La mañana de este miércoles trajo consigo algo más que sol y humedad en Santa Eulària: trajo esperanza. La Peña Deportiva abrió su pretemporada con una sesión ligera pero cargada de simbolismo. A las nueve en punto, bajo la dirección de Raúl Garrido, el balón volvió a rodar en el Municipal, marcando el inicio de una nueva era para el club ibicenco.
Con una plantilla aún en construcción —y con la puerta de las incorporaciones todavía entreabierta—, el equipo arrancó con 19 jugadores disponibles, de los cuales apenas cuatro repiten respecto al curso pasado. El dato no es menor: se respira renovación, pero también una clara apuesta por una reconstrucción profunda y decidida.
Los renovados, hombres como Samu Carrasco, Samu Pinto, Marc Fraile y Manuel Expósito Salinas, serán los encargados de poner orden en medio de un vestuario casi completamente reformulado. Su continuidad representa la bisagra entre el pasado reciente y el ambicioso futuro que se plantea el club.
Pero el protagonismo, al menos en este inicio, recae sobre los 15 nuevos fichajes que se han unido a la causa blanca. Hay juventud, proyección y hambre competitiva en cada una de las incorporaciones. Llegan desde distintos puntos del mapa futbolístico nacional —y no solo—, con trayectorias que van desde la Tercera RFEF hasta equipos de renombre como el Badajoz o el Águilas FC.
Nombres como Ander Montori, artillero con pasado en el Nuevo Vivero, o Santi Rosa, que llega del Portmany con ganas de dar el salto definitivo, serán algunos de los rostros a seguir. También se suman varios talentos procedentes de la Penya Independent, como Lautaro Callejo, Ale Vera o Mubarak Alhassan, lo que revela un claro conocimiento del mercado local por parte de la dirección deportiva. En total, cinco jugadores proceden del conjunto de Sant Miquel, evidenciando una sinergia estratégica entre clubes pitiusos.
Más allá de los nombres, lo que comienza a dibujarse es una plantilla moldeada al gusto de Garrido: intensa, con piernas jóvenes y perfiles versátiles. A estas alturas del calendario, lo táctico aún es difuso, pero las líneas generales del proyecto empiezan a definirse. El míster, que repetirá al mando del banquillo, afronta este nuevo curso con un grupo al que podrá imprimir su sello desde el minuto uno, sin lastres heredados ni inercias que frenen el cambio.
Lo que viene no será sencillo. La Peña Deportiva parte de cero, y eso siempre implica incertidumbre. Pero también ofrece la oportunidad de construir sin ataduras, de diseñar un equipo con identidad propia y personalidad definida. El balón ha vuelto a girar en Santa Eulària, y con él, también la ilusión. En el fútbol, cada verano ofrece una página en blanco; la Peña ya ha comenzado a escribir la suya.