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El fútbol es poesía

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Por Martín Monroy

La poesía está en todos lados. El fútbol es poesía, poesía escrita por los protagonistas, los jugadores… las letras son los momentos. Cada partido es único, no importa la liga, el país o la categoría que sea. Cuando hay una pelota de por medio, pasan cosas, a veces, demasiadas. El domingo pasado me tocó vivirlo desde dentro y seguramente mi futuro hijo escuche cuentos de este partido.

La mano venía mal, muy mal, inexplicablemente mal. Todo tiene explicación, depende de nosotros verla. El fútbol tiene eso, imprevistos, momentos que no se entienden. Simplemente pasan. A veces toca sufrirlos y a veces disfrutarlos, aunque seguramente sean los menos.

Lastimosamente, en este mundo del fútbol actual nos guiamos por el resultado. Si pierdes a casi nadie le va a importar como actuaste ante situaciones adversas, pero por suerte todavía hay gente que valora lo que hay que valorar.

El fútbol te regala momentos. Los mejores regalos, a mi entender, no son materiales. El domingo viví la magia, fui parte del truco. El mago esta vez estaba de nuestro lado. Un partido que parecía perdido, un resultado que cambia en cuestión de minutos, una montaña rusa de emociones, la mente pasando por todos los estados posibles, aficionados que se iban del campo, otros, los que todavía creen en la magia y en la poesía, se quedaban.

Por suerte no todo es comercial y el fútbol sigue siendo fútbol. No importa el resultado final o el análisis del partido. Hay cosas que no se pueden explicar, solamente se viven, pasan. Lo que importa es que en el fútbol terrenal, el del barrio, del pueblo, el bar sigue siendo bar y no VAR. Los jugadores y los espectadores siguen viviendo las emociones a flor de piel, los aficionados lo ven al lado del campo, un campo que no tiene pistas de atletismo ni alambrados de por medio. Por suerte no lo ven por HD.

Los errores siguen siendo humanos y no de máquinas. Cuando los partidos terminan, los jugadores, de carne y hueso, se saludan y algunos, los diferentes, valoran las cosas que pasan, sin importar de qué lado de la cancha estaba su equipo, sea el vencedor o el vencido.

El domingo, como cada día, agradecí ser jugador de fútbol, no me importa si ese fútbol se rotula profesional, amateur, aficionado o 3D. El fútbol terrenal sigue existiendo. A pesar de que los años pasen e inciten al cambio hay cosas que por suerte nunca van a cambiar.

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El CD Ibiza se queda como está

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El CD Ibiza celebra el gol olímpico de Moreno ante el Santa Catalina la temporada pasada (Foto: CD Ibiza).

El CD Ibiza, finalmente, no sumará los tres puntos en los despachos que perdió hace dos jornadas en el terreno de juego del Manacor al caer 2-1. La entidad de Can Misses impugnó el encuentro ante el conjunto mallorquín por entender que éste alineó indebidamente al jugador Javier López Oliveria y esta tarde se ha pronunciado el Comité de Competición, desestimando la denuncia de los deportivistas.

“Desestimar la denuncia presentada por el C.D. Ibiza I. Pitiusas en cuanto a la supuesta alineación indebida del jugador Javier López Oliveira del C.D. Manacor, puesto que la misma es Reglamentaria al no incumplirse los requisitos establecidos en el Artº. 224-3 del Reglamento General de la RFEF debido a que el citado jugador solamente ha estado inscrito una vez por el C.D. Manacor durante la temporada actual 2018/2019”, puede leerse en la web ffib, en su apartado de sanciones.

Por lo tanto, el CD Ibiza, que ganó la jornada pasada al Santa Catalina (3-0), seguirá ocupando el mismo puesto en la tabla clasificatoria, el décimo con 11 puntos. El plantel de Puma se desplaza el próximo fin de semana al campo del Llosetense que el objetivo de volver a sumar tres nuevos puntos tras la gran victoria lograda ante el Santa Catalina, donde brilló el banda José Carlos Moreno, autor de un doblete, consiguiendo el primer tanto de lanzamiento de córner directo, un espectacular gol olímpico.

El ponente perfecto

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Vicent Torres/noudiari.es El entrenador ibicenco David Escandell será uno de los ponentes de la primer simposio internacional de la historia en República Dominicana. El pitiuso, director de la academia DV7 del asturiano David Villa en Santo Domingo, impartirá la charla ‘Preparación en el fútbol formativo’ enmarcada dentro de este evento, que se celebrará entre el 17 y el 18 de octubre en el Sant Joseph School.

Escandell se inició en la formación de jóvenes jugadores en la escuela internacional del Fútbol Club Barcelona en Varsovia (Polonia). En el fútbol base azulgrana pasó cuatro años, mientras que como entrenador llegó a estar al frente del primer equipo del Tortosa. Su experiencia en la academia del ‘Guaje’, por otro lado, se inició el pasado mes de enero de 2017.

“Estamos muy contentos por el crecimiento que está teniendo la academia. Nuestra filosofía es hacer las cosas bien, ser transparentes y constantes. Así es como intentamos marcar la diferencia”, ha asegurado David Escandell sobre la escuela, que cuenta con unos 170 futbolistas y que ha firmado dos nuevos convenios con dos colegios que añadirán a cerca de un centenar de talentos.

El buen hacer del ibicenco no ha pasado desapercibido en el mundo del balompié de la República Dominicana. Su nombre sonó durante el pasado mercado para hacerse cargo de un equipo de Primera División, algo que está tomando más fuerza de cara a la próxima temporada.

