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0-2. El Sant Jordi se apaga tras un buen arranque: el Alcúdia golpea y deja en silencio el Kiko Serra

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El fútbol, a veces, tiene esa manera cruel de recordarte en qué lugar estás realmente. El Sant Jordi, que venía encadenando cuatro partidos sin perder y empezaba a creer en una remontada posible, se topó con un Alcúdia directo, efectivo y sin contemplaciones. Un 0-2 que duele más por cómo llegó que por el resultado en sí.

Y es que bastaron poco más de quince minutos para que los mallorquines desarmaran los planes locales. Dos goles casi seguidos, en ese tramo en el que el partido todavía se está moldeando, y la tarde ya se puso cuesta arriba para los verdinegros. El Sant Jordi intentó levantarse, buscó meterse otra vez en el partido, pero le faltó claridad y le sobró ansiedad.

Lo curioso es que el Alcúdia terminó con uno menos, pero ni siquiera esa superioridad numérica sirvió para encender la chispa que necesitaban los de casa. No fue por falta de intención, pero sí de ideas. El equipo empujó con más corazón que cabeza, y eso, en esta categoría, rara vez alcanza para voltear un marcador adverso.

El golpe corta de raíz la pequeña reacción que se había gestado en las últimas jornadas. Y lo hace en el peor momento, justo cuando el margen de error empieza a desaparecer. La salvación sigue estando a siete puntos, y el calendario no espera a nadie.

El próximo partido, además, no es uno más. Llega el Llosetense, un rival directo, uno de esos duelos que pesan el doble. Un partido de esos que no se juegan solo con los pies, sino también con el alma. En el Kiko Serra saben que ahí no valen excusas, ni distracciones, ni medias tintas. Es ahora o nunca.

Quedan jornadas por delante, sí, pero ya no se puede regalar ni un solo minuto. El Sant Jordi tendrá que agarrarse a su orgullo, a su gente, a su fe. Porque el fútbol también se trata de eso: de saber levantarse cuando parece que todo vuelve a ponerse cuesta arriba.

Cuatro contra uno… y aún así manda Bebé

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Hay fotos que no necesitan pie, pero esta lo grita a cuatro voces: una imagen poderosa, eléctrica, que resume lo que significa tener al jugador de la UD Ibiza Bebé sobre el césped. Cuatro jugadores del Intercity tratando de frenar al delantero caboverdiano como si intentaran atrapar el viento. Todos al paso del mismo hombre: el que lleva el 9, el que sacude defensas, el que pone en pie a Can Misses cada vez que arranca con esa zancada de potencia pura y clase desbordante.

Bebé no es un jugador cualquiera. Es espectáculo en carne y hueso. Llegó en invierno y en apenas siete partidos ya se ha convertido en pieza clave del engranaje celeste. Siete titularidades, cuatro goles y una sensación constante: cuando él toca el balón, algo pasa. No hay defensa tranquila ni grada indiferente. Tiene 34 años, sí, pero juega con la energía de un juvenil y la malicia de quien lleva toda la vida burlando marcas.

A sus 1,90 metros, se impone con presencia, pero lo suyo no es solo físico. Su técnica es de escándalo, su desborde una pesadilla para cualquier lateral y su visión del juego, un lujo que la UD Ibiza disfruta como oro en paño. Y para colmo, celebra muchos goles como si fuera un anciano con bastón, como si quisiera recordar a todos que la edad es solo un número y que la experiencia, bien llevada, es un arma letal.

Esta foto es mucho más que una acción de partido: es el retrato de un jugador que genera vértigo, que arrastra rivales como quien arrastra focos de atención, que lleva en las botas ese toque de magia que no se entrena. Bebé es el jugador al que todos miran, el que siempre aparece en la foto… incluso cuando lo rodean cuatro camisetas contrarias.

Porque el fútbol, al final, va de eso: de quienes marcan la diferencia. Y en esta UD Ibiza, el que enciende la chispa tiene nombre, altura y mucho colmillo.

Se llama Bebé… y hay que tener muchas piernas para seguirle el ritmo.

El tiburón deja las redes y se cuela en la grada del Palladium Can Misses

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¿Has visto un tiburón alguna vez en un campo de fútbol? No, no hablamos de un delantero voraz ni de un mediocentro que muerde balones como si fueran sardinas. Hablamos de un tiburón de verdad… bueno, casi. Hoy, en el Palladium Can Misses, la grada se ha convertido en acuario, y la Penya Pagesa ha vivido uno de esos momentos que quedan para el álbum de cromos emocional del aficionado: ¡un tiburón hinchable se ha plantado en la grada general como si fuera uno más del once titular!

