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0-0. Resiliencia naranja: La Penya Independent suma su primer punto

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La Penya Independent ha comenzado a dejar huella en la liga nacional juvenil. En su debut en casa, el equipo anaranjado consiguió su primer punto de la temporada tras empatar 0-0 contra el San Francisco B, en un partido en el que las defensas dominaron el espectáculo y los goles brillaron por su ausencia.

El equipo de Sant Miquel llegaba a este encuentro con ganas de redimirse tras la dura derrota 4-1 en su estreno frente al Santa Catalina. Y aunque el empate sin goles pueda parecer un resultado modesto, para la Penya significó mucho más: fue una muestra de carácter y resistencia ante un rival fuerte, en una categoría que no concede treguas.

El duelo fue una auténtica batalla táctica, donde ambas escuadras mostraron un respeto mutuo que se tradujo en pocas oportunidades claras. La defensa de la Penya, liderada por una sólida actuación colectiva, se mostró impenetrable. Sin embargo, el equipo anaranjado sigue buscando afinar su puntería en ataque, algo que fue clave en su primer partido y que, en este empate, volvió a evidenciarse.

A pesar de la falta de gol, el equipo mostró una mejoría en comparación con la primera jornada. Mantener el arco en cero fue un logro importante, y un paso necesario para que los de Sant Miquel comiencen a consolidarse en la categoría.

Con el primer punto en el bolsillo y una defensa que comienza a encontrar su forma, la Penya Independent se prepara ahora para su próximo reto: enfrentar al Palma. Será un partido crucial, donde el equipo buscará no solo sumar, sino conseguir su primera victoria de la temporada.

La confianza empieza a crecer dentro del equipo, y aunque aún queda mucho camino por recorrer, la Penya ya ha dejado claro que no será un rival fácil en esta liga. El hambre de victoria está ahí, y si algo ha demostrado este equipo es que están dispuestos a pelear cada partido como si fuera una final.

0-2. El estreno del Sant Jordi, sin premio: dos zarpazos del Platges dejan sin opciones a los verdinegros

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El Sant Jordi, un equipo que había generado grandes expectativas en su salto a la Tercera RFEF, no pudo arrancar con buen pie en su estreno liguero. Un arranque siempre es difícil, pero el choque contra el Platges de Calvià demostró que, en el fútbol, las ilusiones no siempre se traducen en resultados. En el Kiko Serra, el marcador final de 0-2 dejó claro que los de Carlos Tomás tienen trabajo por delante si quieren cumplir sus ambiciones esta temporada.

El encuentro comenzó con la ilusión a flor de piel en las gradas, pero apenas habían pasado ocho minutos cuando el primer jarro de agua fría cayó sobre el equipo local. Pedrosa, del Platges de Calvià, encontró un hueco en la defensa verdinegra y no perdonó. El gol temprano fue un golpe psicológico del que el Sant Jordi no pudo recuperarse fácilmente. A pesar del esfuerzo constante de los locales, el Platges demostró por qué es un equipo con oficio: supieron manejar los tiempos, controlar la presión y aprovechar al máximo sus oportunidades.

Lo cierto es que el equipo dirigido por Carlos Tomás no se quedó de brazos cruzados. Los verdinegros presionaron, intentaron adueñarse del balón y buscaron con insistencia ese gol que les devolviera al partido. Pero como suele ocurrir en el fútbol, cuando el balón no quiere entrar, no hay manera de forzarlo. Las ocasiones se sucedieron, pero el gol simplemente no llegó.

Y entonces, en el minuto 62, llegó la sentencia. Aitor aprovechó una distracción defensiva y con precisión quirúrgica marcó el segundo tanto para los visitantes. Un golpe que, aunque no fue definitivo en el marcador, sí lo fue en las aspiraciones del Sant Jordi para al menos salvar un punto en casa.

Este primer traspié no debe ser motivo de desánimo para los locales, sino una lección. El Platges de Calvià dejó claro que en esta categoría no hay rival fácil y que la concentración durante los 90 minutos es fundamental. A veces, el fútbol no es solo cuestión de correr o tener la posesión, sino de aprovechar esos momentos clave que determinan el resultado final.