Riverola: el nano de La Masia que ama el fútbol alegre

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Por Pablo Sierra del Sol

El código genético de Martí Riverola Bataller (Barcelona, 1991) es cien por cien culé. Mamó barcelonismo en su familia y en las categorías inferiores barcelonistas, donde le hicieron centrocampista de primer toque y proyección ofensiva. Habla de Guardiola como si fuera un segundo padre. De hecho, el apellido del actual entrenador del Manchester City aparecerá más veces en la conversación que la palabra “Barça”. Pep le hizo debutar en un partido de Champions League vestido de blaugrana. Riverola jugaba bastante con el filial, pero conseguir un asiento en el vestuario del Camp Nou era otro cantar y tuvo que hacer las maletas y marcharse a Italia, un país que conoce con detalle. Su carrera está tan llena de contratiempos como de historias apasionantes. Riverola es un trotamundos: también ha jugado en Holanda y Austria, y sabe lo que es defender la camiseta de un equipo de Primera en horas bajas porque aterrizó en Mallorca tras un descenso que tuvo consecuencias dramáticas. Ahora quiere aportar todo lo aprendido en el camino a la Unión Deportiva Ibiza, donde está llamado a ser uno de los referentes de la plantilla que entrena Palop. Este es el relato de sus veinte años como futbolista contados en primera persona.

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“Fui a hacer una prueba con seis años a la Escola del Barça. Me dijeron que siguiera yendo a entrenar porque les había gustado. Estuve allí casi dos años. Después entré en el Benjamín B, que lo crearon justo cuando entré yo. Antes, lógicamente, no había jugado federado en ningún equipo. Más de una vez jugué dos partidos el mismo fin de semana porque subíamos a Olot a ver a mi abuela materna y, a veces, iba a echarle una mano al equipo en el que jugaban mis amigos del pueblo”.

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“Yo me crié entre Sarrià y Les Corts. Muy cerquita del Camp Nou. Mi suerte fue no ir a vivir a La Masia. Comía muchos días allí con el resto de canteranos pero siempre iba a dormir a casa, con mis padres. A los niños más pequeños lo que les va bien, al final, es no perder el contacto con la familia. Siendo tan chiquitito, no te enteras realmente de que estás ya en un club tan grande. Cuando eres pequeño tú quieres una pelota de fútbol y jugar con los amigos. Da igual que te pongas la camiseta del Barça o cualquier otra camiseta. Lo importante es que te diviertas en el campo. Pasar de la Escola al Benjamín B, sin embargo, sí supuso un cambio. Tenías que comer bien, dormir las horas que tocaba, cuidarte… Había obligaciones. Estar allí era un privilegio, pero debías renunciar a ciertas diversiones. Tener un compañero de clase que juega en el Barça llama mucho la atención. A la hora del patio sabías que a unos les encantaba jugar contigo en su equipo y, otros, en cambio, se tomaban muy en serio la pachanga del recreo si te tenían en contra”.

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“En todos los cumpleaños, cuando cerraba los ojos para soplar las velas, siempre pedía lo mismo: debutar algún día con el primer equipo. Hacerlo en un partido de Champions League, en el Camp Nou, y con Guardiola como entrenador es algo imborrable. Con él aprendí muchísimo, no solo a nivel futbolístico. Desde el punto de vista humano, a la hora de transmitirte las cosas, en muchos aspectos de la vida, es un maestro fantástico. Cuando vas convocado con el primer equipo no sabes si jugarás o no. Ir simplemente a un partido con ellos ya es otro mundo. El preparador físico me preguntó si estaba preparado cuando me mandaron calentar. Le contesté: “¡Llevo toda la vida preparándome para este momento!” Me moría de ganas por disfrutar del fútbol con esa camiseta y en aquel estadio”.

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“Salí en el minuto 57 de aquel partido contra el Bate Borisov sustituyendo a Sergi Roberto, un nano con el que tengo muy buena relación porque hemos jugado durante muchísimo tiempo en los mismos equipos del Barça. A día de hoy seguimos hablando y nos vamos a veces juntos de vacaciones. Es un tío espectacular. Ha sido una suerte que haya podido calar tanto en el primer equipo del Barça. Gente como él transmite una manera de entender el fútbol y unos valores muy importantes. La frase aquella que decía el personaje de Del Bosque en el Crackòvia –“es un buen chico”– cuando hablaba de él es totalmente cierta. A mí me encantó una cosa que dijo Guardiola sobre Iniesta en una rueda de prensa cuando lo definió, además de como un futbolista impresionante, como una persona que siempre hacía bien las cosas. Creo que esa definición también puede aplicarse a Sergi Roberto. No tiene conflictos con nada ni con nadie y, en cambio, es un grandísimo profesional que no se arruga nunca”.

“Los valores no solamente se aprenden en el Barça. También vienen de casa. Una faceta sin la otra no funciona. Por La Masia hemos pasado muchos chicos y, en algunos casos, no es fácil de gestionar por parte de los padres la euforia que significa el privilegio de ser canterano barcelonista. Depende de lo que viva en casa y de cómo sea mentalmente el canterano encarará su carrera futbolística de una manera u otra. En el Barça te dan las premisas para que te comportes dentro y fuera del campo de una manera pero el carácter de cada cual acaba siendo definitivo. En la cantera culé las directrices van de arriba a abajo y todos reman hacia la misma dirección. La filosofía de juego, el primer toque y hacerlo fácil, sobre todo, te lo inculcan desde el minuto cero”.

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“A Bojan también lo conozco bien. Tiene un año más que yo y para nuestra quinta siempre fue un referente. Que alguien tan joven debutara con el primer equipo y marcara goles fue un gran estímulo para nosotros, que todavía estábamos en el juvenil. Él tenía todas las cosas que cualquiera podía admirar y su ejemplo nos obligaba a esforzarnos el doble. En esa época, 2009, ganamos la Copa de Campeones de Liga en categoría juvenil. Viví ese éxito como protagonista y, en aquel momento, donde no había Champions de juveniles, aquella competición era lo máximo a lo que podíamos aspirar. Desde joven se ven las ideas y criterios del futbolista. En infantiles, jugábamos contra el Espanyol sabiendo que era un partido a vida o muerte. Había ambiente de fútbol y eran partidos espectaculares”.