Sí, como lo lees. Aletas arriba, sonrisa desafiante y mirada de killer. El disfraz ha sido el gran fichaje de la jornada, el fichaje estrella… aunque no jugó ni un minuto, revolucionó el ambiente más que un gol en el 90′. Porque en Ibiza, el fútbol se juega en el campo, pero se vibra en la grada. Y cuando la grada se transforma en una fiesta con sabor a mar y balón, el espectáculo está garantizado.

¿Y de dónde sale este escualo tan pintón? Todo empezó con una racha: siete victorias seguidas de la UD Ibiza. Siete bocados consecutivos a los rivales. Y claro, en X (sí, lo que antes era Twitter, pero más moderno y con más gifs de celebraciones), empezaron las bromas: que si la UD era un tiburón, que si devoraba rivales como si fueran boquerones, que si mejor no meterse en su pecera…

La chispa la encendió la cuenta @bizarreroo goncha, que empezó a soltar chistes de tiburones con tanto arte que el propio club se sumó a la corriente. ¿El resultado? Un post épico con un tiburón emergiendo del mar con la camiseta celeste puesta, como diciendo: “Aquí estamos… y venimos a merendar puntos”.

Desde entonces, el emoji del tiburón es religión en el universo celeste. Jugadores, aficionados y hasta los community managers llevan su aletita en el perfil como si fuera un brazalete de capitán. Y este domingo, el fenómeno ha traspasado la pantalla: un aficionado anónimo —aunque ya es leyenda— ha hecho realidad el meme. ¡Tiburón en Can Misses! ¡Y vaya ambientazo!

¿Pero sabéis lo mejor? Que esto va más allá del disfraz. Es identidad, es folklore futbolero, es esa magia que hace que ir al campo sea mucho más que ver un partido. Es pasión envuelta en neopreno, es grada que ruge como mar en día de levante.

Eso sí… esta vez el tiburón no pudo pegar bocado. El Intercity se plantó con escamas y espinas, y se llevó el duelo. ¿Pero acaso se mide el impacto de un tiburón solo por los goles? ¿No es acaso más importante que las gradas hablen, que los niños alucinen, que el fútbol se pinte de color y humor?

La UD Ibiza perdió, sí. Pero ganó algo igual de valioso: el nacimiento de una nueva tradición. Porque cuando las mascotas salen del alma de la grada, cuando el fútbol se mezcla con el ingenio popular, nacen cosas grandes.

¿Será este el inicio de una nueva era en Can Misses? ¿Veremos al tiburón en cada partido? ¿Debería tener nombre oficial? ¿Y por qué no una coreografía a lo Tiburón Style? ¿Estamos ante el nuevo tótem celeste?

El balón rueda, los goles van y vienen, pero el espíritu de la grada… ese no hay quien lo pare.

Y ahora, pregunta obligada: ¿Tú también llevas un tiburón en el corazón celeste?

El álbum del partido entre la UD Ibiza y el Intercity se sirve en Teka Tapa: fotos, pasión y sabor local

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¡Ya puedes revivir las mejores estampas del choque entre la UD Ibiza y el Intercity en Can Misses! Las imágenes que laten al ritmo del fútbol, las miradas encendidas en la grada, la pasión celeste en cada rincón del estadio… y todo gracias al patrocinio de Teka Tapa Ibiza, tu punto de encuentro favorito, el templo del buen rollo, donde el balón nunca deja de rodar y las tapas caseras saben a gol por la escuadra.

Disfruta de cada instantánea del partido y de una afición que no falla ni cuando el marcador se pone cuesta arriba. Porque el fútbol también se saborea fuera del campo, y Teka Tapa Ibiza es ese bar de confianza donde cada jornada se vive como una final y cada brindis va acompañado del mejor ambiente de la isla.

Fotos, fútbol y sabor auténtico… ¿se puede pedir más? ¡Pásate por Teka Tapa Ibiza y sigue sintiendo el partido como en la grada!

