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El nuevo Formentera arranca con pólvora joven, músculo atrás y continuidad en el banquillo

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El Formentera, mientras otros equipos tantean el terreno, ya pisa firme en el mercado de fichajes y traza su hoja de ruta para la 2025‑26: juventud con hambre, experiencia con galones y un cuerpo técnico que no se toca.

El primer en aterrizar es Sami El Ouarit, extremo eléctrico de solo 20 años, que llega desde el Portmany con velocidad en las botas y descaro en la mirada. Desborde, uno contra uno y ritmo para agitar la banda derecha. Puro vértigo para un ataque que busca más chispa.

A la fiesta se suma un viejo conocido. Kike Ferreres vuelve a casa y se convierte en el segundo fichaje. El lateral izquierdo de Xàtiva ya sabe lo que es vestir la camiseta rojinegra y aporta recorrido, solidez defensiva y veteranía. Su regreso es mucho más que un refuerzo: es identidad pura.

Y por si fuera poco, se incorpora otro perfil joven con hambre de minutos: Cristian Tello Ribas, lateral izquierdo de 19 años, que viene de firmar una gran campaña en el Constància con cinco goles en 29 partidos. Talento, proyección ofensiva y mucho futuro en sus botas.

Pero el Formentera no solo ficha: también renueva a sus pilares. Fernando Losada, central argentino, firma su continuidad tras una temporada brutal: 15 goles, casi 3 000 minutos y el premio al mejor jugador del año. Un líder atrás, un cañonero inesperado y el alma del equipo en muchas fases del curso pasado.

En el banquillo, todo sigue igual. Alejandro Alepuz, segundo de Maikel Romero, también renueva y se mantiene como pieza clave en la sala de máquinas técnica. Preparación, análisis y continuidad para un proyecto que quiere consolidar ideas y repetir sensaciones.

La hoja de ruta está clara: mezcla de juventud y experiencia, jugadores que conocen la casa y refuerzos con proyección. El Formentera no especula, construye. Desde la defensa hasta el ataque, el nuevo bloque empieza a coger forma con velocidad, criterio y ambición.

No hay promesas vacías ni golpes de efecto. Hay planificación. Y si algo ha demostrado este equipo, es que cuando pisa fuerte desde junio, en mayo suele estar peleando por todo. La afición ya lo huele: este Formentera no quiere ser uno más. Quiere volver a ser protagonista.

Muro argentino para la meta blanca: Lautaro Callejo, nuevo fichaje de la Peña Deportiva

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La Peña Deportiva refuerza su última línea con la llegada de Lautaro Callejo, un arquero de carácter, reflejos felinos y una hoja de ruta que ya habla de madurez competitiva pese a sus 25 años. Procedente de la vecina Penya Independent, el cancerbero argentino aterriza en Santa Eulària con la determinación de hacerse grande bajo los palos y de aportar solvencia a un proyecto que mira con ambición al futuro inmediato.

No es un fichaje cualquiera. Callejo no solo conoce el balompié pitiuso, sino que llega tras haber sido pieza clave en la buena campaña del conjunto de Sant Miquel, donde sumó prácticamente todos los minutos posibles en una temporada que culminó en zona noble y con presencia en el playoff. Su regularidad, temple y dotes de mando lo han convertido en un perfil cotizado en la isla, y la Peña no ha querido dejar pasar la oportunidad de incorporarlo a sus filas.

Su trayectoria cuenta con un inicio en dos de las canteras más emblemáticas de Argentina: Quilmes e Independiente, donde forjó su instinto competitivo antes de emprender la aventura europea. Su desembarco en el fútbol italiano se dio en el ASD San Luca de la Serie D, un escenario exigente que sirvió de puente hacia el ADP Leonfortese, equipo con el que Callejo se consolidó a lo largo de tres temporadas mostrando un crecimiento sostenido y una evidente capacidad de adaptación.