Pero, como en cualquier buen guion deportivo, no todo está perdido. La próxima semana, el calendario ya prepara un plato fuerte: el derbi ibicenco contra la Penya Independent. Un duelo que promete ser intenso, no solo por la rivalidad local, sino porque para el Sant Jordi es la oportunidad perfecta para estrenar su casillero de puntos. Nada mejor que un partido de máxima tensión para demostrar que este equipo tiene lo que se necesita para luchar en la Tercera RFEF.

Las derrotas tempranas a veces son el empujón que un equipo necesita para ajustar sus engranajes y salir más fuerte. El Sant Jordi tiene calidad en sus filas y una afición que respalda. Ahora, todo depende de cómo asimilen esta primera lección y, sobre todo, cómo se levanten en el próximo reto.

La temporada apenas comienza, y los verdinegros tienen todo el tiempo del mundo para escribir una historia diferente.

Nuevo look, misma garra: la UD Ibiza estrena su tercera equipación en Yecla

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La UD Ibiza no solo se llevó los tres puntos en Yecla, también dejó su sello con un estreno de altura. El equipo celeste saltó al campo luciendo su flamante tercera equipación: una camiseta blanca impecable que no pasó desapercibida. Y aunque el color fuera nuevo, la garra y el esfuerzo fueron los de siempre.

La camiseta blanca brilló bajo el sol murciano, pero lo que realmente destacó fue el juego del equipo. Con esta nueva indumentaria, la UD Ibiza demostró que su identidad está más allá de los colores. Fue un partido sufrido, de esos que definen el carácter de un equipo, y en el que la nueva piel pareció traer buena suerte. El gol de Guillem Molina selló una victoria trabajada y el estreno de la equipación no pudo ser mejor.

Más allá de lo estético, la tercera equipación representa un símbolo de frescura y renovación para el club, algo que se refleja también en su buen arranque de temporada. La camiseta blanca ya es parte de la historia del equipo, asociada a una victoria crucial que refuerza el gran momento de los celestes.

La UD Ibiza, más que un equipo: el poder de un grupo unido

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La foto lo dice todo: jugadores, cuerpo técnico, y un entrenador con una sonrisa que refleja mucho más que una simple victoria. En el vestuario del modesto estadio de Yecla, la UD Ibiza celebraba algo más que tres puntos. Tras vencer 0-1 en un partido disputadísimo, los celestes mostraron que su gran arranque de temporada no es casualidad. Siete puntos en tres jornadas, con dos victorias consecutivas fuera de casa, son el reflejo de un equipo que ha encontrado en la unión su mejor arma.

Encabezados por Pep Lluis Martí, el técnico que ha sabido convertir a esta plantilla en una verdadera familia, la UD Ibiza está demostrando que el fútbol es mucho más que talento individual. Cada foto, cada abrazo, cada gesto en ese vestuario lleno de energía y felicidad, esconde lo que todo equipo sueña: un grupo que cree en sí mismo y en su trabajo.

Las victorias no siempre son bonitas ni sencillas. El triunfo de hoy en Yecla fue trabajado, sudado, e incluso sufrido. El rival no regaló nada, pero la solidez defensiva y el temple de un equipo que sabe manejar los tiempos del partido fueron la clave. Y ahí está el gol de Guillem Molina, una jugada que define cómo en este Ibiza cada detalle cuenta. Un disparo desde la frontal, un desvío que lo convierte en inalcanzable para el portero rival, y los tres puntos en la mochila. El destino parece estar de su lado, pero no es casualidad: este equipo busca la suerte y la encuentra.

Pep Lluis Martí ha sabido sacar lo mejor de un plantel que no deja de sorprender. No solo por las victorias consecutivas frente a equipos duros como el Real Madrid Castilla, a quienes vencieron 0-1 en Valdebebas la semana pasada, sino también por la forma en que se entregan en cada partido. El empate 1-1 en el debut contra el Villarreal B en Palladium Can Misses fue solo el inicio de un camino que parece prometedor.

Lo que esconde este Ibiza va mucho más allá de los resultados. La química entre los jugadores es palpable. Desde los más veteranos hasta los recién llegados, todos tiran del carro con la misma intensidad. En el centro del campo, los defensas se parten el alma, y cada jugador se deja la piel por sus compañeros. El debutante Quique González, aunque no tuvo grandes ocasiones hoy, ya forma parte de ese espíritu de sacrificio y trabajo en equipo que caracteriza al conjunto.