La UD Ibiza se reencuentra con el éxito y la Penya Independent suma un punto estéril por la salvación

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Víctor M. Victoria La UD Ibiza juvenil se reencontró con el éxito en la Liga Nacional después de asaltar la cancha del Santa Catalina (1-2) y cortar así una racha de cuatro jornadas sin ganar. El equipo que dirige Enrique Rivas se mostró efectivo en todas sus líneas y tras un primer acto muy correcto, asestó un tremendo golpe psicológico a su adversario con el tanto de Javier García justo antes del descanso (44’), cuando las tablas ya parecían seguras. Los visitantes ganaron en confianza después de esta acción y en la segunda parte supieron acometer las intensas tentativas locales, hasta que emergió la figura de Sergio Beltrán para besar con su acierto la malla rival y dejar el partido visto para sentencia (70’). Los celestes, menos efectivos de costumbre cuando actúan como foráneos, se revitalizan con este esperado éxito, que permite alcanzar los 40 puntos en la séptima plaza de la clasificación, a la espera del partido ahora contra un irregular San Francisco B en Can Cantó dentro de siete días.

La Penya Independent cortó también una racha de cinco derrotas consecutivas tras empatar en casa contra el Ciutat de Palma (2-2), si bien el punto sumado resulta insuficiente en la lucha por salvar el puesto en la Liga Nacional. El equipo que entrena Joan Curuné dominó el primer acto del duelo y se fue con ventaja al descanso tras los goles de Santiago Viera (12’) y Marc Córdoba (36’), contrarrestados en parte por el visitante Pedro Krzyzyk (20’). Pero en el segundo tiempo, los locales no aprovecharon las ocasiones de que dispusieron para ampliar la renta y un penalti decretado por el trencilla, Alberto Jerez, permitió al cuadro mallorquín rescatar un punto con el acierto final de Gabriel Sarmiento (71’) para desolación de la parroquia de Sant Miquel de Balansat. Así, los anaranjados se mantienen como colistas con 17 unidades en su casillero, y una larga distancia de once puntos con la zona de salvación. El próximo partido será contra el Andratx, penúltimo clasificado, y que también se está jugando el futuro en la categoría a falta de siete jornadas por disputar.

El Formentera juvenil culmina la remontada ante el Santa Eulalia en un acertado final

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Víctor M. Victoria El Formentera tiró de fe para voltear su partido contra el Santa Eulàlia (3-1) y sumar así su segundo triunfo consecutivo, en un duelo aplazado de la Regional Preferente juvenil, que este fin de semana ha guardado turno de descanso. El equipo rojinegro no estuvo acertado en el primer acto y recibió un golpe de su rival tras el acierto de José Antonio Cabrera (34’), que llenó de nubarrones el cielo de Sant Francesc. Pero el técnico local, Pepe Sala, agitó el banquillo con dos cambios que sentaron bien a su equipo, y llegó la igualada de las botas de Cristian Oancea. Después, el duelo entró en una fase de alternativas y oportunidades hasta que, en los minutos finales, emergió la figura de Mohamed Rida para decantar con su acierto (89’) la balanza del lado formenterer, acción refrendada después con un tercer tanto del atacante Felipe Galavis (90’), para alegría mayúscula de la afición congregada en el Municipal.

Con este nuevo éxito, el Formentera gana en prestaciones y sobrepasa al Luchador en la tabla clasificatoria, para asentarse así en la séptima posición con 29 puntos, a la espera de seguir la buena dinámica el próximo fin de semana contra el potente Ibiza Insular con la casaca de visitante. El Santa Eulàlia que dirige Emilio García Vico, por contra, regresa a la senda de la derrota tras la alegría de hace siete días, y se mantiene en la undécima posición con 15 unidades en su casillero. El próximo adversario será el todopoderoso y líder Portmany, por lo que se presume un duelo muy exigente y complicado para el joven elenco peñista.

La SD Ibiza mete una marcha más y la Peña se topa con el candado ilerdense

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La SD Ibiza ha vuelto a dar un golpe sobre la mesa en su particular carrera hacia la permanencia. En un partido de pico y pala, de esos que se ganan con oficio y pegada en el momento justo, el conjunto rojillo se impuso por 0-2 en el feudo del Terrassa, sumando tres puntos de oro que saben a oxígeno puro. Cruz y Bengoechea, con dos zarpazos en el tramo final, sellaron una victoria trabajada, madura y con aroma a equipo que se cree el objetivo.

