel, discreto pero imprescindible, ha sido parte del equilibrio técnico de un equipo que necesita solidez más que titulares.

También continúa Jaume Villar, capitán sin aspavientos, referente sin necesidad de brazalete. Seis temporadas después, su figura representa el vínculo entre el vestuario y el escudo. No hay estadísticas que midan lo que aporta un líder en los días difíciles, pero la SD Ibiza sabe que Jaume es brújula cuando todo tiembla.

No se trata solo de nombres. Se trata de valores que el club ha querido proteger: fidelidad, identidad, pertenencia. En estos tiempos líquidos, donde todo se compra y se vende, la continuidad de Casañ, Gordillo y Villar es una pequeña victoria moral. Y también deportiva.

Formentera, el arte de permanecer

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En la geografía emocional del fútbol, hay clubes que viven en la grandilocuencia y otros que se construyen en el silencio. La SD Formentera pertenece a esa segunda categoría: un club modesto que ha hecho de la sobriedad su virtud, del compromiso su seña de identidad, y de la estabilidad una forma de resistencia en tiempos de volatilidad.

El verano avanza en la isla, con sus días largos y sus noches lentas. Pero en los despachos del municipal de Sant Francesc, las decisiones no se toman a la deriva del calendario. El Formentera se mueve con precisión, casi con pudor, como quien no quiere molestar. No hay titulares ruidosos, pero sí una dirección clara, casi ideológica, en sus movimientos.

Las renovaciones de Joaquín Braga y Mario Pineda, lejos de representar simples trámites administrativos, son gestos que hablan del valor de la pertenencia. En un fútbol cada vez más devorado por la fugacidad, retener a dos hombres que encarnan el oficio, la disciplina táctica y una comprensión íntima del juego es una forma de afirmar el proyecto desde sus cimientos. Braga, bajo palos, representa la serenidad en la última línea. Pineda, por banda, el esfuerzo sin alardes, la utilidad del que entiende que el juego es muchas veces una cuestión de equilibrio.

También seguirá inalterado el cuerpo técnico que acompaña al primer equipo. Javier Orero y José Pose no son nombres de relumbrón, pero en clubes como el Formentera —donde el fútbol se cuece en la cotidianidad y no en la estridencia— su labor adquiere una importancia silenciosa pero decisiva. La continuidad en el método, la mirada compartida entre técnicos y jugadores, la ausencia de rupturas innecesarias: todo ello conforma un ecosistema donde el equipo puede crecer sin perder su sentido.

Y luego está Cristian Abreu, octavo fichaje del verano. Mediocentro de recorrido, formado en el rigor del fútbol modesto, Abreu llega desde Galicia como tantos otros jugadores invisibles que se ganan el pan cada domingo en campos difíciles. En él se intuye una energía diferente, una voluntad de trascender su papel funcional en el campo. No es solo lo que puede ofrecer con el balón, sino lo que representa: juventud madura, ambición sin estridencia, la búsqueda de un sitio propio.

El Formentera no ficha por impulso. Escoge. Y esa elección es también una forma de narrar el club que quiere ser. A medio camino entre la memoria de sus gestas coperas y el presente que reclama consistencia, la entidad sigue tejiendo su historia con una mezcla de prudencia, trabajo callado y una fidelidad a sí misma que ya resulta rara en el fútbol contemporáneo.

El curso 2025-26 está todavía lejos en el calendario, pero cerca en la cabeza de quienes trabajan en la sombra para darle forma. Lo que está en juego no es solo competir: es permanecer fiel a una manera de entender este deporte. En Formentera, esa lealtad tiene un valor incalculable.

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