Pero no solo los jugadores merecen aplausos. El cuerpo técnico, que aparece en la foto junto a los jugadores, también tiene su parte en este buen momento. La preparación física, la táctica y el liderazgo de Martí han construido una estructura sólida en la que todos se sienten importantes. Ese es el verdadero secreto de este Ibiza: el poder de un grupo que trabaja unido.

En un fútbol tan competitivo, la diferencia entre un buen equipo y uno campeón no siempre está en el talento, sino en la cohesión. Y eso es exactamente lo que este Ibiza está mostrando. Cada victoria es una demostración de que, cuando un grupo confía en el trabajo colectivo, los resultados llegan solos. Hoy en Yecla, lo dejaron todo sobre el césped. Mañana, quién sabe hasta dónde podrán llegar.

La temporada apenas comienza, pero si algo está claro es que este Ibiza tiene algo especial. Y esa foto en el vestuario es la prueba. Los siete puntos conseguidos hasta ahora son solo el principio de una historia que promete ser emocionante. Porque cuando un equipo es más que la suma de sus partes, las victorias se celebran con sonrisas sinceras, y los objetivos, por más grandes que sean, parecen cada vez más cercanos.

0-1. La UD Ibiza sigue bailando: victoria sufrida y tres puntos de oro en Yecla

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La UD Ibiza está disfrutando de un arranque de temporada que invita al optimismo. Después de una victoria memorable ante el Real Madrid Castilla la semana pasada, el conjunto celeste vuelve a sumar otros tres puntos, esta vez en Yecla, en un partido que no fue para los débiles de corazón. Con un marcador ajustado de 0-1, los isleños se llevaron la victoria en un terreno complicado, frente a un rival que no regaló absolutamente nada. El gol de la tarde, obra de Guillem Molina, fue una verdadera muestra de fortuna y precisión que selló la segunda victoria consecutiva para los ibicencos.

El partido fue todo lo que se espera de una tarde de fútbol en un campo pequeño: intenso, apretado y lleno de incertidumbre. El Yeclano, como buen anfitrión, no se lo puso fácil a los visitantes. De hecho, tuvo sus momentos de peligro, pero la defensa ibicenca estuvo sólida como una roca. Atrás, Juan Ramón, el portero de la UD Ibiza, fue un auténtico muro. Otra portería a cero y una actuación que le va ganando más respeto en la categoría. Se lució con varias intervenciones clave que mantuvieron a raya los intentos del equipo local.

Pero si hablamos de momentos clave, el gol de Guillem Molina fue el que decidió todo. Un disparo desde la frontal que, tras un leve desvío en un defensor, se convirtió en un balón imposible para el guardameta rival. La suerte estuvo del lado de la UD Ibiza, pero como se suele decir en el fútbol, hay que buscarla. Y los de Ibiza la buscaron con ahínco.

El equipo de Yecla intentó reaccionar, como un boxeador que aún tiene fuerzas para un último asalto. Pero la defensa celeste, liderada por la experiencia de su zaga, no cedió ni un centímetro. Cada balón aéreo fue disputado, cada rebote peleado, y los tres puntos comenzaron a sentirse más cerca a medida que el cronómetro avanzaba.

No todo fueron buenas noticias para los ibicencos. Escassi, pieza fundamental en el eje de la zaga, tuvo que retirarse antes de tiempo por una lesión que deja algunas preocupaciones. Se espera que no sea grave, pero el equipo técnico estará pendiente en los próximos días. Por otro lado, el debut de Quique González no fue tan brillante como algunos esperaban. Aunque no tuvo ninguna ocasión clara de gol, su presencia en el campo ya empieza a generar expectación entre la afición, que confía en ver pronto su mejor versión.

Con esta victoria, la UD Ibiza suma siete puntos y sigue en la parte alta de la tabla. Las sensaciones son buenas, pero el camino es largo. De momento, la defensa y el portero están dejando claro que en Ibiza no será fácil marcar un gol, y en una liga tan competida, eso puede ser la clave del éxito. El equipo está bailando al son del fútbol, y de momento, no se les va el ritmo.

1-1. Larry marca, pero el Europa frena la victoria de la Peña en el último suspiro

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Imagen de archivo de la Peña Deportiva.