Los hombres de Raúl Casañ, que han encontrado el punto exacto entre equilibrio defensivo y verticalidad ofensiva, firman ya su cuarta victoria en los últimos cinco encuentros, una dinámica que les ha permitido dar un salto en la clasificación y, lo más importante, poner tierra de por medio con la zona roja. A falta del resto de la jornada, los ibicencos se sitúan ocho puntos por encima del descenso, una renta que empieza a tener peso específico en el tramo decisivo del campeonato.

No fue un partido brillante, pero sí inteligente. La SD Ibiza supo esperar su momento, resistió cuando tocaba y aceleró cuando el rival mostró las primeras grietas. En el último cuarto de hora, el equipo se soltó las cadenas y golpeó con eficacia quirúrgica. Cruz abrió la lata tras una jugada bien trenzada por banda, y poco después Bengoechea remató la faena con un tanto de killer. El equipo no solo ganó, sino que transmitió la sensación de estar en plena línea ascendente.

Mientras tanto, en Santa Eulària, la Peña Deportiva se quedó con la miel en los labios tras un partido en el que mereció bastante más que un empate sin goles ante el Lleida. El marcador reflejó un 0-0 estéril, pero el fútbol que desplegaron los de Raúl Garrido en la segunda mitad fue para enmarcar. Dominio, llegadas, ocasiones claras y un rival encerrado atrás como si se jugara la vida en cada despeje.

Pero el fútbol, a veces, tiene esos días caprichosos en las que el balón no quiere entrar. La Peña apretó, empujó, propuso y generó, pero se estrelló una y otra vez contra el muro ilerdense. El portero visitante firmó una actuación salvadora y el gol, ese viejo conocido que tantas veces sonríe a los valientes, esta vez le dio la espalda a los de Santa Eulària.

Con este punto, la Peña sigue en la pelea por los puestos nobles, pero con la sensación de haber dejado escapar dos unidades que parecían más que merecidas. Aun así, el juego exhibido invita al optimismo. Si el equipo mantiene este nivel de intensidad y valentía, los frutos no tardarán en llegar.

0-2. Cuando el viento sopla en contra: la UD Ibiza pierde fuelle ante el colista

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En el fútbol, a veces, el que menos tiene que perder es el que más daño hace. Y eso lo ha sufrido en carne propia una UD Ibiza que, cuando tenía todo a favor para meter tierra de por medio en la tabla, terminó mordiendo el polvo en su propio feudo. El colista Intercity, con el agua al cuello y el alma en el alambre, sacó petróleo en Can Misses (0-2) y dejó al líder con cara de circunstancias y un regusto amargo que tardará en desaparecer.

Los celestes desperdiciaron una ocasión de oro para hacerse fuerte en la cima, en una jornada que parecía pintiparada para dar un golpe sobre la mesa. Pero el fútbol no entiende de guiones preestablecidos, y lo que se presumía como un trámite acabó siendo una pesadilla. Un segundo tiempo calamitoso, la expulsión innecesaria de Monju y la falta de colmillo arriba condenaron a los de Paco Jémez, que ven cómo se esfuma una racha de ocho partidos sin conocer la derrota.

Atascados desde el pitido inicial

Desde el arranque ya se intuía que no iba a ser una mañana plácida. El Intercity, lejos de esconderse, saltó al césped con descaro y sin complejos. Los alicantinos merodearon el área con más frecuencia de la esperada, y Luca Storr tuvo en sus botas el primer aviso serio antes de que se cumpliera el minuto 10. Los visitantes olieron sangre ante una UD Ibiza espesa en la circulación, sin chispa ni precisión en los metros de gestación.

Aun así, el conjunto ibicista mostró sus armas a ráfagas. Bebé y Zarzana eran los que más picaban piedra por fuera, buscando desequilibrar en duelos individuales. Pero entre la espesura en tres cuartos y la pólvora mojada de Quique González, las llegadas acababan siendo fuegos de artificio. El balón merodeaba el área rival, pero sin filo, sin mordida. La grada, que empujaba, empezaba a impacientarse viendo cómo el líder se atascaba en la elaboración y naufragaba en el último pase.

Ni Álex Gallar ni Marc Domènech conseguían poner orden en la sala de máquinas, y aunque se acumulaban los centros laterales y las aproximaciones, el gol seguía siendo una quimera. La primera parte se fue al limbo entre el viento, las imprecisiones y una sensación creciente de frustración.

