1-1. La UD Ibiza tropieza donde no debía: el colista arranca un empate con sabor a derrota en Can Misses

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En Can Misses se vivió este domingo uno de esos partidos que, con el paso de las jornadas, acaban pesando más de lo que parecen. La UD Ibiza, que llegaba líder, dejó escapar dos puntos de oro ante un Antequera que supo resistir con lo justo y castigar en el momento exacto. El empate (1-1) deja tocado al conjunto de Paco Jémez, no solo en la clasificación, sino en lo anímico.

Todo comenzó con un regalo inesperado. Corría el minuto 31 cuando un error en la salida del conjunto andaluz terminó en un balón suelto dentro del área. Del Pozo, atento, aprovechó la indecisión para empujar a placer y abrir el marcador. Can Misses respiraba aliviado. Parecía que el camino estaba allanado.

Pero apenas había tiempo para saborear la ventaja. En la acción siguiente, el Antequera sorprendió con un centro desde la derecha que encontró a Bassele sin marca en el área. El ariete remató de cabeza con contundencia y puso las tablas en el 33’. La defensa celeste, desubicada, solo pudo mirar cómo se esfumaba la ventaja en un suspiro.

A partir de ahí, el partido se convirtió en una montaña rusa emocional. La UD mantenía la posesión, sí, pero sin profundidad. El ritmo era lento, la creatividad escasa y la sensación de peligro, inexistente. Fede Vico y Gallar lo intentaban sin chispa, mientras Sofiane se estrellaba una y otra vez contra la zaga visitante.

En el segundo tiempo, Jémez trató de agitar el árbol con cambios ofensivos. Entraron Señé y Davo, se adelantaron líneas y se buscó con más insistencia a Bebé. El caboverdiano tuvo la más clara del partido en el 65’, tras una asistencia quirúrgica de Gallar, pero su disparo cruzado se marchó rozando el poste.

El tramo final fue un carrusel de intentos desesperados. Centros laterales, disparos forzados, un par de rechaces que no encontraron rematador… Incluso una jugada polémica en el descuento, cuando Davo reclamó penalti tras caer dentro del área, encendió los ánimos, pero el árbitro fue tajante: no hubo revisión.

Y así, sin más, se esfumó una victoria que parecía obligatoria. Ante el colista, y en casa, la UD Ibiza no pasó del empate. Lo más preocupante no fue el resultado, sino la sensación de impotencia ante un rival que apenas necesitó dos acciones para desestabilizar al líder.

Con este empate, la escuadra celeste pierde la cima de la clasificación y deja escapar una oportunidad de oro para consolidarse al frente. El calendario aprieta, los rivales no aflojan, y los partidos que parecen sencillos acaban marcando la diferencia entre el éxito… y la decepción.

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