
La presión a la que están sometidos los futbolistas del Isleño en una temporada para olvidar les hace ser pesimistas. No creen en la salvación y el técnico, David Torres, tiene por delante un importante trabajo psicológico esta semana para levantar los ánimos de los pocos jugadores del primer equipo que le quedan al plantel. Hay entrenamientos a los que solo asisten seis jugadores y el portero, reconocen los propios futbolistas, que aseguran que así es muy difícil alcanzar el objetivo de la permanencia, un poco más lejos tras el inoportuno traspiés ante el San Rafael, 0-2.
El defensa y capitaán del equipo, Javi Escandell, ha comentado al término del encuentro que confía “en los que queda para, con dos cojones, tratar de sacar al equipo adelante” y lograr la salvación en las dos jornadas que restan para que acabe la Liga. Sobre el árbitro, Escandell prefiere no profundizar, aunque comenta que “tendrían que ponerse en la piel de los jugadores” para ver la situación que viven antes de dedicarse “a sacar tarjetas sin pensar”.