Una segunda parte que se desmoronó en un abrir y cerrar de ojos

El paso por vestuarios no cambió el guion. Gallar tuvo una clarísima nada más arrancar, pero la mandó al limbo. El Ibiza empezaba a estirarse, a empujar con más corazón que cabeza, mientras el Intercity esperaba agazapado su momento. Y lo encontró. La expulsión de Monju fue el punto de inflexión que lo cambió todo. Una falta evitable en medio campo, segunda amarilla y a la ducha. Y a partir de ahí, el vendaval.

En la jugada siguiente, de un posible penalti en área rival se pasó al mazazo del 0-1. Transición fulgurante, Luca Storr se coló por el costado y definió con más fe que técnica ante Ramón Juan. El líder, con uno menos y tocado anímicamente, se quedó a merced del colista. Y cuando aún no se habían repuesto del golpe, llegó el segundo. Montero rompió líneas con una carrera demoledora y finiquitó con sangre fría. Golpe sobre golpe. KO técnico.

El Ibiza, desordenado y sin capacidad de respuesta, se fue diluyendo entre la impotencia y la resignación. Ni los cambios ni el empuje a la desesperada sirvieron para maquillar un marcador que retrató las carencias que parecían olvidadas pero que siguen ahí, latentes. Sin pegada, sin lucidez en el último tercio y con errores infantiles atrás, el líder volvió a mostrar su cara más vulnerable.

Una sacudida a tiempo para corregir el rumbo

Este traspié, aunque inesperado y doloroso, puede servir como un toque de atención en el momento justo. La UD Ibiza sigue liderando la clasificación y mantiene intactas sus opciones, pero necesita reencontrarse con su mejor versión para afrontar el tramo decisivo del campeonato con garantías. El calendario no perdonará más despistes y el margen de maniobra se reduce jornada a jornada. Tocará ajustar piezas, recuperar sensaciones y volver a pisar con firmeza, porque aún queda mucho por decidir… y los perseguidores no levantarán el pie del acelerador.

Pascual mete desarrollo largo en Formentera: piernas, sudor y juego de cadenas en la primera etapa BTT

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Foto de archivo de la Volta Cicloturista a Formentera BTT. Foto: GE Espalmador.

¿Cuánto pesan unas piernas después de 72 kilómetros de BTT sin tregua? Que se lo pregunten a Toni Pascual, que este sábado apretó los dientes, se aferró al manillar como si le fuera la vida en ello y se llevó la primera etapa de la Volta Cicloturista a Formentera BTT. Nada de paseo: esto fue batalla desde el primer sendero. Dos vueltas de pedal más fuerte que el resto, una marcha menos en el alma y una más en el plato, y victoria al saco con un tiempo de 2h56’57’’. Pero ojo… solo un segundo por delante de Efrén Fernández. Un segundo. ¿Qué es eso en bici? Un pestañeo mal medido, una curva trazada con menos garra, una mirada al cuentakilómetros cuando no tocaba. Así de ajustado fue el duelo.

La cosa empezó tranquila, sí, pero ya se sabe cómo va esto: uno cambia el ritmo, otro responde, y de pronto ya hay dos rodando por delante con cara de que no quieren compañía. Y ahí se fueron Toni y Efrén, a base de cadencia y orgullo, sacando hueco al grupo sin mirar atrás. ¿Y detrás? Un segundo vagón con Daniel Costa y Enrique Morcillo, que bastante hicieron con aguantar el tipo y cruzar la meta sin perder el alma por el camino. Nueve minutos después, pero con las piernas igual de reventadas.

La lectura es clara: salvo catástrofe mecánica, resbalón inesperado o pájara del demonio en la segunda jornada, el maillot final se va a decidir entre Pascual y Fernández. ¿Habrá revancha? ¿Cambio de papeles? ¿Alguien se guardó algo para hoy? El terreno hablará.

Y si hablamos de piernas, hay que hablar de las de Laura Ríos. Vaya forma de domar la isla. Tiró de constancia, fuerza y cabeza fría para cruzar la meta con un tiempazo: 3h57’10’’. Lo de ella no fue simplemente ganar. Fue dejar claro que este sábado estaba en otra frecuencia. Ni un cambio de ritmo raro, ni un titubeo en las subidas, ni un despiste en las bajadas. Todo en su sitio. Segunda fue María Magdalena Forteza, pero la diferencia en tiempos lo dice todo: cuando una va fina, va fina.

Por cierto, entre tanto pedal también apareció un tal Purito Rodríguez. Sí, ese. El de las grandes vueltas, el que se hartó de subir puertos a ritmo de metrónomo. Aquí también se le vio sufrir, sudar y sonreír. Porque al final, cuando uno se engancha al mountain bike, da igual si llevas años compitiendo o estás volviendo al barro. La bici iguala. En la montaña, nadie se esconde.

