El césped del Palladium Can Misses deslumbra: la UD Ibiza recibe mañana al Teruel sobre un terreno de lujo

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Mañana, la UD Ibiza volverá a casa con una energía renovada. El debut de Miguel Álvarez como entrenador llega acompañado de un escenario que roza la perfección: el Palladium Can Misses presenta un aspecto imponente, con un césped tan verde y homogéneo que parece pintado a mano.

Durante las últimas tres semanas, el equipo de jardineros de Royalverd —con Juanma al frente y la ayuda de Miguel y Andrés— ha trabajado a destajo para llevar a cabo una completa resiembra del terreno de juego. No se han colocado tepes nuevos; todo el proceso se ha hecho sobre la base existente, con precisión milimétrica y mucha paciencia. El objetivo: transformar el césped de verano, la variedad bermuda, en su versión invernal, el Ray Grass, más denso, resistente y de un verde intenso que aguanta mejor la humedad y las frías temperaturas de estos meses.

El resultado salta a la vista. El Ray Grass cubre el campo con una uniformidad impecable, y bajo los focos de Can Misses, el terreno brilla con ese patrón de “cuadraditos” que tanto gusta a los futbolistas y aficionados. No es solo una cuestión estética; ese dibujo marca la precisión en el corte y demuestra que el campo respira salud. Juanma lo sabe bien: cada riego, cada corte, cada dosis de abono ha sido medida al milímetro. Él y su equipo han estado pendientes del clima, del drenaje y de la compactación del suelo para conseguir un tapiz perfecto.

De izquierda a derecha: Juanma, Miguel y Andrés, jardineros de Royalverd.

El reto, sin embargo, no ha sido menor. Las lluvias torrenciales que castigaron la isla semanas atrás complicaron el calendario de trabajo. Hubo que esperar a que el terreno drenara y responder con rapidez para que la semilla prendiera correctamente. Juanma comenta que ha sido un año de esfuerzo extra, de ajustes constantes y de noches sin descanso, pero también de satisfacción al ver el resultado.

Desde el punto de vista deportivo, el nuevo Ray Grass aporta una gran diferencia. Su textura más firme y su densidad permiten que el balón ruede con suavidad, sin irregularidades ni botes indeseados. Además, su estructura ofrece una tracción estable, reduciendo el riesgo de resbalones o lesiones musculares. Para los jugadores, eso significa confianza: poder frenar, girar o acelerar con total seguridad.

A todo eso se suma la parte visual, que no es menor. Desde la grada, el verde brillante de Can Misses transmite sensación de profesionalidad y mimo. Es la carta de presentación perfecta para el nuevo ciclo que empieza el equipo celeste. Mañana, cuando el balón eche a rodar ante el Teruel, el escenario estará a la altura del momento.

Para Juanma y su equipo, ese será el verdadero premio: ver cómo el césped responde, cómo los jugadores disfrutan y cómo el estadio vibra de nuevo con el fútbol. Porque detrás de cada partido bien jugado, hay también un campo que lo hace posible.

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