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“Guardiola hizo un trabajo irrepetible cuando llegó al primer equipo. Hizo subir a Pedrito o Sergi Busquets, que aportaron su granito de arena en aquella plantilla. Lo ganaron todo jugando como nadie. Nosotros, en aquel momento, formábamos una generación muy buena en el juvenil, primero, y después, en el filial, pero la grandísima competencia que había arriba nos hizo muy difícil dar el paso y asentarnos en el primer equipo. En el Barça Atlètic coincidí con futbolistas como Sergi Sanz o Nolito, que están los dos en el Sevilla. En mi segunda temporada vino Kiko Femenía, que había destacado mucho en el Hércules. Ya estaban Bartra, Muniesa, Fontàs, Jonathan dos Santos, Thiago… Ninguno de ellos está ya en el Barça, pero eran compañeros espectaculares. Fíjate, quedamos terceros de una división tan dura como la Segunda A. El tiempo ha confirmado que ese resultado no fue casualidad porque muchos de esos jugadores se han vuelto muy competitivos y están en grandes clubes”.

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“Cuando estaba en el B, Guardiola me hizo jugar algunos partidos de pretemporada con la primera plantilla. Te enseñaba muchas cosas, seguramente, sin ser consciente de que te las estaba enseñando. Era muy fácil interiorizar su forma de ver el mundo. En el filial tuve de entrenadores a Luis Enrique y Eusebio. Mamaban de la misma filosofía futbolística que Guardiola pero los perfiles de cada uno eran muy distintos. Guardiola y Luis Enrique son dos competidores, pero intentan llegar al mismo sitio con mensajes diferentes. Creo que fue Dani Alves quien dijo que si Guardiola le ordenara tirarse de un cuarto piso, él se tiraba porque estaba convencido de que había algo bueno allí debajo. Creo que conseguir ese nivel de confianza en el futbolista es algo muy difícil de lograr. En el fútbol, cuando todos van hacia el mismo sitio, se nota. Si alguien que viene de un contexto diferente y que encima tiene un carácter particular, como Alves, le idolatraba, imagínate los que éramos de la casa y le adorábamos desde niños por ser quien era. Luis Enrique, quizás, no era tan educativo como Guardiola, pero, tal vez, mucho más práctico. Luis Enrique era sota, caballo y rey para explicarte una idea, pero esa forma tan simplificada funcionaba perfectamente porque captabas su mensaje a la primera”.

“El primer año de Luis Enrique en el filial jugué muy poco por la gran competencia que había en esa plantilla y, en enero, me llamóChapi Ferrer para que fuera unos meses a jugar al Vitesse. Su equipo lo estaba pasando mal en la Liga holandesa y necesitaban refuerzos. Fue una experiencia espectacular. Acabamos salvando al equipo y aprendí a competir de verdad. Cambia mucha la mentalidad del futbolista de un filial cuando sale al extranjero a competir en una Primera División. Aquel vestuario estaba marcado por su diversidad cultural. Había muchos extranjeros, lo que no era del todo fácil de gestionar. Pero me amoldé muy bien, supimos gestionar una situación para la que el proyecto no estaba en principio preparado y pudo aprender mucho de futbolistas como Matic, que luego ha jugado en el Chelsea y el Manchester United. Lo que recuerdo perfectamente de la Liga holandesa es que, según empezaba el partido, los centrales subían a rematar jugada en cuanto veían un hueco. Tácticamente, era vivir en un mundo totalmente diferente al que había conocido. Era muy divertido, pero difícil de entender. ¡Por la ambición de meter el tercer gol no vamos a dejar nuestra defensa descubierta!”

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“Sé que suena típico, pero los jugadores que más me han marcado han sido Xavi, Messi, Iniesta y Busquets. Son cuatro futbolistas de otro mundo. Cuando subías a entrenar con el primer equipo del Barça, para cualquier chaval de la cantera, era espectacular hacer un rondo o un juego de posición con ellos. La pelota iba a un ritmo altísimo de forma muy intuitiva. Te contagiabas de esa calidad de una forma inconsciente porque resultaba facilísimo jugar con ellos”.

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“Escuchar el himno de la Champions, aunque sea en el banquillo, te pone la piel de gallina. Cuando pruebas esa experiencia, el momento de dejar el Barça es muy complicado. Es una de las decisiones que más me ha costado tomar en mi vida. Siempre se te queda la mosca detrás de la oreja de penar qué habría pasado si te hubieras quedado en el club, pero en aquel momento pensé que era la decisión correcta. La persona que me contactó del Bolonia vino a verme jugar muchas veces con el Barça Atlètic. Creo que fueron cinco fines de semana seguidos. Me explicaba que aquella squadra tenía una mentalidad diferente, que el estilo del fútbol italiano estaba cambiando… Aquel verano, el de 2012, además, la imagen que dio Italia en la Eurocopa fue muy atractiva por su carácter ofensivo. ¡Cuando llegué allí me di cuenta de que la realidad era muy distinta! El entrenador me dijo en el primer entrenamiento: jugamos con un 3-4-3. Claro, yo estaba acostumbrado al 3-4-3 de Guardiola, con tres defensas, un rombo en mediocampo y tres delanteros; la idea para jugar un fútbol propositivo que tenga la pelota y ocupe los espacios. El modelo italiano era realmente un 5-2-3: tres centrales, dos carrileros y centrocampistas de corte defensivo. La película dio un giro brutal. Teníamos una plantilla muy interesante con Gilardino, un jugador que ha marcado una época en el fútbol italiano, como estrella. Su compañero en la delantera era Diamanti, que también tenía nivel. El año no fue malo, pero siempre se me quedará la cosa de que teníamos un grupo suficientemente bueno como para plantar un poco más de cara a los grandes de la Serie A”.

