El fútbol pitiuso recibe una de las noticias más dolorosas de los últimos tiempos. La Penya Independent, símbolo de ambición y crecimiento desde Sant Miquel, atraviesa una crisis de identidad sin precedentes. A la dimisión de su presidente, Toni Curuné, anunciada oficialmente el 22 de julio, se suma un golpe aún más contundente: el primer equipo no ha sido inscrito en la Tercera RFEF para la temporada 2025-2026 y, según ha publicado Diario de Ibiza citando fuentes del programa Más de uno. Ibiza y Formentera, desde el propio club se reconoce que es “muy probable” que los futuros dirigentes tampoco contemplen revertir esta decisión.
El anuncio ha caído como un jarro de agua fría. Hace poco más de un año, la Penya aún saboreaba las mieles de competir en Segunda RFEF, un hito sin precedentes en su historia. Hoy, sin embargo, la entidad parece sumida en una parálisis institucional que amenaza con borrar de un plumazo todo el camino recorrido. La falta de inscripción en la categoría nacional no sería un descuido puntual, sino una decisión meditada ante el inminente cambio de dirección.
El proceso electoral ya está en marcha. El 22 de julio se aprobó el calendario electoral, se designó la comisión correspondiente y se abrió oficialmente el plazo para presentar candidaturas. El cierre de inscripciones será el 24 de agosto, seguido por la proclamación provisional de candidaturas el 25, y finalmente, la Asamblea General Extraordinaria del 27 de agosto, donde se votará la nueva Junta Directiva.
En paralelo a los trámites institucionales, el futuro deportivo del club parece condenado a un repliegue. La falta de inscripción en Tercera RFEF es solo el primer indicio. Las fuentes citadas por Diario de Ibiza, tras lo avanzado en Más de uno. Ibiza y Formentera, confirman lo que muchos temían: no hay intención por parte de los posibles nuevos gestores de inscribir al primer equipo en la competición, ni ahora ni más adelante. El proyecto deportivo que llevó al club a tocar la élite del fútbol balear podría estar llegando a su fin.
La etapa de Toni Curuné al frente del club deja un legado incuestionable. Bajo su liderazgo, la Penya no solo logró ascender a Segunda RFEF, sino que se convirtió en un ejemplo de crecimiento desde la humildad y el trabajo sostenido. El club se profesionalizó, aumentó su estructura y se ganó el respeto en los campos y en los despachos. Pero las dificultades para sostener ese modelo, unidas al desgaste interno, han desembocado en una retirada que pone fin —al menos por ahora— a un sueño construido a base de esfuerzo y convicción.
Lo que queda por delante es una etapa de reconstrucción, si es que la nueva Junta opta por mantener vivo el proyecto en otras categorías o centrarse en la base. Lo que está claro es que la Penya Independent, que durante un lustro representó la osadía futbolística desde el norte de Ibiza, se enfrenta a una travesía incierta. Sin presidente, sin inscripción federativa y con su masa social a la expectativa, el club se asoma a un nuevo ciclo que arranca con más preguntas que respuestas.