Ibiza siempre ha sido tierra de contrastes. De calma y de energía, de mar en calma y noches largas, de historia y modernidad. Y en los últimos años, hay un nuevo ingrediente que ha empezado a marcar el pulso de la isla: el deporte. No como escaparate, sino como herramienta para crecer desde dentro. Y en esa evolución, una figura ha sido clave: Salvador Losa, conseller de Deportes del Consell d’Eivissa.
Losa no viene del deporte profesional ni de los focos mediáticos. Su formación es técnica —matemático de carrera, con máster en gestión— y su estilo también. Pero si algo ha demostrado desde que asumió el cargo es que no hace falta haber estado en una pista para entender que el deporte puede cambiar vidas.
A veces cuesta imaginar que alguien que ha estudiado números pueda conectar tan bien con lo humano. Pero basta con ver el modo en que Salvador Losa ha llevado la conselleria en estos años para entenderlo. Su forma de trabajar está marcada por la sensatez, pero también por la empatía. Ha sabido leer la realidad del deporte ibicenco desde abajo: desde el club pequeño que sobrevive con voluntarios hasta el joven que sueña con competir fuera pero no puede pagarse los viajes.
Por eso, una de sus prioridades ha sido el apoyo directo a deportistas y entidades. En 2025, el Consell destinó más de 700.000 euros en ayudas para que el talento no dependa de la suerte o del bolsillo. Dinero que va a becas, desplazamientos, material, formación. Dinero que, más que cifras, son oportunidades.
Pero Salvador Losa no solo piensa en el deporte como algo que practican los de siempre. Su apuesta ha sido clara: convertir Ibiza en una isla activa, abierta a todas las edades y niveles, y también en un destino donde el turismo deportivo tenga sentido.
Ese es el espíritu detrás de iniciativas como Touribisport, una feria que une deporte, turismo y sostenibilidad. No se trata de atraer masas, sino de atraer calidad. Visitantes que vienen a pedalear, a nadar, a correr… y que se van habiendo conocido otra Ibiza. La de los caminos rurales, la de los pueblos tranquilos, la de los entrenos al amanecer.
Losa lo resume bien cuando dice que el deporte es una forma de cuidar el territorio. Y no lo dice como consigna, sino como convicción.
En los últimos meses, ha firmado convenios como el que vincula al Consell con la Peña Deportiva, con el objetivo de apoyar al club y reforzar el vínculo entre deporte y territorio. Pero más allá del dinero, lo importante es el mensaje: el deporte forma parte de la identidad de Ibiza. No es un añadido, es un hilo que une generaciones, barrios, acentos y formas de vivir.
También ha defendido con firmeza las políticas de igualdad, apostando por que las ayudas lleguen a todas y todos. Por visibilizar el deporte femenino, el deporte adaptado, el deporte como espacio seguro para quien ha encontrado ahí su sitio.
Y por supuesto, no ha dejado de estar presente en cada rincón: inauguraciones, campus, entregas de premios, encuentros con técnicos, debates sobre instalaciones. Sin estridencias, sin protagonismo forzado. Solo trabajo constante.
Lo curioso es que en todo esto no hay pose. Salvador Losa no es alguien que se haya reinventado para encajar en una campaña. Es alguien que cree, de verdad, que una administración tiene que estar al servicio. Que los presupuestos están para mejorar vidas. Y que si hay una herramienta capaz de hacerlo con impacto transversal, esa es el deporte.
No es casual que, pese a su perfil discreto, se haya ganado el respeto de clubes, federaciones y deportistas. Porque sabe escuchar. Porque no promete imposibles. Porque construye sobre lo que hay.
En tiempos donde la política parece correr a otro ritmo, Losa ha decidido ir paso a paso, pero con dirección clara. Y lo ha hecho con una idea sencilla, pero poderosa: si Ibiza se mueve, se fortalece. Y si el deporte está vivo, la isla también lo está.