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“Bolonia es una ciudad espectacular para vivir, pero no contaba. Allí solamente jugué un partido de Serie A. Fue en San Siro, de titular contra el AC Milan. Me sorprendió porque te dejaban jugar mucho… hasta el centro del campo. Cuando pasas la línea central notas un poquito de presión y si te acercas a cinco o diez metros del área, te muerden. Es un fútbol físico, pero no agobiante. Prima la táctica sobre la presión. Verás pocas veces al rival obstruyendo tu salida de balón. Por eso cuesta tanto chutar: te encuentras dos líneas de cuatro defendiendo y es casi imposible encontrar espacios por dentro”.

“Uno de los partidos que más me ha gustado jugarlo disputé curiosamente con el Bolonia. Fue en el Stadio di San Paolo, el campo del Nápoles. Los suplentes que no contábamos en Serie A jugamos de titulares allí contra Cavani, Hamsik y compañía un encuentro de Coppa Italia. Ganamos 1-2. ¡Dios mío, qué experiencia! Cuando todos los tifosisaltan en un fondo, la ciudad de Nápoles tiembla. Literalmente. No he visto un ambiente igual en mi vida. Banderas, tifos, camisetas, murales de Maradona. Todo eso te encuentras desde que el autobús del equipo sale del hotel para ir al estadio. Sacar un buen resultado de aquel infierno, para el visitante, es de las cosas más bonitas que te puedes llevar como futbolista”.

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“El Bolonia decidió cederme para que tuviera minutos. Primero fui a Mallorca. Llegué la temporada después del descenso, que había sido traumático para un club que había jugado muchos años en Europa y había jugado finales. Las expectativa era subir rápido a Primera División. Dos años después estaban en Segunda B. El tiempo ha demostrado que hasta que no se solucionan los problemas societarios no se pueden poner las bases para reconstruir un proyecto deportivo. Me supo mal no poder continuar allí porque Mallorca es una isla con muchísimo potencial futbolístico. Al verano siguiente me marché al Reinhord Altaf austríaco. Me rompí el pómulo y solo pude jugar cinco o seis partidos. Deportivamente fue bien porque nos acabamos metiendo en Europa League, pero lo realmente positivo fue conocer una cultura totalmente distinta como la germánica.Para la temporada 2015/2016 tuve que buscarme equipo de nuevo y De Zerbi, el actual entrenador del Sassuolo, me llamó para que me incorporara al Foggia, que estaba en Lega Pro, el equivalente a nuestra Segunda B. De Zerbi es un tipo de entrenador al que los italianos llaman trascinatore, es decir, un líder que te convence con su discurso para que le sigas hasta donde sea. Estaba tan preparado y lleno de convencimiento que le vi muchos paralelismos con Guardiola. Por eso decidí dar dos pasos hacia atrás, aparentemente, para jugar en el Foggia. Tenía que reconstruir mi carrera”.

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“Fue un año y medio muy emotivo el que pasé en Foggia. La primera temporada perdimos la final del playoff de ascenso contra el Pisa. Vivimos partidos muy emocionantes. Pese a que la categoría era modesta jugábamos, como locales o visitantes, en estadios que se llenaban con quince mil personas. Había fondos de animación y hasta bengalas. La gente es muy caliente y se hace notar en campos que se han quedado muy viejos. A veces, parece que están medio vacíos porque tienen zonas directamente inhabilitadas y que son fríos porque muchos cuentan con pista de atletismo y el público ve los partidos bastante alejado del césped. Pero cuando estás jugando allí dentro notas un caliu que marca la diferencia. Nosotros no perdimos ningún partido en casa aquella campaña. Solo cedimos cinco empates”.

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“El carácter de los habitantes del sur de Italia es muy diferente a los que viven en el norte. En el fútbol se nota también. En el sur sienten los colores de los equipos de su ciudad con un orgullo especial. Ser jugador en una ciudad de Apulia puede asemejarse en presión a la que siente un futbolista del Barça. Si las cosas iban bien eras mejor que Messi, pero si iban mal, tenían que solucionarse a la de ya. Fuimos a jugar un partido de Coppa Italia a Bari, el gran rival de la región, y les derrotamos, pese a que ellos jugaban en Serie B. Al volver a Foggia había cinco mil personas esperando al autobús porque no ganábamos un derbi desde hacía veinte años. A las tres de la mañana abrieron el estadio para que pudieran recibirnos como tocaba. En el fútbol italiano no caben medias tintas: o Milan o Inter, o Juve o Nápoles”.

“En Foggia recuerdan mucho a Zeman porque vivieron con él en el banquillo sus mejores años, llegando a la Serie A, en los noventa, y practicando un fútbol muy vistoso, pero luego encontraron con De Zerbi a su sucesor. Su modelo de juego, alegre y ofensivo, volvió a calar entre los aficionados. Con él volví a sentirme feliz jugando a fútbol por el protagonismo que me dio en unos sistemas que iban mucho con mi filosofía de juego. Acabábamos muchos partidos tirando quince veces a portería. Aunque le destituyeran justo al empezar mi segunda temporada en el equipo por diferencias con la directiva, De Zerbi es muy querido en la ciudad. El Foggia acabó subiendo a Serie B al final de aquel curso, pero yo me había idoen enero a la Reggiana”.