Ahora queda la segunda etapa, ese último cartucho donde todo puede cambiar… o no. ¿Tendrá Pascual más gasolina en las piernas? ¿Le saldrá el día redondo a Efrén? ¿Aparecerá algún invitado sorpresa con las bielas afiladas? Y sobre todo… ¿qué pasa cuando ya no hay margen para regular y toca exprimirse hasta la última fibra?

Este domingo lo sabremos. Hoy, lo único seguro es que las bicis hablaron, las piernas respondieron… y el reloj, como siempre, no tuvo piedad.

¿Y el gol, dónde está el gol? El Portmany se queda a medias, la Penya tropieza y el Formentera resiste en cabeza

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¿Alguna vez has salido del campo con esa sensación de que faltó algo? De que el partido pedía más, pero el balón decidió no entrar. Pues eso le pasó al Portmany este sábado en Sant Antoni. El Municipal se vistió de gala, la grada respondió al llamamiento y el equipo salió con hambre… pero se quedó a media cocción.

Los rojillos arrancaron con buen pie. Vacarini, con ese olfato que siempre huele peligro en el área rival, cazó el 1-0 en el 34’. Todo pintaba bien. ¿Pero qué pasa cuando aflojas un segundo antes del descanso? Pues lo que suele pasar: gol del rival. Julià Maimó, justo antes de que el árbitro señalara el túnel de vestuarios, firmó el empate. Jarro de agua fría y a empezar de nuevo.

¿Y después? Pues lo de siempre: empuje, intentonas, centros al área, corazones en la boca… pero el gol se hizo el sueco. Ni con el aliento de la grada ni con la insistencia de los de casa. Al final, 1-1. ¿Un punto que suma? Sí. ¿Un punto que sabe a poco? También. Eso sí, después de dos derrotas, algo es algo. La próxima parada: Campos. ¿Será allí donde vuelva el Portmany a dar un golpe sobre la mesa?

La Penya pierde gasolina… ¿y el liderato se aleja?

Mientras tanto, la Penya Independent dejó pasar un tren que no pasa todos los días. Visita al Llosetense, partido para dar un puñetazo en la mesa… y acabó con cara de “¿qué ha pasado aquí?”. Porque cuando parecía que al menos se arañaba un empate, llegaron dos bofetadas seguidas: Davis en el 81 y Gálvez en el 90 pusieron el 2-0 que desinfló el globo anaranjado.

¿Qué le está pasando a la Penya? ¿Se le está haciendo larga la temporada? Porque ese liderato que durante semanas tuvo en el bolsillo ahora queda a tres puntos, con el Formentera sacando pecho en lo más alto. Toca reaccionar, y rápido. El próximo examen será en el campo del Mercadal. ¿Presión? Toda. ¿Opciones? Aún muchas. Pero aquí ya no se puede fallar.

El Formentera no falla… y sigue al mando del pelotón

Y hablando del líder, ahí sigue el Formentera, agarrado con uñas y dientes al primer puesto. Esta vez tocó remar en campo ajeno, en Binissalem, y aunque el inicio no fue el mejor (gol local en el minuto 5), los rojinegros volvieron a demostrar que saben sufrir y sacar petróleo hasta del partido más trabado.

Julen Madariaga, con su gol en el 63, puso el 1-1 definitivo y rescató un punto que vale su peso en plomo. ¿Sabías que este equipo lleva ya diez partidos sin perder? Siete victorias, tres empates, y una fe inquebrantable en que este año puede ser el bueno.

El Formentera no solo lidera, sino que juega con la solidez de quien quiere volver a la Segunda RFEF. ¿Lo conseguirá? Aún queda mucha tela por cortar —siete jornadas— pero el equipo de Maikel Romero está en modo apisonadora. Próxima estación: Porreres en casa. Partido de los que huelen a tres puntos si no se tuerce el guion.

¿Quién da el paso al frente ahora?
Con todo tan apretado arriba y abajo, cada punto es oro, cada error se paga caro y cada gol puede valer media temporada. La recta final del curso ya no da margen para despistes. Portmany busca aire, Penya necesita reencontrarse y Formentera quiere acelerar hacia la meta. ¿Estás listo para lo que viene? Porque esto promete emoción hasta el último suspiro.

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