El balón volvió a rodar para la UD Ibiza, y lo hizo con ese sabor agridulce tan propio de las pretemporadas: ilusión por lo nuevo, pero también señales que aún piden ajustes. En su primer ensayo estival, el conjunto celeste cayó por 2-5 ante el Al-Arabi catarí, en un duelo que dejó destellos de buen juego, varios nombres para la esperanza y algunos detalles por pulir, sobre todo en el apartado defensivo.
Más allá del resultado, que en este tipo de partidos sirve de poco como termómetro real, el encuentro ofreció una panorámica honesta del punto en el que se encuentra el equipo. El once inicial mostró una combinación interesante de fichajes y caras conocidas, con una puesta en escena valiente, atrevida, y con una intensidad que sorprendió al rival durante los primeros compases. De hecho, el tanto de Fran Castillo tras una buena acción colectiva no tardó en llegar, premiando un arranque con intención.
Sin embargo, con el paso de los minutos, la superior carga física y rodaje del conjunto catarí se hizo notar. El Al-Arabi, que ya encara tramos más avanzados de preparación, fue creciendo en confianza, aprovechando cada desajuste atrás para ir inclinando el marcador a su favor. A pesar de ello, la UD Ibiza mantuvo por momentos su vocación ofensiva, encontrando buenas combinaciones por banda y generando llegadas que, con un poco más de precisión, podrían haber cambiado el rumbo del choque.
Uno de los nombres propios del encuentro fue el guardameta Belman, protagonista con varias intervenciones de mérito que evitaron una desventaja aún mayor antes del descanso. Su actuación sostuvo al equipo en los tramos más comprometidos y mostró que, en la portería, hay garantías. También hubo tiempo para ver en acción a algunos de los refuerzos, que dejaron pinceladas de lo que pueden aportar una vez que encajen del todo en la dinámica del grupo.
Los goles encajados, todos en acciones muy concretas y corregibles, no deben generar alarma, pero sí servir como lección. Son errores propios de este tipo de duelos, donde las piernas pesan, las sociedades están aún en construcción y el ritmo competitivo aún no es el ideal. Son precisamente estos partidos los que permiten detectar esas grietas y trabajar sobre ellas con tiempo y margen.
En definitiva, más allá del marcador, lo visto ante el Al-Arabi debe interpretarse como una primera toma de contacto útil y necesaria. Un punto de partida donde se vieron intenciones claras, se estrenaron fichajes y se respiró ese aroma de fútbol que tanto se echaba de menos. La UD Ibiza tiene por delante varias semanas para seguir ajustando piezas, reforzar automatismos y llegar al inicio liguero con el motor a punto. Porque esto, apenas, acaba de empezar.