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“Jugué bastante el año y medio que estuve, otra vez, en la región de Reggio-Emilia y este verano estaba a punto de firmar por el Trapani, un equipo de Sicilia que iba a jugar en Serie C, pero me llamó Amadeo Salvo para que me uniera alaUnión Deportiva Ibiza. Creo que esta isla tiene mucho recorrido y que todos los que estamos aquí confiamos mucho en este proyecto. Yo tenía muchas ganas de volver a jugar en España y he venido a ayudar para conseguir los resultados que queremos que lleguen. No hemos empezado como nos hubiera gustado, pero creo que estamos engranándonos con las ideas del nuevo míster y que aún hay tiempo de hacer una gran temporada. Los resultados cortos que se dan en Segunda B engañan. Yo pienso que se puede jugar bien al fútbol en esta división, en campos grandes como el del Badajoz, el Recre o el Real Murcia y, también, aquí en Can Misses. También creo que Borriello nos ayudará mucho: él es un finalizador nato, una persona que le gusta hacer gol porque vive para ello. Tiene la portería entre ceja y ceja, quiere pisar área y acabar las jugadas siempre que pueda. Esa actitud nos tiene que encorajar al resto de la plantilla para jugar al ataque. Mi ilusión es que el público conecte con nosotros como pasó el domingo que ganamos al Badajoz. Eso es fundamental para que podamos poner al fútbol ibicenco en el lugar que se merece”.

¡Olímpico y olé!

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En fútbol se llama gol olímpico a una jugada en la cual el balón, enviado desde el saque de esquina, entra directamente en la portería rival. Es un tanto poco frecuente y pocos jugadores han conseguido realizar esta acción en alguna ocasión, pero el jugador del CD Ibiza José Carlos Moreno es la excepción que rompe la estadística. Y es que la ‘motoreta’ (como le llaman algunos amigos) ha clavado a lo largo de su carrera deportiva nada más y nada menos que cuatro chicharros desde el mismo córner. Ahí es nada.

El extremo sevillano firmó su último gol olímpico la pasada jornada, frente al Santa Catalina. Corría el minuto 77 en Can Misses. El marcador estaba atascado (0-0) y José Carlos Moreno se dispuso a lanzar un córner con su pierna diestra con la esperanza de que el balón aterrizara en el área para que lo rematara al fondo de la red algún compañero. Lo que menos imaginó el crack deportivista es que la pelota acabaría colándose por la mismísima escuadra del palo largo.

“Si te dijera que quería clavar el balón por ahí te mentiría”, dice el jugador del CD Ibiza con el arte y salero que caracteriza su manera de hablar, con buen sevillano que es. “La idea era poner la pelota en el segundo palo; era la finalidad de esa acción a balón parado, pero fíjate cómo son las cosas. Le pegué y entre el viento y la fuerza con la que iba el cuero acabó colándose por la escuadra”, rememora el jugador, que recuerda, eso sí, que algo de técnica tenía el lanzamiento.

El sevillano apunta hacia el cielo después de firmar el gol olímpico. (Fotos: CD Ibiza)

“Churro o no, tengo que decir que ya llevo cuatro goles olímpicos, así que parece que me estoy convirtiendo en todo un especialista”, indica, entre risas, un José Carlos Moreno que ya clavó dos chicharros desde el córner en su etapa como jugador del Formentera y otro vistiendo la elástica de la Peña Deportiva. Da la casualidad que todos los ha metido en equipos pitiusos. “Recuerdo que en el Formentera metí dos casi seguidos; uno de ellos fue en el terreno de juego del Campos”, rememora.

Y como no podía ser de otra manera, el centrocampista del CD Ibiza festejó por todo lo alto la diana que enchufó el pasado domingo. Primero porque significó el gol que adelantaba en el marcador a su equipo frente a uno de los gallitos de la Tercera balear. Segundo, por su bella factura y tercero porque el  chicharro iba dedicado a una persona muy especial en su vida. “Se lo brindé a mi padre, como todos lo que hago. Reside en Sevilla y sigue muy de cerca la trayectoria del CD Ibiza”, afirma.

Después del golito de José Carlos Moreno, en el 88, su compañero Juan Carlos Ortiz estableció el segundo. Los aficionados aplaudieron con alegría el tanto del cordobés, pero la fiesta no acabaría ahí. El destino tenía reservado un final feliz para el sevillano. En el 90, completó su gran tarde con un tercer gol que desató la locura en la grada. El extremo, en esta ocasión, no se acordó de su progenitor y sí de Winde, que estaba en el banquillo. “Fui corriendo a dedicárselo porque somos muy amigos; es mi hermano negro”, finaliza.

Revive el golazo de Moreno

Ecuador connection

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Por Pablo Sierra del Sol

Poco les ha durado el sueño de la Tercera División a Rommel Campos y Jesús Indio. Los dos futbolistas nacidos en Ecuador y criados en Ibiza abandonaron el San Rafael hace dos semanas. Ni el mediocentro ni el lateral derecho contaban para Vicente Román y querían más minutos. Ahora buscarán acomodo en alguna plantilla de Regional o en el fútbol sala. Son jóvenes y no se han cansado de intentar abrirse paso en una categoría nacional. Seguirán insistiendo.

“Es una lástima lo que nos ha pasado en el San Rafael porque cuando nosotros firmamos con ellos aún estaba Buti como entrenador y creíamos que íbamos a tener minutos”, explica Rommel, que nació hace 22 años en Quevedo, capital de la provincia ecuatoriana de Los Ríos. Llegó a España con doce y siempre ha vivido en Ibiza, una isla que conoce bien gracias a la cantidad de clubes en los que ha militado desde que era infantil. Primero se apuntó ala cantera del Rápid Atlético. Después saltó a las inferiores de la antigua Unión Deportiva Ibiza-Eivissa. Más tarde jugó, como cadete, para el Puig d’en Valls. Buti entrenaba al primer equipo vallenc y le hizo debutar en Regional pese a su corta edad. Cuando llegó a juveniles se fue a la Peña para reforzar su conjunto de Liga Nacional. De ahí saltó al Sant Jordi, también en la misma división juvenil. Rommel, que había estrenado la mayoría de edad, decidió volver al país que había abandonado siete años atrás.