Con la experiencia acumulada en Italia y su reciente desempeño en la Tercera RFEF, Callejo representa ese tipo de refuerzo que aúna proyección y rendimiento inmediato. En un club como la Peña Deportiva, siempre exigente y con aspiraciones de protagonismo, su incorporación encaja como un guante. Se trata de un arquero que, además de bajo palos, suma liderazgo y voz en vestuario, atributos fundamentales en una posición tan determinante como la suya.

El reto ahora pasa por ganarse un puesto en el once y contribuir desde el primer minuto a una temporada que promete emociones fuertes en el Municipal. Con Callejo bajo palos, la afición blanca puede dormir algo más tranquila: la portería está en buenas manos.

Cristian Torrelavid: orgullo de Santa Eulària, promesa celeste

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La UD Ibiza refuerza su portería con acento local. El club celeste ha confirmado la incorporación de Cristian Torrelavid Moreno para la temporada 2025/2026, un movimiento que va más allá de lo puramente deportivo. Se trata de una apuesta por el talento de la tierra, por un joven de Santa Eulària que, a sus 21 años, reafirma su compromiso con la isla que le vio nacer y crecer como futbolista.

Formado en las canteras de clubes insulares como la Peña Deportiva y la SD Ibiza, Torrelavid ha ido puliendo su perfil bajo la sombra de los focos, construyendo una carrera paciente, de trabajo silencioso bajo palos. Su evolución ha llamado la atención de una UD Ibiza que busca fortalecer su estructura desde la base, dando espacio a perfiles comprometidos con el escudo y el proyecto.

El fichaje, pendiente del reconocimiento médico habitual, responde a una estrategia clara: consolidar un bloque competitivo con raíces pitiusas, capaz de conectar con la grada no solo por su rendimiento, sino por su identidad. En ese sentido, Torrelavid encaja como anillo al dedo. Portero sobrio, con reflejos felinos y una madurez impropia de su edad, el ibicenco está llamado a pelear por minutos en una demarcación siempre exigente.

La UD Ibiza, inmersa en un ambicioso plan de crecimiento, sigue tejiendo una plantilla con hambre y proyección. La llegada de Cristian no es una simple incorporación más al vestuario; es un guiño al futuro, una declaración de intenciones que invita a soñar con un equipo construido desde la identidad local.

Mientras la afición celeste espera su debut oficial, el mensaje es claro: Cristian Torrelavid no solo viene a sumar. Viene a dejar huella en Can Misses.

Eric Monjonell, cemento armado para la muralla celeste: el Ibiza refuerza su futuro desde la retaguardia

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En el fútbol, la continuidad no siempre es noticia. Pero cuando se trata de un defensor que ha encajado como una pieza maestra en el esquema de un equipo ambicioso, renovar su contrato se convierte en una declaración estratégica. La UD Ibiza ha decidido blindar su defensa con la renovación de Eric Monjonell, un zaguero joven, sereno y con una lectura del juego que rara vez se enseña: se intuye.

Monjonell, que llegó a la isla como una apuesta firme para reforzar el eje de la zaga, ha tardado poco en convertirse en una figura clave en Can Misses. Su presencia impone sin aspavientos; no necesita alzar la voz cuando sus cortes precisos y su capacidad para anticiparse al peligro hablan por él. La decisión del club de contar con sus servicios durante dos temporadas más es mucho más que un movimiento contractual: es un paso decidido hacia la solidez.

Desde su incorporación, el central catalán ha demostrado que no es necesario un largo periodo de adaptación cuando el entendimiento táctico y el compromiso son innegociables. Partido tras partido, ha aportado orden y contundencia a una línea defensiva que ha ido ganando fiabilidad con el paso de las jornadas. En una categoría tan exigente como la Primera Federación, esa fiabilidad es oro.

Lo que define a Monjonell no es únicamente su físico imponente ni su capacidad para ganar duelos aéreos. Es su inteligencia posicional, su calma en los momentos de presión, y esa cualidad intangible de hacer mejores a los que le rodean. Con él, la defensa de la UD Ibiza no solo contiene; construye.