Cuando la lluvia hace su entrada en escena, cualquier partido de fútbol puede volverse una auténtica batalla de resistencia. Y eso fue exactamente lo que sucedió en el Nou Sardenya, donde la Peña Deportiva se midió ante el Europa en un partido que tuvo de todo: emoción, goles, suspense y, claro, mucha agua. Al final, un 1-1 que dejó a los ibicencos con un punto valioso, pero con el sabor agridulce de haberlo rozado todo y quedarse a medias.

El Europa, con el objetivo claro de escalar hacia la Primera RFEF, no estaba dispuesto a ceder ni un centímetro en su campo. El partido arrancó con una presión feroz por parte de los locales, ahogando cualquier intento de salida limpia por parte de los visitantes. Y como si fuera poco, el cielo decidió unirse al espectáculo, regalando una lluvia torrencial que puso a prueba tanto a jugadores como a espectadores. Sin embargo, la Peña, siempre dispuesta a enfrentarse a lo que venga, tenía a su arma secreta lista: Larry, el delantero que ya se había hecho notar en la primera jornada, volvió a vestirse de héroe.

La primera mitad fue un intercambio de golpes (figurados, claro), donde ambos equipos tuvieron sus momentos para brillar. A los diez minutos, Escoruela lanzó la primera alerta seria para el Europa, pero el portero de la Peña, Picón, estaba más que preparado para el reto. Y es que, si algo quedó claro en este partido, es que Picón no vino de paseo. A lo largo de la primera mitad, el arquero sacó una mano prodigiosa tras una vaselina de Mahicas y, poco después, frustró otro intento desde fuera del área, en lo que fue una mañana de intervenciones espectaculares.

Por su parte, la Peña no se quedaba de brazos cruzados. Los de Santa Eulària, fieles a su estilo, intentaban aprovechar los huecos dejados por la presión alta del rival con pases largos buscando a Larry. Kandoussi tuvo dos oportunidades claras para romper el empate, pero la puntería no estaba de su lado. Así, ambos equipos fueron cediendo terreno hasta el final de una primera parte que dejó todo en suspenso.

Con el inicio del segundo tiempo, la Peña Deportiva salió con renovado ímpetu. Adamou probó suerte con un par de disparos lejanos, aunque no logró inquietar demasiado a los locales. El juego se volvió más equilibrado y las ocasiones comenzaron a repartirse, aunque fue Larry, de nuevo, quien se acercó al gol con un disparo que terminó en las manos del guardameta.

El entrenador de la Peña, Alberto Gallego, decidió agitar el banquillo en busca de respuestas, y lo cierto es que los cambios trajeron algo de frescura. Montalbán, en particular, se destacó por su dinamismo y fue quien, a falta de 15 minutos, orquestó la jugada del gol. Un centro raso desde la izquierda y Larry, como buen depredador del área, solo tuvo que empujarla para poner el 0-1. La explosión de alegría en el banquillo visitante era palpable: habían encontrado la ventaja que tanto buscaban.

Pero el fútbol tiene esa crueldad que solo entiende quien lo vive. Justo cuando parecía que la Peña se llevaría los tres puntos a casa, el Europa se resistió a morir. Ya en el tiempo de descuento, Pimentel cazó un balón en el área y, con un disparo que Picón llegó a tocar, puso el 1-1. Fue un mazazo para los ibicencos, que habían acariciado la victoria, pero el destino les tenía reservada otra lección: nunca hay que relajarse antes del pitido final.

La recta final del encuentro fue un caos controlado. La lluvia, que había dado una tregua durante la mayor parte del partido, volvió a caer con fuerza, dificultando el control del balón para ambos equipos. El Europa, envalentonado por el gol del empate, tuvo incluso una última oportunidad tras un saque de esquina que acabó con un remate al palo. Pero el marcador no se movió más.

Al final, un punto que sabe a poco para la Peña, pero que también tiene valor, especialmente por las circunstancias. Larry, con dos goles en dos jornadas, sigue demostrando que es un delantero a tener en cuenta esta temporada. Y aunque se escaparon dos puntos en el último suspiro, la Peña Deportiva demostró que tiene lo necesario para competir contra los grandes. Eso sí, si la próxima vez pueden evitar la lluvia torrencial, seguro que lo agradecerán.