–Estuve viviendo en Ecuador un año entero e intenté probar suerte con el fútbol. Hice unas pruebas con varios equipos de la liga juvenil de Quito, pero como acababa de cumplir diecinueve no pudieron ficharme. Entonces fiché por un equipo de la segunda categoría y jugué allí aquella temporada.

Explica Rommel. Al volver a Ibiza su destino futbolístico fue el San Rafael. Vistió unos meses la camiseta blue del segundo equipo, que jugaba en la Interpueblos. Un problema con su entrenador, Juanjo Cruz, le dejó sin ficha y se unió al San Pablo de fútbol sala para no perder la forma. Fue entonces, en el verano de 2017, cuando apareció el Club Deportivo Ibiza: “Iván Córdoba nos llamó a Jesús y a mí para comentarnos que estaba armando un proyecto para subir a Tercera. Contaba con nosotros y no nos lo pensamos. Fue una experiencia muy buena para los dos. Convivimos con jugadores con mucha experiencia y aprendimos mucho. Además, la temporada acabó por todo lo alto con el ascenso ante el Andratx”.

El centrocampista pudo jugar casi completa la primera eliminatoria del playoff. En total, disputó 1.966 minutos durante toda la campaña, repartidos en 27 partidos. 23 veces salió en el once inicial. Marcó un gol. Antes de dejar por segunda vez el San Rafael, en las primeras seis jornadas de este curso solamente había disputado 23 minutos. Los números de Jesús Indio son clavados a los de su compatriota. Ha estado sobre el césped diecisiete minutos en su corto periplo como blue. Bajo las órdenes de Iván Córdoba jugó exactamente los mismos partidos que Rommel, acumulando solamente seis minutos más que su colega. Pese a ser zaguero aportó tres goles y pudo disputar completos los dos partidos de la ronda definitiva de ascenso contra el Andratx.

Rommel Campos posa para Fútbol Pitiuso el día del derbi frente a la Peña Deportiva.

Jesús Indio resume la temporada pasada “como el mejor de los aprendizajes”: “Compartir vestuario con tantos futbolistas que conocen perfectamente la Tercera balear nos ayudó muchísimo a crecer. No es fácil jugar partidos tan decisivos como los de un playoff. Hay que tener mucha sangre fría para que todo salga bien. En el club querían subir y creo que cumplimos la misión. Tanto Rommel como yo fuimos importantes, pero cambió la directiva y la nueva dirección deportiva tenía otros planes. Lo entendemos porque el fútbol funciona de esa manera, pero ahora tenemos que buscarnos el futuro en otra parte”.

España llegó a tener medio millón de habitantes nacidos en Ecuador. El tope se alcanzó en 2004, coincidiendo con el punto álgido de la burbuja inmobiliaria. Ecuador vivía una profunda crisis económica, previa a la elección de Rafael Correa como presidente de la república latinoamericana. Miles de personas vieron entonces una oportunidad para prosperar en los puestos de trabajo que demandaba el boom del ladrillo español e hicieron la maleta. En ese contexto el matrimonio Campos Flores, los padres de Rommel, llegaron a Barcelona. Él, que era entonces un niño de siete años, se quedó viviendo en Quevedo con su abuela materna. Desde la Península Ibérica les llegaba dinero cada vez que sus padres podían ahorrar unos euros de sus sueldos. Con el tiempo, los progenitores de Rommel se separaron y su madre se trasladó a Ibiza. Cuando el nieto cumplió los diez, la abuela compró dos billetes de avión y volaron juntos a Madrid, para viajar luego a las Pitiusas. Hicieron el camino contrario al de muchos compatriotas que aprovecharon las políticas favorables al retorno de los inmigrantes que pusieron en práctica los gobiernos de Correa para marcharse de una España que estaba colapsando por la crisis mundial de 2007. Eso sí, tras años separados, madre e hijo se reunieron, por fin, en la isla.

La historia de Jesús Indio es muy parecida. Acaba de cumplir 24 años y, a principios de siglo, cuando era solamente un crío, su madre viajó a España sin billete de vuelta. Él tuvo que esperar hasta la adolescencia para reencontrarse con ella en un mundo totalmente distinto para él. Dice que se adaptó bien a su nuevo país, que le gusta Ibiza, pero que siempre tiene presente el lugar donde nació: “Solamente he podido ir tres veces desde que vivo en Ibiza. Es una situación extraña porque aunque he crecido en Ibiza y tengo muchísimos amigos aquí, en cierta manera, me sigo sintiendo ecuatoriano. Y eso es algo que les pasa a muchísimos compatriotas que viven acá”.

La infancia pasada en Ecuador es un recuerdo imborrable para Jesús. A Rommel le ocurre tres cuartas partes de lo mismo.