El mensaje del club es claro: se apuesta por un proyecto que combina juventud con experiencia acumulada, y Monjonell representa esa fórmula a la perfección. No se trata de esperar a que madure, sino de recoger ya los frutos de un futbolista que entiende su rol con una madurez poco habitual para su edad.

En una isla que sabe valorar el talento que se entrega sin reservas, Eric Monjonell ha encontrado algo más que un destino deportivo. Ha hallado pertenencia. Y el club, por su parte, ha hallado en él un ancla para construir desde atrás un futuro más ambicioso. La defensa del equipo celeste ya tiene nombre propio para las próximas campañas. Y ese nombre, sin hacer ruido, ya se ha convertido en garantía.

Una isla volcada con sus promesas

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El Municipal de Santa Eulària se transformó este sábado, por un día, en el centro emocional del fútbol base pitiuso. La ocasión no era para menos: la Fiesta de Campeones 2025 convocó a lo más granado del fútbol infantil de Ibiza y Formentera para rendir homenaje a quienes han brillado en los torneos de esta temporada. Sin embargo, lejos del formalismo de otras ceremonias, lo que se vivió fue una tarde de compañerismo, celebración y puro gozo deportivo.

Desde antes del inicio oficial del evento, el ambiente ya anticipaba algo especial. Las porterías, lejos de estar vacías, servían de excusa para que los más inquietos improvisaran partidillos con la misma pasión de un sábado de liga. Las gradas, vestidas con colores diversos, reflejaban la pluralidad de escudos que cohabitaban ese día en el campo. Por una vez, la omnipresente camiseta blanca de la Peña Deportiva no dominaba el paisaje: compartía protagonismo con los colores de clubes de toda la geografía pitiusa.

A medida que las medallas comenzaban a colgarse de los cuellos de los pequeños campeones, las botellas de agua desaparecían de las mesas como si fueran trofeos en sí mismas. La organización, atenta, se multiplicaba para mantener hidratado a un público joven e inagotable. Las entregas de premios se sucedían con ritmo alegre y desenfadado. Las copas eran recibidas entre máquinas de humo y música, dando un toque festivo que encajaba perfectamente con la esencia de la jornada.

Detrás de cada niño que subía al escenario había una historia de esfuerzo compartido. Desde los entrenamientos a horas intempestivas hasta los desplazamientos entre islas, todo ello impulsado por una afición que no ocupa gradas de estadio, pero que llena de vida las bandas de los campos cada fin de semana. Padres, madres, hermanos, abuelos… todos se daban cita, móvil en mano, para capturar ese instante de gloria efímera pero inolvidable.

El evento también sirvió como un discreto pero firme reconocimiento al papel de las familias en el desarrollo deportivo de los más pequeños. Aunque no siempre se lleven el foco, su apoyo es la columna vertebral del fútbol base. Las dificultades económicas, la conciliación de horarios y el acompañamiento emocional son parte invisible del éxito que se celebra en el terreno de juego.

Al cierre de la jornada, los niños correteaban por el campo con sus trofeos en mano como si fueran botines de una batalla ganada con risas y goles. Las fotos en grupo, los abrazos con entrenadores y las miradas cómplices entre compañeros daban forma a una escena que, más allá del resultado deportivo, hablaba de comunidad, valores y futuro. Porque si algo demostró la Fiesta de campeones es que el fútbol base en las Pitiüses está muy vivo. Y lo mejor: con una sonrisa en cada esquina del campo.

Paloma y el influencer dejan huella en Santa Eulària

Una nueva pincelada de espectáculo aportaron al Municipal de Santa Eulària una figura convertida en referente del freestyle y un creador de contenidos que, lejos del postureo habitual, supo contagiar a propios y extraños su pasión por el fútbol base.

Sobre el escenario, Paloma —reconocida freestyler y tres veces campeona nacional en su disciplina— acaparó miradas con malabares, toques imposibles y una mezcla de destreza y elegancia que encajó a la perfección con el espíritu festivo del evento. Su actuación no solo elevó la energía del público, también inspiró a los más jóvenes, que intentaban emular sus movimientos.