Así es el fútbol: impredecible, emocionante y, a veces, empapado hasta los huesos. Fuente: Diario de Ibiza

1-1. La SD Ibiza no se rinde: un empate con sabor a victoria en Cornellà

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En el apasionante mundo del fútbol, cada minuto cuenta, y si hay un equipo que lo ha demostrado este domingo, fue la SD Ibiza. El cuadro de Raúl Casañ sigue invicto en este arranque de temporada, tras sacar un valioso empate 1-1 en su visita al Cornellà. No fue un camino fácil, pero el empate, conseguido en los últimos suspiros del partido, deja una sensación de satisfacción en sus aficionados. Aunque no todos los empates son iguales, este punto tiene un sabor especial. ¿Por qué? Porque fue de esos partidos en los que, cuando parece que todo está perdido, aparece la chispa del fútbol para recordarnos que nada se termina hasta el pitido final.

El Cornellà no fue un escenario sencillo. Los locales, fuertes en casa y con una afición que empuja, no tardaron en hacer de las suyas. En la segunda mitad, apenas ocho minutos después de la reanudación, Lorente aprovechó una jugada bien elaborada por la banda izquierda que acabó en un remate certero. Era el 1-0 y el Cornellà comenzaba a frotarse las manos con la idea de quedarse con los tres puntos.

Pero si algo caracteriza a los equipos que realmente quieren luchar esta temporada es su capacidad para no rendirse. Y el conjunto rojillo, aunque se vio contra las cuerdas, mostró exactamente eso: corazón. Durante buena parte de la segunda mitad, la SD Ibiza intentó sin mucho éxito encontrar fisuras en la defensa catalana. El tiempo se desvanecía, las piernas comenzaban a pesar, y la sensación de que el partido podía escapar se hacía cada vez más real. Pero el fútbol siempre tiene ese toque de magia, esa última oportunidad para los que se atreven a creer hasta el final.

Y en el minuto 94, cuando ya muchos en Cornellà estaban celebrando la victoria, llegó José Ramón para darle un giro a la historia. Un gol que no solo empataba el partido, sino que lanzaba un claro mensaje: la SD Ibiza está aquí para pelear cada punto como si fuera el último. Porque este equipo, que ya había empatado sin goles en su debut ante el Lleida, parece estar decidido a no dejar escapar nada.

El empate, más allá de lo que significa en la tabla, refuerza la mentalidad de un grupo que ha demostrado que, aunque pueda tener momentos de sufrimiento, nunca bajará los brazos. Y en un torneo largo, donde cada punto puede marcar la diferencia, es esta resistencia lo que puede llevarlos lejos.

Este comienzo invicto no garantiza nada, pero es un gran indicador de que la SD Ibiza está construyendo algo sólido. Por supuesto, aún es pronto para lanzar campanas al vuelo, pero estos dos empates consecutivos muestran que hay fundamentos para ilusionarse. La temporada es joven, y aunque hay mucho por mejorar, la capacidad de pelear hasta el último segundo es una cualidad que los puede llevar muy lejos.

Queda por ver cómo evolucionará el juego de los rojillos en las próximas jornadas. La SD Ibiza tiene el reto de consolidar esa mentalidad ganadora, pero también de ajustar algunas piezas en el ataque, donde aún les falta contundencia. Lo que está claro es que, si siguen mostrando este espíritu combativo, la afición ibicenca tiene motivos para soñar.

Cornellà ya es historia, pero lo que nunca quedará en el olvido es ese minuto 94, ese instante en que el cuadro ibicenco se negó a ser derrotado Porque si hay algo que caracteriza al buen fútbol, es su capacidad de sorprendernos, y esta SD Ibiza promete seguir dando sorpresas.

1-4. La UD Ibiza despierta: ¡goleada que devuelve la sonrisa!

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Un lance del partido disputado la pasada jornada entre la UD Ibiza y el Poblense en Can Cantó. Foto: Paco Natera

La UD Ibiza juvenil ha comenzado la temporada en la Liga Nacional como quien se sacude el polvo tras un tropezón inicial. Este sábado, el equipo de Enrique Rivas no solo se levantó del golpe que significó la derrota por 0-1 ante el Poblense en la jornada inaugural, sino que lo hizo de forma espectacular, goleando al Ciudad de Palma por 1-4 en su primer partido fuera de casa. El equipo celeste no solo sumó sus primeros tres puntos, sino que lo hizo con una contundencia que deja un claro mensaje: han venido para competir.

