La Peña Deportiva transforma el hospital de Can Misses con sonrisas y fútbol

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En la planta de pediatría de Can Misses, este lunes tuvo un aire distinto. Más ligero. Más alegre. Los niños que pasan estos días entre batas, monitores y visitas médicas recibieron la inesperada compañía de la Peña Deportiva, que llegó cargada de regalos… y de ganas de juego.

Hasta el hospital se desplazaron varios jugadores del primer equipo —entre ellos Marc Fraile, Lautaro y Ale Vera— acompañados por tres pequeños benjamines del club. También se sumaron el preparador físico, el entrenador del primer equipo y la presidenta de la entidad. Un grupo variado que, nada más cruzar la puerta, fue reconocido por los pequeños pacientes, que enseguida se animaron al ver el escudo que llevan en el pecho.

La escena tuvo algo especial. Balones que cambiaban de manos, bufandas que se estrenaban entre risas y álbumes de cromos que despertaban curiosidad al instante. En algunos pasillos incluso hubo espacio para dar un par de toques al balón, como si el hospital se convirtiera por un momento en un pequeño campo improvisado. Las familias, a un lado, observaban cómo esa breve desconexión iluminaba a los niños.

Para la directiva y el cuerpo técnico, la visita también supuso un recordatorio de lo que el deporte es capaz de provocar: ilusión, cercanía, comunidad. Una sensación que el propio grupo de jugadores se llevó de vuelta, consciente de que, más allá de competir cada fin de semana, existen momentos que dejan huella de verdad.

La tarde terminó con fotos, abrazos y el compromiso de volver. Porque lo vivido allí —entre pasillos, peluches y sonrisas tímidas que se hicieron grandes— dejó claro que la Peña Deportiva es mucho más que un club.

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