“Los años que viví con mi abuela en Ecuador me los pasé jugando a fútbol con mis amigos. Coincidió con la gran etapa de nuestra selección. Ecuador siempre había estado a la sombra de las grandes selecciones de Sudamérica. Por eso, cuando Kaviedes marcó el gol que nos clasificó para el Mundial 2002 el país se paró”, dice Rommel, que tenía apenas seis años cuando el entonces delantero del Valladolid (donde estaba cedido por el Celta) cabeceó dentro de una de las porterías del Atahualpa de Quito el tanto que metía por primera vez a su país en una Copa del Mundo; la de Corea y Japón, concretamente. “Hemos tenido y tenemos grandes futbolista como Antonio Valencia o Felipe Caicedo, pero Kaviedes fue una inspiración para muchos chicos porque fue el primero en llegar a Europa y por aquel gol tan importante con la selección. Recuerdo otro que le metió de chilena al Barça cuando jugaba con el Valladolid”, explica Rommel haciendo referencia a un golazo que su compatriota, haciéndose espacio entre De Boer y Puyol, le marcó a Dutruel.

Jesús Indio a puesto fin a su etapa como futbolista del San Rafael.

Además, Jaime Iván Kaviedes comenzó su carrera en el Emelec, uno de los grandes de Guayaquil, el puerto principal y la ciudad más poblada del país: “En Quevedo nos tiran más los equipos guayaquileños. Es por una cuestión de altitud. Quito está en el altiplano, al otro lado de los Andes, y queda más lejos sentimentalmente. Eso en el fútbol se nota”. Lo corrobora Jesús Indio, que nació en Manta, una ciudad de costa que le obliga a irle al “Barcelona de Guayaquil”, el club más laureado de Ecuador. “Los duelos entre los equipos de las dos grandes ciudades se viven con mucha intensidad”, dice Jesús, “pero no hay nada tan bestia como los partidos de la selección, sobre todo si son contra Colombia, con los que tenemos mucha rivalidad por ser el vecino pequeño, o Argentina, el rival a batir para cualquier selección sudamericana”. Desde Ibiza, cada vez que La Tri juega un partido importante de la fase de clasificación mundialista o de la Copa América las familias y los grupos de amigos trasnochan para ver juntos a su selección. De paso, se curan la morriña.

Actualmente siguen viviendo en territorio español más de doscientas mil personas que poseen la nacionalidad ecuatoriana. En Ibiza son más de dos mil. Bastantes han prosperado trabajando duro la última década. La madre de Rommel, por ejemplo, tiene una inmobiliaria. Él trabajó en la obra y ahora está empleado en una tienda de muebles. Dice que no le quita un ojo al futuro y que ha empezado a formarse “en el mundo de las criptomonedas”, un negocio “que da bastante dinero aunque mucha gente no sepa aún en qué consiste”. Jesús, por su parte, ha estado trabajando en un hotel esta temporada turística: “Acabo dentro de unos días y podré centrarme totalmente en el fútbol este invierno. Si acabo la temporada en Regional me encantaría vivir otro ascenso. Con lo que nos gusta el fútbol a los ecuatorianos, algún día tendríamos que formar un equipo y federarlo, como pasa en las ligas modestas de Madrid o Barcelona. Sería precioso, defenderíamos con mucho orgullo esa camiseta”.

¡Alucina vecina!

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Plantilla del Sant Josep de la temporada 2018-2019.

La Copa sigue dando que hablar esta temporada. El fútbol doméstico ha vivido este fin de semana su tercera jornada y la afición ha podido disfrutar de dos auténticos partidazos que han hecho las delicias de los espectadores. Sobre todo de los que han optado por ver en vivo y en directo en el Municipal de Sant Antoni el duelo entre el Portmany, que debutaba en la competición y el Sant Jordi (4-4), aunque también han vibrado con el choque que ha medido al Ciudad de Ibiza y el Inter Ibiza y que ha concluido con un triunfo de los futbolistas que entrena Buti por 3-1.

En el campo portamanyista, ambos rivales han protagonizado un interesante duelo de golpes que, incomprensiblemente para los de Carlos Marí, ha finalizado en tablas. Y es que el plantel rojillo, que iba ganando en el minuto 60 por un contundente 4-1, vio como la escuadra verdinegra le igualaba el marcador en tan sólo 4 minutos en los últimos compases de un vibrante y emocionante duelo que no dejó indiferente a nadie y en el que exhibieron su pegada tres uruguayos del Sant Jordi.

Roberto, en el 8, logró el primer gol del curso para el Portmany, pero en el 24, Lucas igualó la contienda para alegría de los suyos y frustración de la parroquia local, que, no obstante, volvió a cantar un nuevo gol en el 36, cuando Bonilla envió el cuero al fondo de la portería de Dani Capilla. Tras el paso por vestuarios, Roberto, con dos chicharros (m. 47 y m. 60) puso de nuevo por delante en el marcador a la escuadra de Carlos Marí y, prácticamente dejaba visto para sentencia el partido.

Pero el Sant Jordi demostró que la esperanza es lo último que hay que perder y fue en busca de una gesta que inició Martín Monroy al transformar un penalti en el minuto 84. El gol heló al Portmany, que no dio pie con bola y acabó tirando el partido en tan sólo un minuto. En el 86, Federico estableció el 4-3 y el éxtasis llegó en el 87 con el tanto de Martín Monroy, que salió al rescate de los suyos para salvar un punto cuando todos daban por hecho que el triunfo se quedaría en Sant Antoni. Ficha Técnica

En Can Misses, los tres puntos en juego del derbi vilero entre el City y el Inter se los ha llevado el conjunto celeste, que se ha mostrado más resolutivo de cara a puerta. Dani Reales, en el 36 y Ndao, en el minuto 63, encarrilaron el triunfo para la escuadra de Buti, pero el bloque interista no se vino abajo y, en el 65, Caio, desde el punto de penalti, metió a los suyos en el partido, aunque la reacción no se completó y Víctor Sánchez, en el 90, acabó por matar el partido. Ficha Técnica

El choque entre el Sant Josep y el Atlético Jesús finalizó con un trabajado y sufrido triunfo de los rojiblancos (1-2). Alejandro, en el 17, puso por delante en el marcador al cuadro santaeulaliense y con ventaja mínima para los visitantes se marcharon a los vestuarios ambos contendientes. La ambición del equipo josepí trajo su recompensa nada más arrancar el segundo periodo, cuando Jason, en el 56, logró nivelar el resultado de un partido sumamente disputado y que no se resolvió hasta el descuento, cuando Cosmin, sobre la bocina, estableció el gol que le daba la primera victoria de la temporada al Atlético Jesús. Ficha Técnica

Resultados y clasificación Grupo 1

Resultados y clasificación Grupo 2

3-0. ¡Vaya destrozo!

