
La Nucía volvió a convertirse en centro del tenis de mesa adaptado español, y allí, entre raquetas y reflejos milimétricos, Alejandro Díaz reafirmó su peso específico dentro del panorama nacional. El deportista ibicenco firmó otro campeonato impecable, sumando dos nuevas medallas que reflejan tanto su presente competitivo como la coherencia de una trayectoria consolidada con los años.
Díaz conquistó el título nacional en dobles, formando una pareja de absoluta fiabilidad junto a Ander Cepas. El dúo se mostró sólido desde el inicio, imponiendo su juego con claridad y gestionando los momentos de mayor exigencia con la templanza propia de quienes ya saben lo que es ganar en escenarios de alto nivel. Cada punto disputado confirmó la buena sintonía entre ambos, capaces de neutralizar a sus rivales con autoridad táctica y precisión técnica.
En el apartado individual, el desafío fue aún mayor. En la clase 8, Díaz volvió a situarse entre los grandes, alcanzando una final que dejó muestras de su carácter competitivo. Aunque la victoria se le escapó en el tramo decisivo, el subcampeonato nacional le sirve para ampliar un palmarés que ya no necesita demasiadas presentaciones, pero que sigue sumando logros con la naturalidad del trabajo bien hecho.
Más allá de los resultados, lo que define a Alejandro Díaz es su regularidad. El ibicenco lleva años manteniéndose en la élite del tenis de mesa español, una constancia que habla del sacrificio silencioso de los entrenamientos diarios y de la mentalidad que le ha permitido prolongar su nivel competitivo temporada tras temporada. No es casualidad que su nombre aparezca de forma recurrente entre los medallistas nacionales; es consecuencia directa de un compromiso sostenido con la mejora continua.
Con este nuevo capítulo, Díaz se toma ahora un breve descanso antes de retomar el trabajo. Porque el calendario no da tregua y los desafíos internacionales y nacionales ya esperan en el horizonte. Como siempre, la ambición del deportista de Ibiza apunta a seguir ampliando sus límites.