Paralelamente, el influencer Gómez Nawer jugó un papel central en la ceremonia. Como embajador de la fiesta, su presencia añadió un aire moderno y cercano. Sin recurrir a gestos grandilocuentes, se limitó a estar entre los niños, acompañar la entrega de trofeos y arropar con humor y espontaneidad a los pequeños futbolistas. Esa naturalidad le hizo ganar simpatías tanto en el césped como en las gradas.

Cuando el deporte forma personas: el modelo Portmany para crecer en valores

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En una era en la que el deporte base se ve desbordado por la urgencia de resultados y la presión competitiva precoz, la S.D. Portmany ha optado por remar a contracorriente. Y lo hace con una convicción firme: antes que campeones, quiere formar ciudadanos. Bajo esa premisa nació “Creciendo Juntos”, un proyecto de formación integral que ha sido presentado como ejemplo de buenas prácticas en las recientes Jornadas sobre entornos seguros y de buen trato a la infancia y adolescencia en el deporte, celebradas en el Consell de Formentera.

Lo que diferencia a esta iniciativa no es su ambición, sino su compromiso real. Raúl Garrido, director de cantera, y Alberto González, coordinador del club, han sido los portavoces de una experiencia que trasciende los límites del campo de juego. “Creciendo Juntos” no se limita a una lista de buenas intenciones; es una hoja de ruta concreta que apuesta por la formación continua de entrenadores y familias, abordando aspectos que van desde la psicología deportiva hasta la nutrición y la preparación física adaptada.

Durante la temporada, se han multiplicado las sesiones formativas y los espacios de encuentro entre club y familias. Estas actividades no solo han aportado conocimiento, sino que han generado una cultura de corresponsabilidad que empieza a marcar diferencias. La inclusión de un Decálogo de Buenas Conductas y la creación de un Comité de Padres representan pasos firmes hacia una convivencia más sana y una comunicación más fluida entre todos los agentes implicados.

El valor de esta apuesta no se mide en trofeos, sino en pequeños gestos diarios: un entrenador que sabe leer el estado emocional de su equipo, una familia que entiende su rol de apoyo, un niño que aprende que competir también es respetar. El modelo Portmany no busca milagros, pero sí transformar el entorno deportivo en un espacio de crecimiento real. Y eso, en los tiempos que corren, es ya una victoria.

En un contexto donde a menudo se desatienden las necesidades emocionales y formativas de los más jóvenes, iniciativas como “Creciendo Juntos” recuerdan que el deporte puede y debe ser también una herramienta educativa. La S.D. Portmany ha demostrado que es posible construir un modelo donde los niños estén realmente en el centro. Y lo ha hecho sin discursos grandilocuentes, pero con hechos concretos.

Porque formar futbolistas es importante. Pero formar personas lo es aún más.

Juventud y proyección para el flanco derecho: Santi Maroto aterriza en la Peña Deportiva

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La Peña Deportiva ya perfila su hoja de ruta para la próxima temporada y ha empezado a mover ficha con determinación. Uno de los nombres en incorporarse al nuevo proyecto es el de Santi Maroto, un lateral derecho de tan solo 22 años que ha ido labrando su camino desde las categorías inferiores hasta consolidarse como un defensor fiable y de largo recorrido.

Procedente del Huétor Tájar, donde acumuló más de 1.200 minutos en el siempre competitivo Grupo 9 de Tercera RFEF, Maroto representa una apuesta por la juventud con recorrido. Su paso por tierras andaluzas ha servido para pulir su perfil ofensivo, demostrando una capacidad notable para sumarse al ataque sin descuidar su labor defensiva.