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Moreno abrió la lata con un golazo Olímpico que se coló por toda la escuadra (Foto: CD Ibiza).

El CD Ibiza ha dado esta tarde un golpe encima de la mesa al derrotar a uno de los gallitos de la competición, un Santa Catalina que llegaba a Can Misses en lo alto de la tabla, con cinco victorias, un empate y sólo dos derrotas. El equipo que entrena Puma, ha recuperado sus mejores sensaciones tras las últimos adversos resultados (donde sólo sumó un punto de seis posibles), tumbando al conjunto mallorquín en el último cuarto de hora de un partido disputado e intenso. Moreno enseñó el camino del triunfo con un gol en el 77 con un golazo olímpico para alegría de su hinchada, que volvió a revivir una brutal experiencia con el segundo chicharro del plantel, obra de Ortiz en el 88. Y en pleno delirio, llegó el éxtasis a la grada y al terreno de juego cuando Moreno, de nuevo, acertó ante la portería defendida por José Luis. Por lo tanto, victoria del CD Ibiza de las que hace afición y que le permite escalar posiciones en la clasificación, hacia puestos cómodos pero con la zona de vanguardia a tiro de piedra. Ficha Técnica

2-0. ¡Rico, rico!

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¡Rico, rico! El San Rafael ha cocinado esta tarde frente al Llosetense un triunfo con fundamento. Los de Vicente Román, que afrontaban la cita con varias e importantes bajas en sus filas, han firmado un gran partido de fútbol y, tras la derrota de la fecha pasada en el campo del Santa Catalina, recuperan la senda de la victoria y, sobre todo, las mejores sensaciones de cara a las próximas jornadas. El conjunto de sa Creu, que ha sido justo merecedor de los tres puntos, dejó visto para sentencia el choque gracias a los goles de Diego (m. 20) y de Juanfran (m. 82). Así pues, balón de oxígeno para un San Rafael que, pese a las adversidades, seguirá picando piedra para dar alegrías a su fiel afición y escapar lo antes posible de las puestos comprometidos y peligrosos de la clasificación. Ficha Técnica

¿Qué falla?, ¿cómo se arregla esto?, ¿cuándo empezaremos a ganar?

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Por Pablo Sierra del Sol

El tercer gol de El Ejido empuja a más de uno a marcharse del campo. Los Corsarios permanecen. Una docena de camisetas celestes se apiñan junto al túnel de vestuarios por el que se van los futbolistas del Ibiza (ovacionados) y el trío arbitral (abucheados). La derrota escuece, pero ha gustado la actitud de los ibicencos. En varias fases del partido se ha aplaudido a los locales. El fútbol, al final del primer tiempo y al inicio del segundo, de los celestes ha sido más rápido que otras jornadas y, aunque haya faltado pegada, otra vez, a ratos, hasta vibrante. Una victoria no solamente hubiera servido para huir de la zona caliente y no verse el domingo por la tarde en el pozo cuando se consulta la clasificación. También habría sido un tapón para evitar que el interés que suscita el proyecto de la familia Salvo a los mil y pico ibicencos que suben a Can Misses a ver al equipo se desbrave como una botella de gaseosa que se olvida a medio cerrar en el fondo de la nevera.

Quienes han visto que los partidos de la Unión Deportiva Ibiza puede ser un buen escaparate en el que exhibir los rostros que ocuparán los carteles electorales la próxima primavera son los partidos políticos. No así Podemos: al conseller de Deportes, David Ribas, ni está ni parece esperársele por las pocas veces que ha aparecido por las instalaciones deportivas de la isla durante los últimos tres años y medio. El PP se ha puesto, en cambio, manos a la obra con mucho esmero en la tarea de dejarse ver. Si la semana pasada José Vicente Marí Bosó se sentaba en el palco y daba un respingo de su asiento cuando el Ibiza marcaba el gol de la victoria contra el Badajoz, hoy ha recogido el testigo del ocupante de un escaño en el Congreso la ex alcaldesa de Vila, Virginia Marí. La aspirante a recuperar para los populares el ayuntamiento de la ciudad no tenía demasiado lejos a varios cargos socialistas.

En el mismo palco, el concejal de Deportes del gobierno al que ella hace oposición, Agustín Perea, que, colchonero como el Mono Burgos, nunca va a ver el fútbol sin calarse la gorra. A su izquierda, en la grada, la consellera de Presidencia del Govern, una Pilar Costa a la que, por no ser tan asidua, le costaba pasar más desapercibida que a otro veterano socialista. Raro será el domingo de temporada futbolística en el que no aparezca Xicu Tarrés, un futbolero empedernido, por algún campo de la isla. El diputado autonómico, sentado en la otra parte de la tribuna, vio con mucha flema los goles de El Ejido mientras a su alrededor había gesticulaciones y lamentos que se preguntaban ¿qué falla?, ¿cómo se arregla esto? y, sobre todo, ¿cuándo empezaremos a ganar? Cuerpo técnico y directiva aseguran que la pelota entrará. Que todo es cuestión de tiempo. El tiempo dirá, precisamente, si esos anuncios se convierten en realidad o si los arrastra el viento. Como a (muchas) promesas electorales.

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