El partido arrancaba con las dudas lógicas de un equipo que llegaba de un tropiezo inesperado. Sin embargo, la UD Ibiza, lejos de amilanarse, empezó a hacer circular el balón, marcando el ritmo del juego. La primera parte fue un duelo intenso, con ambos equipos midiendo fuerzas. Paolo, el lateral ibicenco, rompió la igualdad al filo del descanso, aprovechando un centro que dejó a la defensa local en evidencia. Era el minuto 40 y los de Rivas se ponían por delante. Pero la alegría les duró poco. Apenas tres minutos después, Aarón Gómez, del Ciudad de Palma, se sacó un gol de la chistera, igualando el marcador justo antes de que los equipos se fueran a los vestuarios.

Con el 1-1, la segunda parte prometía ser un desafío, pero fue ahí donde los celestes sacaron toda su artillería. Como si el empate les hubiera inyectado una dosis extra de motivación, salieron al campo con una actitud imparable. Javi García fue el encargado de devolverles la ventaja en el minuto 56 con un gol que abrió la puerta a lo que sería una exhibición de juego. Tan solo cuatro minutos después, Arian Rodríguez, la joven perla de la cantera ibicenca, se apuntaba su primer tanto del encuentro, y no sería el único. En el minuto 70, el mismo Arian firmaba su doblete personal, sellando un marcador que ya parecía definitivo y que sentenciaba el partido a favor de los visitantes.

La victoria tiene un sabor especial para la UD Ibiza, no solo por ser la primera de la temporada, sino por la forma en la que se produjo. Después del mal trago en Can Cantó, el equipo ha mostrado una reacción que deja claro que tienen potencial para pelear por algo más que solo sobrevivir en la liga. La conexión entre sus jóvenes promesas, el talento de jugadores como Paolo y Arian, y la visión táctica de Enrique Rivas sugieren que este equipo tiene mucho más que ofrecer en las próximas jornadas.

Ahora, los ibicencos se preparan para lo que viene con una confianza renovada. La goleada en Palma no solo les da los tres puntos, sino que les devuelve esa chispa necesaria para encarar lo que queda de temporada con la cabeza bien alta. La UD Ibiza juvenil ha despertado, y si siguen así, habrá que tenerles muy en cuenta.

Niko Kata: El gladiador del medio campo que revitaliza al Formentera

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El Formentera sigue dándole forma a su proyecto 2024/25, y lo hace a lo grande. En esta ocasión, el club rojinegro ha anunciado la llegada de Niko Kata, un centrocampista que aterriza en el Camp Municipal de Sant Francesc con una mochila cargada de experiencia y aventura.

A sus 31 años, Kata tiene una carrera digna de novela. De raíces congoleñas y ecuatoguineanas, nacido en Barcelona, este centrocampista ha recorrido medio mundo con el balón en los pies. Ha vivido el fútbol en todas sus facetas, desde la Tercera División española hasta la Copa Libertadores en Sudamérica. Su último destino fue el Cerdanyola FC en la 2ª RFEF, pero la historia de Niko no se queda ahí: ha pisado césped en competiciones como la UEFA Conference League, la Supercopa de Ecuador, y hasta la CONCACAF Champions Cup. Kata es, en pocas palabras, el tipo de jugador que lo ha visto y jugado todo.

Su carrera arrancó como delantero, pero no tardó en convertirse en un auténtico pulmón en el centro del campo, donde encontró su sitio. Desde sus primeros pasos en clubes catalanes como la Unificación Bellvitge y el Hospitalet, hasta su debut en la Segunda B con el Gavà, Kata ha ido subiendo escalones en el fútbol español, haciendo paradas en equipos como el Atlético Saguntino, Extremadura UD y Valencia Mestalla. Sin embargo, su aventura no ha sido exclusivamente local: ha cruzado océanos, defendiendo los colores del Delfín SC en Ecuador, y probando suerte en la Primera División de Nicaragua con el Real Estelí FC.