Pero el viaje del nuevo carrilero peñista no comenzó en el sur. Forjado en la cantera del Getafe, donde se curtió en Liga Nacional y División de Honor durante su etapa juvenil, el madrileño ha transitado por diversos grupos del fútbol modesto español. En la 22/23 defendió la camiseta de la Peña Balsamaiso en el Grupo 16 de Tercera RFEF, para luego dar el salto al Móstoles URJC. Con los mostoleños no solo acumuló experiencia en el exigente Grupo 7, sino que además se coló en un playoff de ascenso que reforzó su bagaje competitivo.

Su llegada a la Peña Deportiva no es casual. El club ibicenco, que se ha caracterizado por apostar por jugadores con hambre y proyección, encuentra en Maroto un perfil que encaja con su filosofía: entrega, juventud y ambición. Un lateral que que promete dejar huella con su despliegue por la banda.

Con el bloque técnico ya trabajando en la pretemporada, la incorporación de Maroto supone una inyección de aire fresco en la zaga. Un refuerzo que no solo suma piernas, sino también mentalidad competitiva. La Peña Deportiva inicia así su nuevo ciclo con una clara declaración de intenciones: crecer desde la solidez, sin renunciar al talento emergente.

Paco Jémez sigue al mando

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En Ibiza no se ha celebrado ningún título ni ascenso, pero la noticia suena a victoria. La renovación de Paco Jémez hasta junio de 2026 tiene algo de conquista silenciosa, de esas que no levantan portadas pero que sostienen los cimientos de un club. En un fútbol cada vez más devorado por el cortoplacismo, la UD Ibiza ha optado por la paciencia y la continuidad, confiando en el hombre que ha devuelto carácter y dirección a un equipo que llevaba tiempo tratando de asentarse con una propuesta firme.

Desde su regreso en noviembre de 2024, Jémez ha ido cosiendo un equipo a su manera, con su sello inconfundible: presión alta, líneas adelantadas, valentía en la salida y un discurso claro dentro y fuera del vestuario. El Ibiza, en muchos tramos, ha sido más reconocible por su intención que por sus resultados, pero ahí radica también el valor de este proyecto. Porque no se trata solo de ganar, sino de saber a qué se quiere jugar, y Jémez lo tiene meridianamente claro.

El club ha querido blindar esa identidad, y lo ha hecho antes de que el tiempo siembre dudas. Renovar a Paco es un mensaje directo a la plantilla, a la afición y a los rivales: este equipo tiene norte, tiene voz, y seguirá caminando con el mismo capitán al timón.

Pero una renovación no es solo una firma; es también un entorno. Y en esa línea, el Ibiza ha movido ficha con sentido. Javier Belman ha ampliado su contrato hasta 2026, una apuesta por la juventud y el compromiso que encaja con lo que pide Jémez bajo palos. También sigue Unai Medina, un lateral de esos que no hacen ruido pero sí vestuario, con 59 partidos a las espaldas y muchas tablas para lo que viene.

La única nota disonante ha sido la salida inesperada de Guillem Molina, que ha decidido poner fin unilateralmente a su etapa en la isla. Una marcha que sorprende más por el modo que por el fondo, y que obliga al cuerpo técnico a mover fichas en defensa. Aun así, el club ha mantenido el tono elegante: agradecimiento y buena suerte. Porque así se hacen las cosas cuando hay proyecto.

Y eso es, precisamente, lo que parece tener este Ibiza: un proyecto. Con sus baches, sus ajustes y sus silencios, pero con una idea detrás. La continuidad de Paco Jémez no es una simple prolongación contractual. Es, en realidad, la confirmación de que el club ha elegido una forma de crecer, una manera de competir y una idea de equipo que va más allá del resultado inmediato.

En un mundo donde los entrenadores duran menos que una racha de victorias, que el Ibiza se aferre a Jémez dice mucho del lugar al que quiere llegar. Porque si algo ha aprendido este club en los últimos años es que sin rumbo fijo, ni la mejor plantilla alcanza puerto. Ahora lo tiene. Y se llama Paco.

