La jornada sabatina de Tercera RFEF dejó un sabor agridulce en las Pitiusas. Mientras el Portmany recupera el pulso tras dos tropiezos consecutivos y logra una victoria balsámica por 1-0 en Sant Antoni ante el Son Cladera, el Inter Ibiza continúa su caída libre y volvió a encajar una derrota preocupante, esta vez por 4-1 en el campo del líder Manacor. Dos historias opuestas en un mismo día que reflejan la dispar realidad de ambos equipos a las puertas del parón navideño.
En Na Capellera, el Inter Ibiza apenas tuvo tiempo para asentarse sobre el césped antes de verse con el marcador en contra. Corría el minuto 2 cuando Alarcón inauguró el festival del Manacor, que impuso su jerarquía desde el primer toque. Antes del descanso, Rubio amplió la ventaja y, aunque Facundo acortó distancias mediado el segundo tiempo dando un pequeño halo de esperanza a los visitantes, la reacción se quedó en intento. Marín y Ballester, con dos goles en el tramo final, sellaron una goleada que deja al descubierto las costuras de un Inter que no levanta cabeza.
Son ya seis jornadas sin ganar para el conjunto ibicenco, que sólo ha rascado un punto de los últimos 18 en juego. Lejos queda la imagen competitiva que en algún momento proyectó este curso. Con 17 puntos en su casillero, el equipo dirigido por Carlos Fourcade permanece en la novena posición, pero las sensaciones empiezan a preocupar. El próximo fin de semana, en el cierre del año, recibe al Cardassar con la urgencia de no despedir 2025 en caída libre.
En contraste, el Portmany brindó una tarde de alivio y esperanza a su afición en el municipal de Sant Antoni. Un solitario tanto de Isaac en el minuto 31 fue suficiente para sumar tres puntos de oro ante un rival directo en la lucha por evitar el descenso. El conjunto de Sant Antoni, que venía de dos derrotas consecutivas, mostró una versión mucho más sólida y comprometida, con una defensa seria y una actitud que invita al optimismo.
Con esta victoria, el Portmany asciende a la 14.ª plaza con 14 puntos, rompiendo una dinámica negativa justo cuando más falta hacía. La última jornada antes del parón navideño les llevará a visitar al Santanyí, en un duelo clave para cerrar el año con buenas sensaciones y, por qué no, empezar a mirar con ambición la segunda vuelta.
Así, entre lamentos y sonrisas, los equipos pitiusos vivieron una jornada que deja claro que, en fútbol, las emociones nunca se reparten de forma equitativa.