Con este fichaje, el Formentera no solo gana en experiencia, sino también en versatilidad y carácter. Kata no es un futbolista cualquiera; es un trotamundos del fútbol, un jugador que sabe lo que es pelear en todas las trincheras posibles. Su presencia en el equipo es un soplo de aire fresco, y no cabe duda de que aportará equilibrio y visión en el medio del campo. Con su capacidad para adaptarse a diferentes estilos de juego y sus años acumulando kilómetros sobre el verde, Kata podría ser ese engranaje que el equipo necesitaba para encarar una temporada que promete estar llena de desafíos.

Maikel Romero, técnico del Formentera, ya tiene en sus manos a un grupo que combina juventud, talento y experiencia. Las nuevas incorporaciones como la de Niko Kata, sumadas a las renovaciones clave del plantel, dibujan un equipo ambicioso y preparado para todo. Con compañeros como Javier López “Chabo”, Fernando Losada y Marcos Isla, la competencia interna será feroz, y eso es exactamente lo que necesita el Formentera si quiere brillar esta campaña.

Niko Kata ya está listo para ponerse la camiseta rojinegra y ser parte de una nueva historia. Formentera le da la bienvenida a su guerrero del medio campo, y los aficionados ya sueñan con lo que está por venir.

1-0. El Formentera domina, pero cae al final: un gol en el 95 le deja sin premio

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Un once titular del Formentera reciente. Foto: SD Formentera

El fútbol tiene esa forma cruel de darnos lecciones justo cuando creemos que lo tenemos todo bajo control. Así lo vivió el Formentera en su debut de la temporada en la Tercera RFEF, enfrentándose al Llosetense, un duelo que parecía estar bajo su dominio, pero que terminó con un revés amargo en los minutos de descuento. Un gol en el minuto 95 les dejó sin el premio que parecía seguro. Sí, un mazazo en toda regla, pero también una clara demostración de que este equipo está para cosas grandes.

A lo largo de los 90 minutos (y un poquito más), el Formentera mostró ser un bloque sólido y comprometido. Maikel, su técnico, preparó el partido con la intención de imponer el ritmo, y vaya si lo consiguió. Desde el primer toque del balón, los visitantes se adueñaron de la posesión, moviendo la pelota con inteligencia y generando numerosas ocasiones. Sin embargo, el fútbol es caprichoso. No se trata solo de jugar bien, sino de convertir esas oportunidades en goles. Y en eso, el Formentera falló.

El Llosetense, por su parte, no tuvo muchos momentos brillantes, pero entendió bien lo que tenía que hacer: aguantar y aprovechar su oportunidad. Mientras el Formentera asediaba el área rival, los locales se defendían con uñas y dientes, esperando ese momento clave. Y así fue, en un giro dramático de los acontecimientos, Antoni, jugador del Llosetense, encontró el gol en el minuto 95 tras una jugada enrevesada, llena de rechaces y duelos ganados. Una auténtica daga al corazón de un Formentera que ya saboreaba, al menos, un empate.

Es injusto, claro. El fútbol a veces lo es. Pero lo cierto es que el resultado no refleja el trabajo, ni la entrega, ni el esfuerzo desplegado por el equipo de Maikel. Y eso es algo que el entrenador dejó muy claro después del partido. A pesar de la derrota, las sensaciones que dejó el Formentera son positivas. Este equipo no se arruga, domina y tiene un estilo claro de juego. La falta de puntería fue su talón de Aquiles en esta ocasión, pero no cabe duda de que las oportunidades seguirán llegando si mantienen ese nivel de intensidad.

Losada, uno de los pilares del equipo, fue categórico al término del encuentro: están en el camino correcto, y aunque el tropiezo duele, esto no es más que el inicio de la temporada. Las palabras del jugador resumen perfectamente el sentimiento general: una mezcla de frustración por el resultado, pero con la confianza intacta de que este equipo está preparado para grandes cosas.

En definitiva, el Formentera ha recibido un golpe inesperado, pero no es momento de bajar la guardia. La temporada recién comienza y hay motivos para creer. Este equipo, que ha demostrado carácter y calidad, sabe que tiene las herramientas para dar la vuelta a la situación. El fútbol, después de todo, se trata de levantarse una y otra vez. Y si algo ha quedado claro tras este partido, es que el Formentera sabe cómo hacerlo.

Así que, aunque el resultado no fue justo, el camino del Formentera está lejos de haber terminado.

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