El francotirador que sigue apuntando alto

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En un verano donde los rumores y movimientos agitan el mercado de fichajes, el Class Bàsquet Sant Antoni ha lanzado un mensaje claro: el proyecto sigue tan vivo como ambicioso. La renovación de Greg Gantt, una de las piezas más codiciadas del engranaje portmanyí, no es un simple movimiento de continuidad, sino una declaración de intenciones en toda regla.

El escolta estadounidense, con su instinto anotador y una puntería quirúrgica desde la línea exterior, fue la metralla silenciosa del cuadro ibicenco durante el pasado curso. Sus 12,6 puntos por partido, condimentados con un 46,7% en triples y un apabullante 94,7% desde la línea de personal, son solo cifras en un expediente que va más allá de la estadística: Gantt es ese jugador que transforma la energía de un pabellón, que enciende la grada con cada lanzamiento limpio, que entiende el juego como un idioma que domina con fluidez.

En su primera temporada en la isla, el estadounidense no solo encajó en el sistema de David Barrio, sino que se convirtió en una extensión de su libreto sobre la pista. Con 36 partidos disputados y más de 25 minutos de media en cancha, su constancia fue el metrónomo de un equipo que rozó el cielo pero al que, de nuevo, le faltó un punto de fortuna en la lucha por el ascenso.

Ahora, con el proyecto 2025-26 tomando forma, Gantt se erige como el primer gran pilar sobre el que construir la tercera tentativa al sueño de Primera FEB. Le acompañan, de momento, los nombres ya confirmados de Dani de la Rúa y Javi Rodríguez, en una plantilla que apunta a ser tan sólida como el propio carácter del tirador de Florida.

En Sant Antoni lo saben bien: retener talento no es solo una cuestión de números, sino de convicción. Y en Gantt hay compromiso, hambre competitiva y, sobre todo, un liderazgo que trasciende las estadísticas. Su renovación es una victoria en los despachos antes de que empiece a botar el balón.

La Segunda FEB volverá a ser un campo de batalla feroz, pero con el francotirador texano de nuevo al frente, el Sant Antoni ya tiene en su arsenal una de las armas más letales de la categoría. La isla mantiene su pulso por el ascenso. Y Gantt, como siempre, ya está apuntando al aro.

Pedro Parra: experiencia, temple y ambición para el nuevo motor del mediocampo peñista

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La Peña Deportiva suma una pieza de peso a su engranaje de cara al próximo curso. Pedro Parra, centrocampista con un recorrido madurado en las trincheras del fútbol modesto, aterriza en Santa Eulària con el objetivo claro de fortalecer el eje del campo y aportar su versatilidad en una temporada que promete exigencia y altas aspiraciones.

Procedente del Molinense, conjunto del grupo 13 de la Tercera RFEF, Parra se despide de un proyecto con el que rozó el ascenso tras disputar los playoffs y dejar huella como titular indiscutible. A sus espaldas, carga con una mochila repleta de minutos y de aprendizaje, forjada en clubes como el Real Murcia B, Águilas FC, UD Los Garres o el CAP Ciudad de Murcia. Pero si algo define al nuevo mediocentro peñista es su capacidad para adaptarse, su regularidad y su disciplina táctica.

Formado en la cantera del Lorca, donde destacó ya en categoría Nacional con apenas 18 años, Parra dio el salto a la Segunda RFEF con el Atlético Pulpileño en la 21/22, experiencia que le curtó en escenarios más exigentes y ante rivales de entidad. Desde entonces, su trayectoria ha seguido un camino ascendente, con dos años de consolidación en el Molinense que lo han convertido en un jugador con criterio, poso y liderazgo.

La Peña Deportiva encuentra en Parra un perfil que encaja como anillo al dedo en su esquema: presencia en ambos costados del campo, lectura de juego, capacidad de destrucción y llegada desde segunda línea. Pero, sobre todo, un futbolista con hambre de demostrar que está preparado para retos mayores.

La temporada está por escribirse, pero en Santa Eulària ya hay un nuevo nombre llamado a ser protagonista. Pedro Parra no viene a mirar el paisaje, viene a empujar el tren.

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